Parte 1

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Vergil alza la mirada para ver el gran anuncio frente a él "Devil May Cry" se lee en el letrero rojo neón.

-Nada mal- me escucha decir, su boca forma una mueca y puedo ver como empieza a alejarse, caminando hasta llegar a las escaleras del lugar. Vergil toca la puerta como cualquier otra persona normal.

La tensión puede sentirse en el ambiente, su mano reposando sobre la empuñadura de Yamato, la mirada fija en la puerta y los labios rectos intentando ocultar cualquier expresión.

La puerta de madera se abre, revelando a un sujeto de cabello blanco, chaqueta roja y sonrisa coqueta idéntico a Vergil.

Veo como la sonrisa desaparece inmediatamente de su rostro mientras contemplo la imagen ante mi con asombro, los dos descendientes de Sparda, parados uno frente a otro intentando no matarse. Camino un poco para acercarme a ellos cuando escucho una voz femenina, mis ojos se mueven intentando descubrir de quien se trata y una mujer rubia aparece en el interior de la habitación, tiene un gran parecido a la madre de Vergil y empiezo a preguntarme si en ese lugar también encontrare una replica mia, un gemelo perdido o algo que se le parezca, dada la situación actual

-Disculpa si no nos hemos vestido para la fiesta, a mi defensa puedo decir que no esperaba verte aquí- dice el hombre de rojo con sarcasmo, sus ojos azules encontrandose con los mios por un segundo

-No hay tiempo para tonterías Dante- replica Vergil, con ese tono de seriedad y arrogancia que lo caracteriza

-¿Y cuándo lo hay? - pregunta el hombre, al mismo instante que Vergil atraviesa el umbral de la puerta, luego el tal Dante me mira de nuevo y sonríe

-¿Vienes con él? - me pregunta, bajo la mirada y subo los escalones

-Algo así- le digo soltando un suspiro, entrando al interior de la oficina.

Lo primero que observo es el aspecto rustico del lugar, las paredes golpeadas, los muebles arañados y maltratados. Vergil me ha platicado muy poco de su hermano, pero en base a mi experiencia puedo asegurar que no se llevan nada bien

-Entonces- dice Dante - ¿a qué has venido?

Vergil se pasea por el lugar, dando una rápida mirada al interior, se detiene en un montón de libros viejos cubiertos de polvo

-Veo que no tienes interés por la lectura, hermano.

Ruedo los ojos por la dramática situación que estoy presenciando, parece que a los hijos de Sparda les encanta llevar las cosas al extremo

-No es exactamente mi fuerte- contesta Dante encogiendo los hombros -te hice una pregunta Vergil- le recuerda, el hombre de chaqueta azul voltea a verlo, se acerca un poco y le dice

-Necesito tu ayuda para sellar el inframundo.

Dante sonríe mientras yo lo observo, entonces sus ojos se cruzan con los mios y veo como arquea una ceja

-¿Asi que has traído a esta bella dama para convencerme?

Le sostengo la mirada, mi boca se curva en una sonrisa mientras le respondo

-Soy la hija de Mundus, pero si prefieres llamarme bella dama, no tengo ningún problema- Dante frunce el ceño -apuesto que saber quien es mi padre no ha sido de tu agrado.

La mujer rubia se acerca a él para susurrarle algo que no logro escuchar

- ¿Y si Mundus es tu padre porque querrías sellar el inframundo? - cuestiona Dante

-Lo entenderás cuando sepas quien es mi madre, pero eso será otro día pues parece que tenemos mas visitas- declaro.

Entonces las cosas suceden demasiado rápido, el cuerpo de Dante se tensa, sus ojos se clavan en la puerta y puedo ver lo mucho que desea que esta no se abra, la reacción de Vergil es prácticamente similar, se que se trata de alguien con sangre demoniaca y me pregunto quien será el individuo que provoca ese tipo de reacción en los hijos de Sparda.

Obtengo la respuesta casi de inmediato, cuando tras la puerta aparece un joven de unos veintitantos años, cabello blanco y ojos azules. Es atractivo como los otros dos hombres en la habitación, pero la manera en que ve a Vergil y luego a mi, me deja claro lo mucho que le desagrada la visita

-El es Nero- dice Dante recargando un brazo en los hombros del joven -supongo que eso ya lo sabes Vergil.

Entonces todo hace clic mientras mi memoria viaja al momento en que mi padre me conto la historia de los hijos de Sparda, cuando aún era una niña y no comprendía su odio hacia los humanos, hacia la mezcla de sangre demoniaca con otras razas, vaya ironía saber cómo había sido concebida.

Nero era el hijo de Vergil, aunque nadie en esa habitación pareciera tener ganas de aceptarlo

-Bueno- dice Dante -ahora que estamos todos juntos, ¿Por qué no nos ponemos cómodos y ordenamos una pizza?- bromea, sentandose en una silla tras el escritorio y dejando caer sus largas piernas sobre el.

El deseo del demonio (Nero y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora