Capítulo 24

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—¿Qué está pasando?—preguntó Quill al ver un gran alboroto.

—Este quiere infiltrarse en la fiesta, señor.

Su ceño se frunció, y una vez que el supuesto infiltrado dejó de luchar con el otro guardia pudo ver quien era.

—No es un infiltrado, John, es el novio del cumpleañero.

Él guardia se disculpó y le dio la orden al otro de soltar a Steve, quien, enojado, se arregló la chaqueta. Parecía cansado y estaba lleno de sudor.

—¿Acaso corriste una maratón? Porque si fue así elegiste el peor día, le prometiste algo a Tony y ni siquiera llegaste.

—Pero estoy aquí.

Quill le dio una mirada de advertencia.

—No fue voluntariamente ¿ok?, fui por su regalo y no estaba listo, luego me quedé atrapado en el tráfico. Tuve que llamar a Buck que fuera por mi, intercambiamos ahora él está en el tráfico y yo me vine en su motocicleta. Y no lleve mi teléfono para avisar, cuando Buck llegó intenté llamar a Tony pero me envió a buzón y...

En ese momento María hizo acto de presencia.

—Steve—dijo sorprendida—, creí que Tony estaba contigo.

—¿Qué?—respondió Steve, aún alterado—Acabo de llegar.

María se dirigió al guardia y Peter hizo una mueca cómplice.

—Dijiste que Tony se fue con Steve.

—Pero si se fue con él, señora.

—Querrás decir, Stephen.

El guardia se encogió de hombros. Steve pudo sentir como el aire se volvía cada vez mas pesado, ¿realmente Tony se fue con ese idiota? no lo creía, después de todo el no estaba invitado a la fiesta. Peter lo empujo hasta que llegaron al patio principal, donde este comenzó a hablar.

—Tenemos que ir en busca de Tony. Lo vi bebiendo una botella de whisky, seguramente esta borracho y que cosa puede ser capaz de hacer Strange.

De solo oírlo el rubio tembló de rabia, el idiota de Stephen siempre querría quitarle a su novio, pero no iba a permitirlo. Ese chico de ojos mieles es lo mejor que le ha pasado en años, él pudo hacerlo cambiar. No podía dejar que se lo arrebataran.

Asintió, y le dijo a Peter que le siguiera.


***


—Wow, es muy lindo—exclamó Tony al ¡ver el gran pent-house de Strange.

Stephen le dio una sonrisa y luego desapareció por las escaleras. Mientras tanto el se dedico a recorrer el gran lugar. Todo se veía pulcro, incluso era capaz de ver su reflejo en el piso. El no podría tener su hogar así de limpio si viviera solo y mas aun lejos de sus padres.

Terminó en el gran balcón que poseía el pent-house. Toda la ciudad podía verse desde ahí, eso le recordó el hermoso paisaje que tenia cuando vivían en la gran mansión en Malibú. A veces extrañaba tener vista al mar, pero por lo menos aquí la cambio por muchos kilómetros de cesped verde.

Volteó con una sonrisa cuando escucho a Strange llegar a su lado. Este le tendió una sudadera y un pantalón negro.

—¡Hey! conozco esta sudadera, fue la que nunca quisiste darme.

Ambos rieron.

—No te la di porque tiene el estampado de una de mis bandas favoritas. Pero por ser tu cumpleaños, dejare que la uses por esta noche.

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