Capítulo 5

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Abrió los ojos, pero se arrepintió al instante de ver una fuerte luz que le hizo volver a cerrarlos. Su cabeza dolía como los mil demonios y sentía unas inmensas ganas de vomitar. Se volteó hacia el lado izquierdo y por fin,abrió sus ojos.

Se encontraba en su habitación, lo que era un misterio. Probablemente alguien que le conocía lo encontró desmayado y lo llevó ahí, o bien llamó a su madre para que fuera por el. No le interesaba de todos modos así que se irguió en la cama ignorando su aún fuerte dolor de cabeza.

Lo primero que hizo fue ir al baño y lavar su rostro repetidas veces, creyendo que aún tenía sangre en este, cuando se creyó completamente limpio, tomó rumbo hacia la cocina. Tenía unas inmensas ganas de comer, solo había desayunado y al parecer, ya era tarde por lo que su estómago estaba reclamando.

Volvió sus pasos una vez haber entrado a la cocina cuando escuchó la risa de su madre acompañada de una un poco más grave. ¿Acaso su padre había vuelto? ¿Sería Jarvis que volvió de sus vacaciones?

Se ocultó detrás del umbral de la puerta que daba hacia el salón donde su madre estaba tomando té con quien aún no reconocía. Pero lo reconoció inmediatamente al escuchar su voz. Negó varias veces, el no podía estar ahí, quizás estaba soñando y aún seguía desmayado en la calle. Se pellizcó para confirmar lo que realmente veía, maldijo en un susurro, él lo había visto en uno de sus ataques, el había descubierto su enfermedad. Debía irse de ahí, debía volver a su habitación pero su madre lo vió en ese instante.

Su madre le llamó justo cuando iba a volver.

—Anthony, que bueno que despiertas ¿Qué tal te sientes, querido?

Sólo asintió con la cabeza fingiendo una sonrisa, por alguna razón, las preguntas como: ''¿ Qué hace el aquí? ¿Le dijiste algo?" morían antes de siquiera pronunciarlas.

—Stevie te trajo hasta aquí, deberías agradecer su buena acción, Tony—le dijo su madre.

''Si supieras que buenas acciones a hecho'' pensó en decirle Tony, pero aún tenia algunas preguntas que debían ser atendidas. Camino hacia ellos y apoyó una mano en la silla color caoba.

—T-t-tu... ¿Se conocen?—logró balbucear sacando una carcajada en el rubio.

María asintió.

—Es hijo de Sarah, ¿la recuerdas?

Quién carajos es ella, quiso decir, pero guardo silencio nuevamente. Limitándose a asentir con una sonrisa fingida.

Ya no soportaba un momento más ahí por lo que balbuceó un ''tengo que descansar'' y trató de retirarse a su habitación, pero su madre no le dejó. Lo obligó a sentarse a un lado de Steve y acompañarlos en el té, tampoco se objetó, tenía muchísima hambre. Le pidió a la sirvienta traerle un plato con muchas donas de distintos sabores, lo devoró en un santiamén siendo observado con reproche por parte de su madre y aún más cuando soltó un ''lo siento'' con la boca llena.

—Creo que ya debería retirarme—anunció Steve—, gracias por todo María.

—Te acompaño—dijo Tony de pronto, sorprendiéndose incluso a si mismo.

Steve no dijo nada y le dio un abrazo a la mujer antes de comenzar a caminar hacia la salida, Tony tuvo que casi trotar detrás de él. Una vez que llegaron a la puerta lo empujó y cerró la gran puerta cuando él estuvo afuera.

—Escucha, Rogers—comenzó—. Se que nuestra relación es como la mierda, pero, si hay algo de bondad en ti, por favor, no le digas a alguien sobre lo de hoy.

—¿Sobre qué?

—Sabes de que, no te hagas.

—¿Por qué no quieres que se enteren? Tony, aunque no lo creas, me preocupe.   Los demás deberían saberlo por si te ocurre esto en la escuela.

Tony negó.

—Para eso está Loki—dijo—, por eso siempre está conmigo. Pero, entre menos personas lo descubran, mejor.

Steve frunció los labios y arrugó ligeramente su nariz.

—Lo pensaré.

Y sin decir más tomó rumbo hacia su auto y se marchó. Cuando ya estuvo a unos varios metros de distancia Tony levantó su dedo del medio, sabía que no podría verlo, pero su enemistad aún seguía.

—¡Anthony Edward Stark! Baja ese dedo.

Asustado, hizo lo que su madre ordenó y al entrar a casa se llevó una buena reprimenda. No solo por hacer gestos obsenos, sino también por no tener una dosis extra en su mochila de su tratamiento. Prometió cumplir con todo lo ordenado y se fue a descansar a su gran cama color burdeo. El sueño no llegó rápidamente, por supuesto, había descansado toda la tarde y, probablemente mañana Fury le regañaría por no asistir a su debido castigo. Con sólo pensarlo le daba pereza ir mañana a la escuela, quizás al despertar inventaría alguna que otra excusa paro no asistir.

(...)

Lo que tenía planeado no resultó como esperaba, su madre no creyó ninguna de sus excusas y le sacó de la cama a rastras. Iba a reclamarle pero al ver la expresión de enojo en la cara de la mujer hizo que se resignase y tomara camino al baño para tomar una ducha, que extendió lo más posible, ya que aún no quería asistir a la escuela, salió con una toalla blanca envuelta en su cintura cuando la rubia le gritó que si no salía lo sacaría a chancletazos de ahí.

Una vez que se sintió listo (luego de desayunar y cepillar su dientes), tomó de mala manera la aza de su mochila y la puso en su hombro derecho, besó la mejilla de su madre como despedida pero esta le siguió hasta la puerta.

—¿Por qué me sigues? ya me estás dando miedo, mamá.

Ella rió sonoramente.

—Me aseguró que vayas a la escuela.

Tony bufó molesto y cuando iba a girar la perilla un claxon sonó, María le empujó levemente de la puerta y abrió ella. La quijada de él castaño llegó hasta el suelo al ver quien estaba afuera.

—Stevie—saludó la rubia mientras iba en su dirección, al llegar le besó sonoramente la mejilla—. Gracias por esto, espero que no sea una molestia.

El rubio le aseguró que no lo era y que podía pedirle favores cuando quisiera. Tony no entendía que era lo que ocurría, tampoco tenía ánimos de preguntar así que lentamente volvió sus pasos hacia atrás y trató de cerrar la gran puerta.

—Alto ahí, Anthony, ven aquí.

La voz de su madre sonaba estricta y Tony se preguntó cómo es que le vió siendo que aún estaba de espaldas, pero obedeció en silencio y se quedó en los escalones con los brazos cruzados.

—Steve te llevará hoy a la escuela, hijo—dijo, haciendo que su hijo abriera los ojos—, y más vale que no protestes.

Tony rió nerviosamente antes de decir: —Claro que no.

—Claro que si—dijo Steve quien se había mantenido cayado—, no es problema para mí.

María le dio una sonrisa sincera de agradecimiento, cuando veía a ese chico parecía que expulsaba amabilidad. Tony pensaba todo lo contrario, el solo expulsaba maldad.

—Me niego—dijo el castaño sin más y tomó asiento en los escalones.

María, harta de la situación le tomó por la oreja y sin importarle los quejidos de dolor de su hijo lo subió al asiento del copiloto. Este se sobó la oreja cuando su madre se alejó y maldecir en voz baja, la mujer hizo oídos sordos a eso, les deseo un buen día a ambos y desapareció una vez que estuvo dentro de la casa.

Steve subió al auto sin decir palabra alguna pero con una sonrisa burlona.

—Si no dejas de sonreír te romperé tus perfectos dientes—le amenazó el castaño.

—¿Crees que mis dientes son perfectos?

—Cierra la boca, idiota—dijo y se hundió en el asiento.

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Hola chikibabys, un nuevo capítulo por aquí. Estoy muerta de sueño pero aún así me esforcé, así que, disculpen si no es tan bueno.

Respondo cualquier duda, también pueden dejar alguna sugerencia.
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