Capítulo 23

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Bufó exasperado, eran exactamente las 8.30 y Steve no aparecía por ningún lado. La fiesta había comenzado a las ocho, y él no había estado ahí para evitar el incomodo reencuentro con su hermanastro. Apretó sus puños al recordarlo, le enojaba lo tan descarado que era como para aparecer como si nada luego de matarlo prácticamente.

Peter apareció a un lado de él, diciendo que estaban por servir la comida. Sólo le esperaban a él. Gruñó y luego siguió a su primo al gran salón donde ya todos estaban en sus respectivas mesas. Para el colmo, en su mesa estaban la persona que menos quería ver. Lo único que agradecía era que tenía que sentarse entre Peter y Steve, quien aún no aparecía.

En cuanto tomó asiento apareció la hilera de meseros con la comida. Optó por guardar silencio, pero aún así todas las miradas estaban sobre él. Frunció el ceño al notar que había una infiltrada en su mesa. Era una chica castaña, con excelente estado físico, sonrisa hermosa, para ser sincero era muy linda. ¿Quién era ella? Su madre pareció leer su mente ya que inmediatamente la presento.

—Anthony, permiteme presentarte a Margaret Carter.

La chica castaña inmediatamente le sonrió. Se veía de aproximadamente unos veinteiseis años. Tony le lanzó una de sus sonrisas encantadoras.

—Discúlpame por no saludarte como se debe, pero es que estamos a una gran distancia—dijo al notar que ella estaba bastantes puestos más allá.

Ella rió.

—No te preocupes. Por cierto, puedes decirme Peggy. Y te deseo un feliz cumpleaños.

—Aw, gracias—dijo Tony—. Esta chica si que sabe de modales. Por cieroto, ¿de dónde la conocen?

Sus padres se tensaron, al igual que Peter. Alzó una ceja esperando la enigmatica repsuesta. Fue su hermano quien se atrevio a hablar luego de dar un carraspeo.

—Anthony, ella es mi prometida. Nos casaremos en dos meses.

Él castaño menor quien estaba bebiendo agua la escupio por accidente a la persona que estaba frente el, quien para su mala suerte era Howard. El mayor con la poca dignidad que le quedaba tomo una servilleta en silencio y se limpio el rostro. Tony se disculpo con todos al notar la mirada de su madre.

—No creí que fueras de los que se casan, hermano—dijo con ironía—. Normalmente siempre traias a una chica distinta cada semana.

—¡ANTHONY!

Su nombre ya estaba gastado de tanto que sus padres le gritaban. Se tragó otros de sus comentarios ironicos y se concentro en su comida, pero le fue un tanto difícil ya que la silla que pertenecía a Steve a su lado aún estaba vacía.

Ya casi sin apetito, comenzó a buscar en que mesas habían quedado sus amigos. Abrió sus ojos con sorpresa al notar a los padres de Steve unas mesas más allá, pero, el rubio no estaba con ellos. Incluso la pequeña Arya estaba ahí.

Pidió un minuto y se dirigió a la mesa de sus suegros. Sarah, al verlo, se levanto inmediatamente para apretarlo en un gran abrazo; la pequeña Arya hizo lo mismo y por último Joseph también lo abrazo pero no con tanta intensidad como las dos mujeres. Pero aún así pudo sentir el cariño. Tomó asiento por unos breves momentos a su lado.

—Les agradezco por venir—dijo al mismo tiempo que le daba un ligero aprenton en la mejilla izquierda a la pequeña rubia—. Y Steve? ¿Llegará tarde?

—Nos preguntabamos lo mismo querido—respondió Sarah—. Se fue media hora antes de casa por que dijo que necesitabas su ayuda. Pero no lo he visto desde que llegamos.

Una gran punzada de preocupación atraveso su pecho. ¿Y si algo le paso a Steve? ¿Algún accidente? ¿Y si lo secuestraron? En menos de un minuto ya estaba palido, los Rogers se levantaron en su ayuda pero les dijo que estaba bien. Fue directamente a su mesa y tomó a Peter de una oreja, para luego dirigirse a la cocina donde estaba todo el personal.

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