Capítulo 7

1.1K 122 53
                                    

Minutos después, nuestro humor no ha disminuido mucho que digamos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Minutos después, nuestro humor no ha disminuido mucho que digamos. Ally recoge sus cosas y las introduce en su bolso con actitud desprolija, sin importarle el desorden que seguramente ha quedado en el interior de la mochila.

Mientras ella está ocupada con eso, recojo a medias mis cosas, acomodándolas sobre el escritorio lo meramente bien como para que no se caiga nada

«Está celosa» —me detengo en seco al escuchar esa voz de nuevo. Ally se pasea de aquí para allá dentro de mi habitación, comprobando que no se le esté quedado nada, lo que quiere decir que, posiblemente, no ha escuchado lo mismo que yo.

Quizás yo también esté alucinando y todos nos estamos volviendo locos.

La plaza donde le pedí a Kate que fuese mi novia aparece en mi mente, y la escena de ese día se reproduce como una escena de cine mudo, a color y a velocidad normal.

Ella estaba sentada en una banca, vistiendo unos shorts azules y una blusa blanca. Lucía extenuada, y por unos segundos me sentí culpable por haberla hecho esperar tanto... eso me restaba bastantes puntos.

Apenas me vio, todo ese cansancio se esfumó, y me miró con dulzura. Se hizo a un lado a medida que me acercaba y tragué grueso. Ella no se imaginaba mi proposición ese día, menos aún porque me di el lujo de llegar más de media hora tarde y vestía mi humilde atuendo deportivo.

Claro que, no había sido tan desconsiderado y poco detallista. La idea principal era que ella no sospechara nada y ese día aparentase ser como otro cualquiera, pero tampoco podía llegar todo sudado y maloliente.

A eso se debió mi demora. Estuve bastante rato en los baños del gimnasio, aireando mi uniforme para quitar lo más posible el olor a recién entrenado mientras tomaba una buena ducha. Perfumé superficialmente mi ropa, respiré profundo varias veces y, después de unos cuantos minutos, logré reunir el valor suficiente para salir de ahí, con la mente fija en una sola cosa.

... y, al mismo tiempo, rogaba que mi demora no la hubiese hecho enojar o pensar que la había dejado plantada.

Kate tomó mi mano, emocionada porque iba a comenzar su carrera artística. A nivel escolar por el momento, pero tenía ambiciones, y soñaba con ir escalando poco a poco.

Pasé mi brazo por sobre sus hombros, felicitándola por haber decidido dar ese paso. Ella se acurrucó en mí, reposando la cabeza en mi hombro mientras veíamos a unos niños jugar a varios metros de nosotros.

—Te quiero —le dije, los nervios poco a poco fueron invadiendo mi cuerpo. Era el momento justo, mientras más rápido me atreviera a soltar la pregunta, más rápido saldría de mi tormentosa intriga y anticipación.

Levantó la mirada hacia mí con una mínima sonrisa coqueta trazada en su boca.

—También te quiero —susurró.

Enamorado de un fantasma [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora