Capítulo 19

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—Stephen, ¿qué haces aquí?—preguntó luego de un largo silencio que dejó Loki cuando anunció que iría al baño.

Los pasillos estaban vacíos, todos estaban en sus respectivas clases. Claro, excepto ellos que tenían un permiso para no asistir y darle un recorrido a Strange. En realidad solo Loki tenía el permiso, Stark se había colado, necesitaba saber que hacía su ex-novio aquí.

—Creí que lo sabías—bromeó, pero al ver la cara de desconcierto del otro borró su sonrisa—. Estoy de intercambio, quise vivir la experiencia de estudiar en una escuela pública y me sorprende mucho que estes aquí.

Tony hizo una mueca y asintió.

—Iba a estudiar en casa pero mamá se negó y me inscribió aquí.

Fue el turno de Strange para asentir. A decir verdad, le sorprendía la situación. Se encontraba hablando con su ex pareja y se encontraban en una situación para nada incómoda.

—Hace tiempo que no te veía—dijo el otro haciendo que Tony le mirara—, me alegro que estés bien, aunque estás mucho más delgado que la última vez que te vi ¿seguro que estás bien?

El castaño y rió, lo cual le encantó a Stephen en los últimos meses lo único que quería era ver esa brillante sonrisa.

—Ya te crees doctor y aún no ingresas ni a la universidad.

Ambos rieron. Justo en ese momento llegó Loki para seguir con el recorrido del edificio oeste, a mitad del recorrido el pelinegro sintió que estaba sobrando ya que los otros dos solo hablaban cosas del pasado, fue así como se excusó diciendo que tenía que entregar un proyecto súper importante y pedirle a Tony que siguiera el recorrido.

Este no se objeto y le deseo suerte para el proyecto inexistente. Iba de camino a la biblioteca cuando un gran cuerpo irrumpió su paso.

—Muévete, mastodonte.

—Hola, Loki—saludó el otro.

El pelinegro volvió a insistir que se moviera pero este no quería dejarle pasar.

—Quiero hablar contigo sobre lo que ocurrió en tu cumpleaños.

—No pasó nada.

Thor río.

—¿A sí? Entonces explícame cómo es que desperté en tu cama y ambos desnudos.

Loki le tapó la boca y miró para todos lados antes de encerrarlos a ambos en el cuarto del conserje.

—Y... ¿sales con alguien?—preguntó Tony.

Stephen negó.

—Siendo sincero, nunca pude estar con alguien después de ti.

El castaño hizo una cara de confusión. ¿Acaso nadie quiso estar con él? Era algo que veía imposible, es decir, Stephen tenía un buen físico que conocía a la perfección además de poseer una mirada encantadora y su cabello era espectacular. Tenía buenos modales, ¿cómo no estuvo con nadie después de él?

—¿Quieres saber porqué?

De pronto Stephen se acercó de manera muy peligrosa, lo que le hizo retroceder tanto que llegó a chocar con la pared. Sus mejillas se tiñeron de un color carmín e intentó empujarle para escapar de ahí.

—Te diré porque, Tony—comenzó—. Tú eres irreemplazable, te amo desde que éramos niños. ¿Cómo podría olvidarte tan fácilmente? Dime. Cada vez que alguien se acercaba solo podía verte a ti, una vez casi estuve con una chica pero le dije tu nombre y ella se enfadó. No me importa si ya no me amas, pero haré que lo hagas de nuevo, Tony. Porque tú y yo estamos destinados a...

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