Capítulo 10

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Ingresó al baño lo más silenciosamente posible, no quería incomodar al castaño. Se agachó un poco para ir revisando los cubículos, el último estaba ocupado, y sabía perfectamente por quien, conocía esas zapatillas a la perfección.

Aclaró su garganta.

—¿Tony?—le llamó, pero sólo obtuvo silencio—¿Tony?—volvió a repetir.

El silencio se rompió al escuchar una respiración acelerada, delatando al castaño quien si están dentro del cubículo. La respiración comenzó a escucharse cada vez fuerte, como si estuvieran quitándole el oxígeno.

La idea de que Tony estuviera teniendo otro ataque comenzó a alterarle.

—Tony—le llamó—, Tony por favor abre.

No obtuvo respuesta, pero sintió movimiento dentro del cubículo, una mochila estaba siendo abierta y al parecer rebuscaba algo en ella. Steve comenzó a alterarse y pidió otra vez a Tony que abriera la puerta.

Pero siguió sin obtener respuesta. Se agachó para intentar que el otro le viera pero se paralizó al ver varias gotas de sangre. Se paró de inmediato.

—Tony ábreme o derribaré esta puerta—dijo mientras daba dos golpes fuertes en la puerta.

Retrocedió unos pocos pasos para impulsarse cuando la puerta fue abierta dejando ver un Tony pálido, con manchas de sangre y regulando su respiración.

—Te odio—soltó sin más este en cuanto pudo respirar bien—. Siempre que estás cerca de mi los ataques aumentan.

Steve guardó silencio, pero lo pensó, era verdad, las pocas veces que había estado junto a Tony siempre este terminaba con un ataque.

—¿Te sientes mejor? ¿Quieres que llame a tu madre?

Anthony negó y pasó por su lado directo a los lavabos, le vió lavar su rostro con una fuerza bruta.

—Estoy mejor.

—¿Seguro?

—Si.

—No lo pareces.

Tony bufó.

—Se que estoy bien, Steve—dijo para luego pasar su mano por la llave aún abierta y lanzarle agua en el rostro a él rubio.

Este cerró los ojos por precaución y abrió su boca sorprendido. Al abrir sus ojos vió a Tony con una sonrisa burlona , sin esperar más abrió la llave más cerca de él y lanzó agua de vuelta al chico.

—Eres un idiota, me cayó en el ojo—dijo, preocupándole, se acercó a él para checar su ojo pero Anthony sonrió malévolo y le lanzó agua.

Una guerra comenzó, ambos se encontraban totalmente empapados. Aprovecho cuando el otro se pasó las manos por su rostro quitando el agua para tomarle por la cintura y acercarle.

Le pareció tierno cuando el castaño se sonrojó hasta las orejas, y aún seguía con los ojos cerrados. Acercó su rostro un poco, aún necesitaba respuesta de la duda que le dejó Bucky.

—Así que...¿no tengo nada malo?—no obtuvo respuesta— Yo añadiría obsesivo.

Anthony abrió los ojos.

—¿Qué, porqué?

—Porque me obsesione con mi enemigo—confesó.

Tony tragó duro, al parecer logró su cometido, si era verdad la lista del chico. Una de sus manos dejó la pequeña cintura y subió hasta el rostro del ojimiel dando una pequeña caricia en la mejilla izquierda. Acercó sus rostros un poco más, aprovechando que el otro aún no se alejaba, sus labios estaban apunto de rosarse, ya podía sentirlo. Esos labios que quiso probar desde el momento cuando le conoció, cuando le arrojó la malteada. Le pareció lo más bello que no tuviera miedo de él, aún así cuando descubrió su enfermedad. Cerró sus ojos cuando ya no quedaba nada y un hormigueo subió a su pecho cuando por fin los rozó, aquellos perfectos labios se movían en sincronía a los suyos, celebró mentalmente cuando sintió los brazos de Anthony rodearle el cuello y profundizar aún más el beso.

7 mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora