Conociendo a los merodeadores (Sirius Black Y Casidi Potter)

Capitulo 3

Cuando Casidi regreso a Hogwarts mantuvo su resto del día con Hagrid en su cabaña tomando té, charlando y acompañados por Fang, no hasta antes de la puesta del sol fue que se despidió prometiéndole al semigigante pasar otro día ha seguir su charla sobre lo increíble que eran las acromantulas (según Hagrid) o lo malvadas y desastrosas que eran (según Casidi).

Tomo una larga ducha, a decir verdad no habia pasado un día tan malo, el haber mantenido su cabeza ocupada y el haber estado acompañada de Hagrid le traía recuerdos de su pasado, y en un momento dado hasta pensó que nada habia cambiado que todo seguía igual y ella se encontraba en su época correcta con las personas correctas, pero todo aquello solo eran sensaciones porqué seguía en el mismo lugar en la época equivocada, comenzo a percatarse que cuando estaba sola se ponia en un mal estado al grado en que las imagenes de las personas muriendo aparecian en su cabeza como en un bucle, odiaba el hecho de saber que ella estaba viva y el resto no (aunque realmente aun nisiquiera nacian) y odiaba la sensacion de soledad.

Salió de la ducha y se vistió con ropa cómoda pero formal, no sabia a que amigos de Dumbledore vería pero no se tenia buen presentimiento de aquello, dejo su pelo suelto con ondas en las puntas, se coloco sus gafas, sus zapatillas y salió por los pasillos, caminaba lento y sin prisa, últimamente su andar era de ese modo ya que no tenia ánimos de llegar a ninguna parte y llegaba a sentir que en cualquier momento sus piernas no soportarían su peso y colapsaría, pero tal vez todo aquello solo eran imaginaciones suyas, dijo la contraseña para la gárgola, subió las escaleras y toco la puerta, pero como no escucho respuesta prefirió adentrarse por si misma.

La oficina de Dumbledore se encontraba como en la mañana, siempre llena de cachivaches y cosas extrañas al igual que estanterías con libros y los cuadros de los anteriores directores, vio el sombrerero en la cima de un ropero y pensó en tomarlo y charlar unos minutos con él para matar el tiempo pero su vista se poso en el papeleo que se encontraba en el escritorio de su director y con la curiosidad a flote decidió hojearlo de paso.

Con timidez movió algunos pergaminos en blanco hasta dar con uno que contenía números y cuentas que no entendía, de hecho veía que aquello parecían unas runas antiguas, desgastadas, y mal echas por que en varias partes se encontraban rayones y tachaduras como si aquello estuviera mal, se encogió de hombros mentalmente y pensó dejar a un lado aquello pero antes siquiera de terminar de dejar todo como estaba se encontró con otro pergamino que se encontraban las mismas runas y tachaduras que el anterior pero este a diferencia de el primero era que uno; la letra era mas fina y pulcra como si fuera hecha por el mismo Dumbledore, y, dos: al final del pergamino en letras grandes y en mayúscula se encontraba una frase:

Teoría del estado de Casidi

Hasta ese momento era lo único que entendía de todo aquel papeleo, pero ¿Qué era eso?  ¿Por que Dumbledore tenia algo de su estado? y ¿Por que ella no estaba enterada de ello?, pensó que talvez eran anotaciones de lo que Casidi le habia dicho o las investigaciones de Dumbledore sobre el viaje y la magia usada, pero por que en ese raro lenguaje y por que Dumbledore no le habia contado aun (ademas de que la chica recordo que por la mañana él habia tratado de ocultar aquello), no pudo pensar mas porque empezó a oír a unas personas charlando y acercándose a el despacho del director así que Casidi como pudo dejo todo en su lugar y salió como alma que lleva el diablo a una de las estanterías de libros para después tomar uno abrirlo en una pagina al azar, justo a tiempo por que la puerta habia sido abierta revelando a la profesora Minerva y a el mismo Albus Dumbledore entrando al lugar.

- Veo que ya esta aquí - dijo con cortesía el dueño.

- Acabo de llegar señor - mintió.

- Bien Minerva seguiremos esta charla otro día - dijo el anciano dirigiendo una sonrisa a la nombrada - No desaparezca del castillo que pronto la solicitaré de nuevo -