Capítulo 5

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Ni siquiera el agua de la regadera me pudo quitar el extraño color de mis manos, no me dolía ni nada

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Ni siquiera el agua de la regadera me pudo quitar el extraño color de mis manos, no me dolía ni nada. Pero no podía andar por ahí con las manos así. ¿Y si brotaba fuego a mitad de la clase? Eso iba a ser lo peor en mi vida, todo el mundo se daría cuenta que en verdad era un fenómeno.

Busqué entre mis cosas unos guantes y me los puse, me veía ridículo, esa era la verdad. ¿Llevar guantes en un pueblo playero?, debía estar mucho más loco. Pero era la única manera de ocultar mis manos.

Y deseaba, haría lo que fuera para que nadie las descubriera.

Las miradas y las risas se burlaban de mí, seguro que tenía un aspecto terrible, la mayor parte del tiempo las llevaba en mis bolsillos, pero mientras escribía tenía mis guantes puestos. Y las miradas clavadas en mí, ¡el chico nuevo en verdad era un fenómeno!

De vez en cuando echaba una mirada dentro de los guantes afelpados con la esperanza de que mis manos hubieran regresado a la normalidad, pero no era así.
No me había puesto el collar esperando que fuera el causante de todas mis desgracias.

En la hora del almuerzo, anduve despacio por el pasillo hasta el patio. No tenía ganas de ir por ahí con mis guantes y que el resto de la escuela me observará. Me detuve en mi casilla a pensar lo bien hasta que ella apareció.

― ¿Vas a decirme que es lo que quieres saber de Bridie? ―La chica del día anterior surgió a mí costado.

Cerré la puerta de mi casillero de golpe.

La chica me observo de arriba abajo, traía unas gafas, observé mi cara de idiota a través de los cristales.

Aclare la garganta.

―Tienes que dejar de aparecer de esa manera, vas a matarme del susto algún día ―le dije―. ¿Cuál es tu nombre?

―Ali, puedes llamarme así. Veo que tus manos no se van a congelar, eso es bueno ―se río.

Puse los ojos en blanco y luego caminé en dirección al patio.

―Te ves ridículo, ¿por qué trajiste guantes?

―Hum. Alergia ―Solté lo primero que pensé―. ¡Si! Eso, una alergia en mis manos, ya sabes, por el... Clima.

― ¿El clima? ―frunció el ceño sin tragarse nada de lo que le decía.

―Y el calor, soy alérgico al sol. Así que me salen unas cosas horrendas en los dedos... No me gustaría que lo vieras. Puedes vomitar.

―No me importa en realidad ―Dio un paso amplio y se plantó de frente impidiendo que siguiera caminando―. Vi que te fuiste con Jeff la tarde de ayer, ¿qué fue lo que le hiciste?

― ¡Nada! ¿Por qué lo preguntas?

―No vino a clases, así que pensé que tu habías tenido algo que ver.

El Poder Del Sol© #1 (DISPONIBLE EN FÍSICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora