Capítulo 19

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Tomo a Ally de la cintura, tomándola desprevenida cuando pasa frente a mí

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Tomo a Ally de la cintura, tomándola desprevenida cuando pasa frente a mí. Me he escondido estratégicamente, esperando el momento en que ella caminara por ahí para atraparla.

Con Nathan, hemos planeado hacer que Allison y Madison se saltaran la clase que tienen luego de la hora del almuerzo. La pelinegra accedió de inmediato, pero estoy seguro que Ally será más difícil de convencer, así que decidimos no decirle nada.

Nos introduzco en el baño de hombres, encerrándonos en un cubículo.

—Súbete ahí —ordeno, señalando el inodoro.

—¡¿Qué te sucede?! —regaña en voz alta, a lo que cubro su boca con mi mano para que guarde silencio.

—Hazme caso.

Le da una ojeada al inodoro, haciendo una mueca de desagrado. Mueve su cabeza varias veces, reclamando silenciosamente que la suelte.

—¿Tienes idea de cuántos gérmenes hay en esa cosa? —señala la porcelana.

—No es momento para ser quisquillosa, Allison —refunfuño.

Ella deja salir un quejido de asco mientras se apoya en las paredes para colocar los pies a cada lado del asiento de la taza del váter.

—De saber que me secuestrarías para escaparnos, habría tomado otro camino para ir a la cafetería.

—Nunca dije para qué te tengo aquí.

—Es obvio...

Ambos escuchamos cómo la puerta del baño se abre, Ally se sobresalta, trastabillando y haciendo lo posible porque su pie no entre en el orificio del inodoro. Ahoga un grito y es cuando reacciono, atrayéndola hacia mí y tomándola en brazos para evitar que caiga, con sus piernas rodeando mi cintura, de forma que quedamos sumamente juntos.

Sus dedos acarician mi nuca en el proceso en que ella se afirma a mi cuello para no caer, sintiendo un escalofrío que me recorre la espalda, e intento despejar la mente para evitar que algo salga mal.

Afirmo el agarre en la parte posterior de sus muslos cuando siento que se desliza por culpa de la gravedad.

—Cuidado —mueve su boca lentamente sin emitir sonido y entornando los ojos a modo de amenaza.

—No hace falta que se detengan —habla un chico desde el otro lado de la puerta, a lo que Ally y yo nos quedamos estáticos, conteniendo la respiración y mirándonos con los ojos bien abiertos.

Frunce los labios en una mueca que evidencia que no saldré impune de esta.

Su expresión se profundiza y su mirada me entierra a diez kilómetros bajo tierra en el momento en que un bullicio de voces masculinas se acerca hacia donde estamos. Las bisagras de la puerta chirrían... y creo que a Ally está a punto de darle un ataque; respira aceleradamente, y sus ganas de matarme han dado paso a los nervios.

Enamorado de un fantasma [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora