Bruno
Miro a Gaspar, que asiente, y nos acomodamos junto al demonio. Noto unos símbolos trazados en la arena, alrededor de las brasas, pero no los reconozco. Deduzco que son sigilos.
—Preguntale lo que necesitás saber.
—¿Por qué te veo en mis recuerdos?
—Porque luchamos juntos —contesta Dantalion con pasmosa tranquilidad.
Eso ya lo sé. Miro a Gaspar, frustrado, pero logro controlarme. Ensayamos esto, sabía que Dantalion podía ser tramposo.
—Queremos información sobre los demonios de piedra que aparecen en Costa Santa —me atrevo.
—Son parte de las legiones que comando. Pueden invocarse para protección, para acumular o guardar poder y también para acechar a los enemigos.
—Los está invocando Sebastián, ¿no?
—No soy un soplón. Tenés dos preguntas más. Me estoy cansando.
Mierda, no puedo perder esta oportunidad. Sin embargo, me cuesta concentrarme; me distrae escucharlo hablar como una persona moderna de Argentina. Los otros demonios que me crucé se expresaban de una forma antigua. Al menos eso recuerdo. Sacudo la cabeza, justo cuando Dantalion se gira hacia Gaspar.
—¿No le enseñaste a tu alumno que los demonios hablamos todas las lenguas y cada una de sus variedades? —Se ríe a carcajadas—. De hecho, ni siquiera es hablar lo que hacemos. Así lo ven las criaturas inferiores como ustedes.
Cierro los puños, furioso.
—No te distraigas ni lo enfrentes, Bruno —advierte Gaspar—. Está jugando con vos. No dejes que la conexión se rompa.
Asiento y me recompongo. ¿Qué le pregunto a Dantalion? Necesito saber más sobre mi origen, también sobre mi relación con este demonio y nuestro pasado en común. Sin embargo, sé que ahora lo importante es proteger a Costa Santa.
—¿Para qué están siendo usados tus demonios en nuestra ciudad?
Gaspar asiente, hice una buena pregunta.
—Guardar energía, hacer más magia y proteger a una persona. Contener una fuerza.
¿A quién querría proteger Sebastián? Además de a sí mismo... ¿Y qué es eso que quiere contener?
—A una mujer —agrega el demonio, y se pone a avivar las llamas.
—Dantalion, conocés los pensamientos de todos los hombres —afirmo—. Sé que Sebastián pronto va a invocar a otro dios de los clanes del infierno. Decime cuándo y dónde.
Gaspar sonríe. Parece que volví a hacerlo bien.
El demonio mira el fuego con expresión seria. Después, se levanta y nos da la espalda.
—En el nombre de Samael, a quien pedimos permiso para convocarte, contestanos, Dantalion —dice Gaspar, presionándolo.
El demonio se vuelve hacia nosotros con las manos cerradas. Hace una mueca, molesto.
—No puedo decírselos directamente, por la magia que me vincula al mago. —Me mira—. Pero puedo guiar a ese futuro posible a uno de los miembros de tus huestes.
¿De qué me está hablando? Giro hacia Gaspar, que me observa y asiente.
—Está bien —digo, sin saber qué va a pasar. Entonces, el demonio señala hacia mi izquierda.
El aire en ese lugar se mueve y surge una llamarada transparente, que cobra forma humana. Es Nuriel. Avanza hacia Dantalion, quien se inclina hacia él y parece susurrarle algo al oído.
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Somos Arcanos 2: Secretos que nos unen
Science FictionBruno encontró a su verdadero maestro, pero eso no significa que ser un arcano se haya vuelto más fácil. Y si bien el destino planea que él y Débora se crucen bajo sus formas sobrenaturales, será responsabilidad de ambos descubrir los secretos que l...