Capítulo 19

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Me puse un traje negro que era de mi padre, me quedaba casi a la perfección, solo por los pantalones que tuve que doblar en la parte de abajo en el tobillo para no pisar a cada paso que daba

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Me puse un traje negro que era de mi padre, me quedaba casi a la perfección, solo por los pantalones que tuve que doblar en la parte de abajo en el tobillo para no pisar a cada paso que daba.

Bridie se fue en cuanto mi madre entró en la casa, ya estaba despierto así que le agradecí lo que había hecho por mí, no solo que se hubiera quedado conmigo, si no que había hecho que las marcas de mi cuerpo desaparecieran casi por completo.

El color violeta en mis mejillas y la nariz, eran más como pequeños puntos y ojeras. En mi estómago y mi pecho, se habían vuelto de una tonalidad café, y verde, casi invisibles.

Mi madre no habló conmigo toda la mañana, falté a clases para quedarme a ayudarla, o solo para no dejarla sola.
Acomodé la corbata negra en mi cuello con un nudo improvisado y nos subimos en la camioneta para ir al cementerio. Harían una pequeña ceremonia para el sepelio.

Mi madre tenía los ojos hinchados, la cara más pálida y el cabello recogido en un chongo que la hacía ver muy delgada, no hablaba, solo tenía su mirada fija en algún punto al frente.

Había un par de mujeres, la doctora que la atendía y un hombre en el cementerio.

Me senté en una de las sillas a escuchar al sacerdote predicar la palabra de Dios, no preste atención, miraba alrededor entre las hileras de tumbas de marfil, con las estatuas de ángeles.

El viento agitaba los árboles que bordeaban todo el lugar como un bosque lleno de tranquilidad, eso era lo que más había, una paz casi absoluta. El silencio hacía tanto ruido que me sentí extraño, con ganas de salir y correr lo más lejos que mis piernas me permitieran.

Cuando mi padre falleció, el cementerio estaba lleno de gente. Familias de sus compañeros de trabajo nos acompañaron, vecinos y algunos miembros de nuestra familia estuvieron con mi madre que se desmoronaba a pedazos.

Temía regresar a los días oscuros y que mi madre no saliera de ellos jamás, no quería sentirme mal otra vez por ella. Quizá, debía mantener la Piedra conmigo para que cuando la Abuela se pusiera enferma, esta me avisara y correr a ayudarla. Tal vez aún no habría muerto si yo tuviera esa piedra.

Se que me había deshecho de ella por la muerte de Colin...

Habían borrado ese recuerdo de mi cabeza, el momento exacto en que él dejó este mundo, pero sé que él ya no estaba aquí. No lo conocí demasiado, pero, aun así, no merecía ese final. Nadie. En un momento estaba ahí, tratando de huir de la sombra sin forma y al siguiente... Estaba muerto.

Mi madre se fue a recostar después de que regresamos a casa. No dijo nada más, que estaba muy agotada y quería descansar.

Me fui a la habitación, no tenía con que llenar el vacío que tenía el pecho, bueno, en realidad no podía dejar de pensar en lo que había sucedido anoche con Bridie, había sido demasiado amable conmigo y yo lo había tratado muy mal.

El Poder Del Sol© #1 (DISPONIBLE EN FÍSICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora