Capitulo 47 (Sirius)

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El pelinegro había amanecido con un dolor de cabeza constante y con el cuerpo frió, se quejaba durante todo el tiempo en el que sus amigos estuvieron con el, diciendo sus terribles malestares y las ganas que tenia de morir (el chico exageraba) James y Remus insistieron en que fuera a la enfermería pero como Sirius era el gran y perfecto Black no podía dejarse ver de manera débil y enferma ante sus admiradoras y por esa razón termino por quedarse solo en su habitación cuando sus compañeros partieron a el desayuno.

Se levanto con pesar y soltando unas cuantas maldiciones se encamino al baño para darse una ducha de agua caliente tratando de que se reconfortara y tranquilizara, arrastro la cobija y no se molesto en tomar ropa (ya que estaba en su habitación y estaba completamente solo) miro su aspecto (cabello despeinado y mejillas rojas) para posteriormente quitarse la ropa con lentitud y prender su bañera con agua caliente, los vapores pronto inundaron el cuarto y el aire se volvió cálido.

- Que delicia - dijo el pelinegro cuando su piel toco las gotas, movió su cabeza disfrutando el chorro de agua y tomo el jabón para lavarse el rostro - Un hipogrifo se columpiaba sobre la tela de una araña... dos hipogrifos se columpiaban... - empezó a tararear y a cantar una canción sin importancia.

Duro varios minutos solo disfrutando el baño, disfrutando de el agua recorrer su piel, los vapores abrazándole y el dulce aroma de los jabones y hierbas, se llevo el cabello detrás de la oreja (ya que le estorbaba) y con ese simple acto le recordó algo, en su mente se le vino la imagen de las veces en el que el mismo había echo eso pero con Casidi, el retirarle su enmarañada cabellera detrás de la oreja cuando esta estaba leyendo o cuando tenia su rostro lo suficientemente cerca para ver sus pecas.

Sirius sonrió sin ser consciente y recargo sus enormes brazos en la pared mientras que el agua le caí sobre la cabeza y espalda, cerro los ojos y el color rojo fue lo primero que se le vino a la mente, recordó cuando el día anterior estaban bajo la luz de las estrellas y la luz de la luna, la piel pálida de Casidi se veía tersa y suave, sus pecas parecían lucesillas adornando su rostro y su mirada perdida en el cielo le provocaba una sensación en Sirius diferente, ya no sentía la calidez del agua o los vapores, ahora sentía su estomago revuelto y un calor que subía y bajaba sobre su sangre, como si recorriera cada parte de su cuerpo desde sus extremidades mas pequeñas, no podía dejar de sonreír al ver a Casidi en sus recuerdos y su respiración se volvió lenta, se había olvidado de su dolor de cabeza por que solo recordaba las veces que vio la sonrisa de la pelirroja, dejo de escuchar el agua caer y salpicar por que solo escuchaba la risa de su amiga, tiro el jabón para llevarse la mano a la boca pensando en el beso que alguna ves le había dado, las gotas se volvieron los toques que alguna vez Casidi había echo y el aroma de los jabones y hierbas se mezclaron para transformarse en el aroma de ella (claro todo en la mente de Sirius) la imagen de Casidi con el vestido rojo de navidad en la casa de los Potters, o el vestido verde en el baile de las eminencias, el vestido azul en el baile de Hogwarts y la imagen de cuando se habían besado apasionadamente en el aula de pociones antes de ser interrumpidos por Peter se le vino a la mente.

Aun con los ojos cerrados, la pequeña sonrisa, el revoltijo en el estomago y pesando en Casidi bajo la mano de sus labios lentamente, sin ser consiente toco su barbilla bajando por su cuello, sintiendo el recorrido imaginando la propia mano de la pelirroja, bajo por su pecho, por sus músculos hasta llegar a su estomago, se imagino a Casidi de pies a cabeza, con esos lindo vestidos que solía usar, con el cabello alborotado, sus enormes anteojos y Sirius bajo la mano un poco mas, la bajo al punto en el que el sol no tocaba esas partes, en donde sentía mas placer y felicidad, pero antes de poder hacer un solo movimiento solo siendo rosado por uno de sus dedos un toque en la puerta lo hizo hacerse hacia tras e interrumpir su pecado.

-¿Sirius estas bien? - la dulce voz de Casidi sonó del otro lado de la puerta y por la sorpresa, los nervios y el miedo Sirius soltó una maldición camino hacia tras y cayo sobre si mismo aplastandose el tobillo.

Conociendo a los merodeadores (Sirius Black Y Casidi Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora