Dolía como el infierno. Suigetsu miró su nuevo tatuaje, ubicado en el hueso de la cadera y contuvo un gemido. Un cráneo con un cuerno y nueve colmillos, dentro de un aro de fuego. «Mano Derecha», leyó. Hasta ahora él no sabía qué mierda significaba, solo que implicaba litros y litros de su sangre, mucho dolor, amargura y miseria.
Porque, joder, ¿qué podía esperarse de un psicópata como lo era Sasuke Uchiha? Nada bueno, claro, y en el fondo él lo sabía.
Aunque no iba a negar que el hombre era divertido a su modo y no había enloquecido ninguna de las veces en las que lo llamó «papi», lo que hacía con frecuencia. Mucha. Demasiada.
Oh, bien, lo admitía: le gustaba sacar de su mente a las personas.Lo había aprendido durante su tiempo como esclavo sexual de su propio padre y su degenerado grupo de amigos. Era su forma de enfrentar al mundo. Que lo demandaran por eso.
Sasuke caminaba dando pasos seguros, con dirección a la oficina de Obito Otsutsuki. Bajándose la camisa, Suigetsu lo miró de reojo. Serio y distante, con esa aura fría envolviéndolo, él ignoró a todos a su paso.
Como si no existieran o nadie fuera tan importante como para merecer un minuto de su tiempo, o un asentimiento de cabeza, él continuó hacia adelante. Suigetsu , en cambio, levantó la mano para saludar a sus compañeros. Él era usualmente un dolor de culo, no un hijo de puta indiferente sin sentimientos.
Tan pronto como ingresaron a la oficina, Suigetsu se fijó en la mujer sentada en el sofá frente a Obito. Ella se levantó tan pronto como vio a Sasuke , y Suigetsu se encontró a sí mismo mirándola como un niñito pobre a un jamón navideño en medio de plena nevada.
Un metro sesenta, piel blanca y ojos negros ; él solo encontró una palabra para ella: belleza absoluta. La chica le dio media sonrisa mientras jugueteaba con su liso y largo cabello rojo.
—¿Qué necesitas? Estoy por llevar al Minino a su primer trabajo —Sasuke habló sin siquiera mirar a su jefe.
Suigetsu pensó que era el único con las agallas. Desde que estaba en Infernum, él sabía una cosa: nadie retaba jamás a los hermanos Otsutsuki. En especial a Madara, el mayor entre ellos.
Sin embargo, a Sasuke no parecía importarle, o si lo hacía él no lo demostraba de ninguna forma. Y eso lo llevó a preguntarse por qué el Gran Jefe no hacía nada para frenarlo. Aunque se quejaba constantemente y hasta lo regañaba, Obito le permitía hacer lo que quisiera la mayoría del tiempo.
—No pueden ir solo ustedes dos y lo sabes.
—Sí, bueno, lo haré de todos modos. Estoy harto de los inútiles que pones a mi cargo. Todos son unos llorones de mierda: se cagan en sus pantalones o salen corriendo cuando están asustados... o mueren.
Obito se apretó el puente de la nariz, haciendo rodar sus ojos.
—No te estoy preguntando, Uchiha.
—Y yo no te estoy preguntando a ti. ¿Ves el problema, uh?
Suigetsu rio entre dientes, al igual que la bonita mujer que continuaba parada a la espera de órdenes.
—Trabajamos en grupos de tres, es así como siempre ha sido. Es lo que papá quería.
El rostro de Sasuke se suavizó por un momento, su mirada incluso pareció llena de... ¿era eso cariño? ¿De verdad? Suigetsu se frotó los parpados, cuando regresó su mirada confusa hacia él, Sasuke tenía de nuevo su rostro impávido y los mismos ojos gélidos de siempre. Bueno, ahora, eso era muy raro.
¿El Colmillo del Diablo tenía sentimientos? Dos años antes él hubiera podido jurar que no; ahora...
«Déjalo, no seas estúpido». El infierno se congelaría mucho antes de que Sasuke tuviera un corazón funcional. No el que bombeaba sangre, por supuesto.
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BESTIA (Adaptación)
RomansaConocido como Bestia Suigetsu Hozuki solo vive para una cosa: venganza disfrazada de justicia. La misma por la que rogó y nunca tuvo.y no descansará hasta obtenerla sin importar el costo.Sin embargo ,después de una misión fallida en la que su jefe...