Capítulo 8

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Dardan Hoxha le ponía los vellos de punta, literalmente. Suigetsu  miró a Sasuke  por el rabillo del ojo, el Colmillo del Diablo parecía tan imperturbable como de costumbre, con su mirada puesta en el hombre detrás de sus gafas de sol, y una media sonrisa casi burlona en los labios.

Honestamente, ¿cómo lo hacía? A pesar de que este no era su primer trabajo como espía, Suigetsu no lograba concentrarse. Su corazón palpitaba casi furioso y las manos habían comenzado a sudarle veinte minutos atrás.

No era miedo, solo una horrible corazonada.
Él no sabía por qué habían venido aquí sin más apoyo que el de un traductor, sin Karin ni ningún tipo de respaldo. Sin un plan b, como era el estilo de Sasuke .

¿Qué, acaso Obito había enloquecido? Esto era la mafia albanesa, no un jardín de infantes. Ellos eran conocidos por su ferocidad, violencia y crueldad; pero sobre todo por sus implacables venganzas. Si los descubrían iban a degollarlos después de hacerles desear la muerte con tanta pasión que sería incluso vergonzoso.

«Cálmate, joder».

No podía comportarse como un niño estúpido y miedoso. Este era quizá el trabajo más importante que había hecho para Infernum hasta ahora y no podía fallar.

«Ya lo has hecho antes, ¡concéntrate!».

Respirando profundo, trató de calmarse.

Kostandin el traductor dijo algo en albanés y Dardan sacudió la cabeza negando.

—Jo. Virgjëreshat janë më të shtrenjta [No. Las vírgenes son más costosas]. Njëzet e pesë mijë [Veinticinco mil]. Më shumë nëse ajo është inteligjente dhe e bukur [Más si es inteligente y bella].

Kostandin se volvió hacia ellos, con su rostro impávido. Suigetsu  consideró entonces que era el único a punto de sufrir un colapso nervioso en este lugar.

—Dice que esto se hará bajo sus términos: veinticinco mil si son vírgenes, y el precio aumenta de acuerdo a su nivel de preparación, inteligencia o belleza.

Sasuke pareció pensárselo un instante. Ellos estaba pidiendo muchísimo dinero, pero Suigetsu sabía que no iba a dárselo. Aunque Infernum manejase una enorme cantidad de él, que obtenía de las mismas mafias, ellos jamás pagaban. Política de la organización y mierda.

Aunque en ocasiones se veían forzados a comprar personas para no ser descubiertos.
Ah, sí, la ironía de sus actos.

—Dile que mi jefe quiere un cargamento completo y lo necesita pronto.
Kostandin repitió las palabras para Dardan, quien pareció complacido.

—Él pregunta qué tan pronto.

—Dos semanas. Sin embargo, hay un pequeñísimo detalle... —Sasuke  fingió titubear—. A mi jefe le gustan jóvenes..., once o doce, quizá. En buen estado, no le gusta que golpeen a sus chicas. ¿Hay posibilidades de conseguirlas?

Kostandin tradujo, Dardan confirmó con la cabeza. Una sucia y lenta sonrisa se extendió por sus labios y Suigetsu tuvo que luchar contra las náuseas.

Esto debió de dejar de afectarle hacía mucho, pero continuaba haciéndolo. El tráfico humano le parecía detestable, pero los niños... Joder, removía algo en su interior que le recordaba los angustiosos días como esclavo sexual de Raffaele Tornatore. Él continuaba sin entender cómo su propio padre lo había condenado a una existencia tan horrible, pero ¿desde cuándo los malos necesitaban excusas para ser..., bueno..., los malos?

-Él pregunta que cuántas necesita tu jefe. —Kostandin parecía un poco cansado ahora, Suigetsu  se preguntó el porqué.

Sasuke le dio una sonrisa maliciosa.

BESTIA  (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora