Capítulo 18

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Tenten  tomó asiento en una de las bancas de madera del parque donde había conocido a Hinata  y se dedicó a ver a los niños correr.
La nieve caía sobre el paisaje muerto, como blanca escarcha melancólica que avivaba su dolor.

Hubo un tiempo en el que ella fue realmente feliz, tanto como los pequeños que corrían gritando y persiguiéndose unos a otros, pero ahora le parecía demasiado lejano y doloroso. Como cada cosa en su vida. Y todo gracias a la ambición e idiotez de su padre, de la maldita sumisión de su madre; a la jodida sociedad que los ignoró.

Sus ojos se desviaron hacia un par de niñas blancas y de cabello negro que jugaban bajo las miradas atentas de sus padres. La mayor, como de diez, empujaba a la menor, como de cinco, en el columpio. Y la pequeña reía gritando «más, más, más. Qué divertido». Por un instante la respiración se le atascó en la garganta al ver su pasado reflejado en el par de niñas. Y las lágrimas le nublaron la visión mientras Tenten  trataba de hallar sus propias fuerzas, el modo de volver a respirar sin dolor.
Las imágenes, una tras otra, vinieron a su mente como una dolorosa ráfaga.

Era invierno entonces, su último invierno en Japón y ella había escapado de casa para ir junto a su pequeña hermana al parque. Cuando llegaron, Haruka se subió a uno de los columpios y comenzó a pedirle que la empujara.

—¡Vamos, Ten-chan, vamos! —había gritado con su vocecita aguda e infantil.

Y Tenten no pudo resistirse a ella, a la forma en la que le miraba ni cómo la ilusión parecía brillar en sus grandes ojos marrones.

—Solo un momento, ¿está bien? Si mamá descubre que huimos, estaremos en problemas.

Haruka había negado, aún riéndose.

—No se dará cuenta. ¡Vamos, vamos, empújame!
Y ella había corrido detrás de su pequeña hermana para darle su último día de diversión y juegos. Su último invierno.

Tenten  parpadeó mirando a través de las lágrimas a las niñas que ahora se lanzaban bolas de nieve. Incluso ahora, después de tantos años, continuaba doliéndole. Porque mientras ella logró sobrevivir en medio del infierno, su pequeña Haruka no tuvo una oportunidad. Ella había muerto pronto porque era pequeña y no resistió los abusos.
Y Tenten no se perdonaba no haberla podido salvar.

Haruka había sido bajita, de sonrosadas mejillas regordetas, y siempre estaba riendo. Y a Tenten  nada le gustaba más que ver la alegría en ese rostro infantil porque era lo único que le daba la fuerza suficiente para continuar viviendo.

Porque con tan solo diez años, ella había pensado entonces en morir.
Haruka era la Flor de la Primavera, mientras que Tenten  era la Bella Nieve. A menudo ella pensaba que su madre había elegido bien los nombres porque mientras que Tenten era fría y a veces distante, Haruka siempre contagiaba a todo el mundo con su alegría. Ahora, sin Haruka para alegrar su existencia solitaria y monótona, ella se encargaba de hacer felices las vidas de sus amigos.

Era su forma de honrarla.
Las niñas corrieron hacia sus padres y Tenten respiró profundo al ver cómo el esposo cargaba en brazos a la más pequeña mientras la madre sujetaba la mano de la mayor y atravesaban el largo camino hacia la salida.
Ella a menudo venía aquí para observar a las familias. Oh, está bien, ella no era ninguna clase de enferma acosadora; solo quería empaparse con la alegría que las familias tenían para derrochar y que ella necesitaba para seguir funcionando. Así fue como conoció a Hinata , su mejor amiga. Al principio Tenten  se había acercado porque le recordaba a su hermana pequeña y el corazón le dolió al ver la tristeza en los grandes ojos perla  de Hinata , pero se había quedado por quien era ella realmente. Y ahora no podía imaginar una vida sin su mejor amiga.

Su nueva hermana .

—Es curioso como a menudo nos esforzamos para parecer felices cuando nos estamos muriendo por dentro, ¿verdad?

Tenten  se sobresaltó al oír la rica voz de Suigetsu , al percibir su tibio aliento en la oreja. Girándose hacia él, lo enfrentó. O intentó hacerlo. La verdad es que no pudo, tan solo se quedó mirándolo con los ojos muy abiertos y la boca formando un pequeño círculo. Él estaba increíblemente guapo con el cabello húmedo y vestido todo de negro, como una estrella gótica o algo así.

—Hola, Ten, estoy bien; gracias por preguntar.

Parpadeando, ella volvió a la realidad.

—¿Estás espiándome o algo así? —preguntó con desconfianza.

Bueno, el hombre podía ser caliente como el infierno; pero ella sabía que ocultaba algo malo. Terrible. No era solo su mirada ni la forma en la que hablaba, sino las forma en la que se movía. Él y Sasuke  gritaban «peligro» y ella sería idiota si ignoraba las señales. Puede que Hinata aún no tuviera la confianza suficiente para decírselo, pero ella podía verlo. Estaba ahí. Solo necesitaba tiempo para descubrir de qué se trataba.

Suigetsu  alzó la comisura del labio en media sonrisa burlona.

—Porque eres la gran cosa y yo no tengo nada qué hacer además de «espiarte», ¿verdad?

Tenten infló las mejillas, apretado los labios, después negó.

—Bueno, no, pero...

—Eres demasiado bonita para estar llorando. —La sonrisa de Suigetsu se volvió amable—. ¿Estás bien?

Tenten vaciló.

—Yo no estoy llorando.

Él hundió su largo dedo en el pecho de Tenten , suavemente, y habló:

—Aquí, lo haces. Puedo verlo.

Tenten  tragó duro, por la intensidad de su mirada. A ella nadie había podido leerla antes. Todos la veían sonriendo y asumían que era feliz; pero él con tan solo mirarla había descubierto la verdad. ¿Por qué? Entonces cuando los ojos de Suigetsu  se clavaron en los de ella, Tenten vio las mismas lágrimas no derramadas en ellos.
Él era igual, eso le asustó con la misma intensidad que avivó su curiosidad. ¿Quién era realmente este hombre?

—No estoy llorando —insistió, sin embargo, porque le pareció más fácil—. Deja de consumir tus productos, están friendo tu cerebro, ¿sabes?

La mirada de Suigetsu  no vaciló mientras él alargaba la mano hacia ella y le acunaba la mejilla con su gran mano. Era ligeramente callosa y cálida. Tenten respiró hondo para contener el sollozo que le subía por la garganta. Ella no iba a llorar, no en especial por algo tan estúpido como esto, no debido al toque insignificante de alguien que solo sabía cabrearla hasta hacerle desear la muerte. No, en definitiva, por algo... Pero entonces Suigetsu movió su otra mano hacia la espalda de Tenten  y la atrajo hacia su pecho en un férreo abrazo que la desarmó por completo.

Y lloró, irremediablemente, sin poder contener por mucho más tiempo el dolor en su alma.

—Shhh., está bien, tesoro, yo sé que has querido hacerlo desde hace mucho. Sácalo todo, vamos.

Mientras Tenten  sollozaba silenciosamente contra su pecho, Suigetsu no pudo evitar bajar la cabeza hacia ella y besarla en la coronilla . Él no tenía ni una idea, por miserable que pudiera ser, de por qué estaba haciéndolo. ¿Qué mierda le importaba si la chica sufría o no? Tan desesperante como era, Tenten tenía suerte con que Hinata  la quisiera. Pero ahí estaba él: apretándola con sus brazos, tratando de aliviar su sufrimiento.

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NOTAS FINALES:

Hola chicos espero que estén bien aquí con otro capítulo de la historia, estoy un poquito triste por que nadie me respondió las preguntas que hice el capítulo anterior pedí ayuda y nadie me  la brindo  , y pensé dejar esto hasta aquí tengo que tomar una  decisión  . Pero otra parte me dice que tengo que terminar lo que empecé .

No siendo más me despido nos leemos en otra ocasión  si decido continuar espero les guste el capítulo.

Chao 😏

BESTIA  (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora