Sus ojos azules me miran bajo la tenue luz de la habitación. Me miran solo a mi entre todas las mujeres y aunque mi corazón se acelera mientras mi mirada baja hasta sus labios no me atrevo a moverme, a cruzar la habitación y sentarme a su lado, susurrarle al oído que prefiero marcharme para estar a solas con él
¿Como podría? Me pregunto, ¿quien me ha dado el derecho de enamorarme de Nero?
Así de pronto, así de rápido las miradas hostiles se habían convertido en platicas sobre nuestros mas profundos sentimientos, le conté mi historia y el me conto la suya sin temor a ser juzgados o rechazados.
Tuvimos una conexión especial, no fue instantánea, se construyo poco a poco, basada en la confianza y la comprensión, por que yo entendía por lo que estaba pasando y él también me entendía a mi.
Nero avanza entre las personas, caminando hacia la mesa para tomar un bocadillo, de pronto me siento vacía, me falta el aire y salgo de aquel lugar. No pienso decir nada, no tengo el derecho después de faltar a mi promesa
-¿Estas bien?- me pregunta Nico sentándose a mi lado, lleva una cerveza en la mano y me sonríe comprensivamente
-Estoy bien- le digo esperando que crea mi mentira, pero ella frunce el ceño incomforme
-¿Por que no le dices?- cuestiona con algo de fastidio en su voz
-¿Decirle que?
-¡Da! - dice ella meneando la cabeza -que te gusta.
-No puedo- le explico -no después de lo que mi padre le hizo a Kyrie.
Nico alza las manos al aire, se pone de pie y se va hablando sola, probablemente decepcionada por mi cobardía
-Par de idiotas- murmura y aun así logro escucharla, pero tiene razón, no es mi padre el motivo por el que no le puedo confesar mis sentimientos a Nero, ni siquiera yo se por que no me puedo armar de valor y decirle que me perdone, que no se como paso, pero me enamore de él, que no era mi intención y que tampoco me arrepiento.
Le doy un último trago a la bebida que Dante me ha dado antes, al menos borracha no me tengo que preocupar por Nero.
Lamentablemente no todo sale como espero. Vergil me esta observando en silencio, ese silencio que te hela la piel, tiene los labios en una línea recta
-Tu amiga tiene razón- lo oigo decir y veo como le cuesta trabajo no hablar de la manera altanera en la que acostumbra -son un par de idiotas- inmediatamente me arrepiento de mi pensamiento anterior, Vergil esta siendo el mismo de siempre
-¿Tu que puedes saber?- pregunto consiente que el culpable de mi valentía ah sido el alcohol, él cruza los brazos como si se preguntara ¿por que esta hablando conmigo? Desvía la mirada hacia el callejón donde Trish continua platicando con el hombre de sombrero
-Es mi hijo- dice al final de cuentas -y puede que no lo haya visto crecer, pero se cual es la causa de su mal humor.
-¿A si?- le preguntó poniéndome de pie en un torpe movimiento -¿y cual es?-
-Dante- sentencia. Escuchar su nombre me produce un escalofrió, pero me limito a fruncir el ceño -piensa que aun te interesa.
-Ya no- le digo a Vergil alejando la mirada, aunque logro verlo hacer una mueca y su rostro vuelve a ser inexpresivo
-Habla con el- me dice antes de darse la vuelta y subir las escaleras de concreto -o yo me encargare de que lo hagan.
A pesar de mi estado actual, la acción de Vergil me parece tierna y un tanto fraternal, quizá aunque las cosas no sean perfectas Nero y él por fin están interactuando con mas facilidad.Me quedo ahí unos minutos mas, hasta que las piernas se me enfrían y me veo obligada a entrar en la oficina, las luces ahora están apagadas y no puedo encontrar a Nico por ninguna parte, ni siquiera el cabello blanco de Nero resalta en la oscuridad.
Me muevo entre las personas que bailan al ritmo de la música, no tenia idea que a Dante le gustaba organizar este tipo de fiestas, llego a la cocina y aunque no me topo con ningún rostro familiar me alegra estar ahí. Tomo del refrigerador una cerveza, no es el tipo de bebida que me gusta tomar, pero es suficiente para lograr mi objetivo, me llevo a la boca la punta de la botella y alguien la arrebata de mis manos
-Ya es suficiente- me dice una voz
-Es la primera- me quejó al mismo tiempo que unas manos me rodean la cintura guiándome de nuevo entre la gente, distingo el cabello blanco y los ojos azules, pero no puedo ver mas allá
Cuando recupero la noción de lo que esta pasando siento una punzada en la cabeza y aunque la música sigue retumbando en mis oídos logro distinguir dos voces masculinas
-Cuídala- oigo decir a Vergil -no quiero tener un legado de alcohólicos que ensucien el nombre de Sparda.
Escucho un gruñido y entonces la puerta se abre, Nero entra por ella. Me apresuro a cerrar los ojos, no quiero hablar con él y prefiero que piense que estoy dormida.
Nero se sienta junto a mi en silencio por varios minutos, me acaricia el cabello y un poco la mejilla, aunque no lo veo puedo asegurar que me esta mirando, mas tarde se acurruca junto a mi y su brazo me rodea la cintura procurando no recargar todo su peso sobre mi. El calor de su cuerpo me reconforta, estoy a punto de quedarme dormida cuando alguien mas entra a la habitación, Nero vuelve a sentarse sobre la cama
-Tranquilo- escucho decir a Dante -solo quería asegurarme que estuviera en buenas manos. Nero no le contesta nada y entonces Dante vuelve a hablar -ella es especial- dice por primera vez con tono serio -lo supe desde que la vi.
Algo en mi se estremece, nunca pensé que Dante pudiera decir eso de mi
-Lo se- le contesta Nero mientras su mano vuelve a acariciarme con suavidad. Irremediablemente el sueño comienza a apoderarse de mi. Escucho a Dante salir de la habitación y entonces Nero susurra -se que eres especial ______, pero yo ¿también soy especial para ti?
Hola! Solo queria informarles que empeze una serie de oneshots dedicados a Nero por si quieren revisar mi perfil y pasar a leerlos :)
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El deseo del demonio (Nero y Tu)
Fanfiction¿Que pasaría si la hija de Mundus intentara sellar el inframundo con la ayuda de los descendientes de Sparda? Marzo 2019