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Hola hola! Quería subir la segunda parte del capítulo anterior antes de actualizar los demás fics, aún así esta semana voy a intentar subir un nuevo capítulo de Blood A.
Eso es todo... Como siempre espero que lo disfruten ❤️ y si les gustó dejen sus votos y comentarios (que no lastiman a nadie)
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—Eren piénsalo, yo podría tomarte fotografías mientras tú das el paseo —habíamos llegado a la casa de ese tal Armin, el mocoso estaba bastante emocionado cuando recibió el mensaje que tanto había estado esperando aquél día y yo fui prácticamente arrastrado hacia allí —, no hay necesidad de que también me suba a uno de ellos.

—¿Acaso tienes miedo Ackerman?— se mofó mientras tocaba a la puerta varias veces.

—¡Claro que no! Solo... no veo el porqué debo participar yo también, además...

La puerta se abrió de improviso, dejando ver a un muchacho menudo, rubio, de ojos azules y con una sonrisa que surcaba todo su rostro.

—¡Eren!

—Armin— el nombrado abrazó el cuerpo del castaño con fuerza y duraron varios segundos hasta que mi carraspeo los sacó de su pequeña nube —Oh, él es Levi.

Los ojos azules se posaron sobre mi persona y me recorrieron de arriba a abajo varias veces, entonces cuando creí que no podría sonreír más, lo hizo.

—Hola Levi, soy Armin— extendió su mano en forma de saludo y lo imité —Eren me ha hablado muchísimo de ti.

Elevé las cejas con intriga, aún así cuando el rubio soltó mi mano y se dio media vuelta para dejarnos pasar mi atención se centró en el interior de su hogar, las paredes eran blancas y en el centro de la pequeña habitación había dos grandes y mullidos sillones de color pastel rodeando una mesita ratona de madera clara. Varios cuadros de pinturas que no sabría decir que eran en realidad y fotografías colgaban por las paredes. Venía caminando detrás de Eren y de Armin cuando algo pasó entre mis piernas y tuve que detenerme de inmediato.

—Oh, ella es Historia— comentó el rubio.

Una pequeña gatita blanca, refregaba su cuerpo contra mis piernas mientras lanzaba pequeños maullidos, no pude evitar que una mueca de asco se formara por mi rostro al pensar en la cantidad de pelos que dejaría ese animal en mi pantalón.

—Es preciosa— Eren no perdió el tiempo en tomarla entre sus brazos y acariciar su suave pelaje.

—¿Quieren ver los caballos o prefieren comer algo primero? Puedo hacer un poco de té si quieren.

La única buena idea que tuvo ese chico en el día, porque luego de unas galletas y una conversación muy amena, Armin nos llevó a su pequeño establo donde tenía a siete caballos preciosos, de lejos claro.

—Estos dos son realmente mansos, y si no tienen mucha experiencia ellos serían de ayuda, además de que conocen la zona y no los llevarán más que hasta el cerco que rodea la casa - comentó señalando a dos de sus caballos —él es Jean y él es Marco.

Sonrió de la forma más bonita que podía hacer y Eren lo imitó, sus ojos brillaron cuando se posaron sobre ambos animales y me miró esperando mi aprobación.

—Ya te dije que...

—Dijiste que harías lo que quisiera ¿No?— Eren me interrumpió con una sonrisa divertida —Entonces montaras por un rato.

En el instante en que Armin preparaba la montura en los caballos sentí unas inmensas ganas de llorar y mi estómago se hizo un revoltijo de nervios, no tenía buenos recuerdos de estos animales. Kenny me había obligado a subir a uno cuando acababa de cumplir los siete años, la altura del animal me había asustado muchísimo, sin contar que luego de un paseo tranquilo el caballo se alteró y terminé en el suelo con el resultado de un brazo quebrado. Aún me parecían grandes y temía correr la misma suerte que aquella vez.

El último viaje (Riren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora