Capítulo 18

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Jarvis guardó silencio y le ayudó a incorporarse, así fue como le llevó hasta su habitación en donde le esperaba un Steve bastante preocupado. No era menos, incluso él había oído los gritos, no con claridad, pero si los había oído. Le agradeció mentalmente que no le hiciera ningún tipo de pregunta y solo lo estrechara entre sus brazos. Intentó retener sus lágrimas pero le fue más que imposible, aún así él otro no habló, sólo le acarició el cabello y de vez en cuando le besaba tiernamente su cabeza.

Su mayordomo volvió a ingresar a la habitación pero esta vez con una bandeja en la cual venía el desayuno para ambos, Jarvis le dio una cálida sonrisa antes de retirarse. Tony no dijo nada y comenzó a comer, pero la preocupación aún estaba en Steve.

—¿Estás bien?

La pregunta hizo que Tony alzará su cabeza, le miró por breves segundos y luego asintió. Él rubio no dijo nada, también asintió pero para sí mismo. No obligaría a su castaño a hablar, se notaba a leguas que el tema le parecía bastante doloroso.

El desayuno siguió en un gran silencio. Que se rompió en cuanto Tony comenzó a toser desesperadamente. Steve por poco y lanza lejos la bandeja para acercarse a ayudarle.

Sangre abundante comenzó a brotar de los hermosos ojos mieles, y su boca se abría en busca de grandes cantidades de oxígenos. Steve rápidamente se levantó a revisar los cajones uno por uno hasta que por fin dio con la adorada jeringa, con completo cuidado la inyectó en el cuello de su novio quien poco a poco comenzó a estabilizarse. Le ayudó a levantarse lentamente.

—Iré a darme un baño—anunció Tony—. Jarvis dijo que ya traería tu ropa.

Steve asintió y dejó un beso en su frente. Dejó escapar un suspiro cuando el castaño ingresó al baño, justo en ese momento su celular vibró notificándole una llamada. Lo miró por breves segundos, no quería contestar, lo que menos quería en ese momento era tener que soportarla pero aún así respondió.

—Sharon—saludó.

—¿Qué tal, mi amor?se escuchó la voz coqueta desde el otro lado.

Steve suspiró agotado.

—¿Tengo que recordarte que terminamos?

Vamos Steve, tu bien sabes que ambos nos extrañamos. ¿No quieres dejar ya esta patraña y venir? Mis padres no están en casa.

—Basta—cortó—. Sabes bien que ahora estoy con Tony, sabes bien que las relaciones se respeta así que ten un poco de dignidad.

Estaba por cortar cuando la rubia dijo algo que le hizo punzar el pecho.


***


—No te vayas—le pidió Tony subiéndose a su regazo y abrazándole.

Steve rió y le besó el cuello coquetamente.

—Amor, sabes que tengo que ir a mis entrenamientos. ¿No te gustaría salir con un perdedor, cierto?

Tony negó.

—La verdad, no me interesa como te llamen; ganador o perdedor... aún así te quiero.

Se apartó del cuello del castaño y le miró a los ojos, sus labios se curvaron para después plantarle un largo beso.

—También te quiero.

Luego de una larga sesión de besos, Tony por fin dejó ir a Steve. El castaño sonrió inconscientemente cuando quedó solo y se subió nuevamente a su cama para luego abrazar su almohada. Fue ahí cuando comenzó a pensar en todo lo sucedido. Es increíble como un lindo momento se puede arruinar en un segundo por una mala decisión.

7 mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora