Capítulo 24

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Luego de desayunar como es debido, quedamos en merodear un rato por la playa. Es otoño, sí, pero también es una buena temporada para venir... principalmente porque las personas huyen cuando las temperaturas bajan.

Las chicas caminan por la arena a unos metros más allá de donde nos encontramos Jedd y yo sentados en unas sillas de playa, tomándose fotografías con varias muecas o simplemente posando con el mar de fondo. Nathan brilla por su ausencia, ha decidido quedarse en la cabaña sin dar motivo alguno.

—Finalmente la besaste —comento, y de reojo veo que él sonríe, bajando la cabeza.

—Pensé que se resistiría... Pero no. A veces es difícil convencerla de que no tiene que ser tan madura o profesional conmigo, se deja llevar por esos cinco años de diferencia, años a los que no les presto atención.

La protagonista de nuestra conversación viste ropa informal, adaptándose perfectamente al resto de las chicas, y verla así es un cambio inmenso, considerando que estoy acostumbrado a verla con un uniforme holgado.

—¡Hola, chicos! —Daphne aterriza cerca de nosotros, del lado contrario hacia donde estamos mirando, sobresaltándonos—. Lo siento —ríe levemente cuando la miramos con cara de pocos amigos.

¿En qué momento se acercó a nosotros?

—¿Dónde están las demás? —cuestiono al notar que ninguna está donde las vi por última vez hace unos segundos.

—¿Las demás, o Ally? —replica pícaramente, enarcando una ceja, a lo que yo la miro con suspicacia.

Jedd emite un sonido juguetón, añadiéndole más leña al fuego que Daphne acaba de crear.

—Creo que ya no soy el único que los empareja —comenta él como quien no quiere la cosa.

—¿Qué?

—¡No soy la única que lo ha notado! —celebra la chica, tomando asiento en una silla a mi lado—. Comenzaba a pensar que todos aquí eran ciegos... o que yo estaba enloqueciendo.

—Solo llevas un par de horas conociéndonos —contraataco.

—Pero tengo ojos, querido... y Maddie me contó lo que vio dentro de la furgoneta —vuelvo mi vista al mar con cara de pocos amigos ante las palabras de ella—. En realidad, le hizo el comentario a Allison, pero la escuché.

—¿Qué le dijo? —de repente, muestro más interés.

—Cosas de chicas.

—Cambiando el tema —añado rápidamente, indispuesto a seguir hablando de ese tema—. ¿Emocionada por entrar en nuestro instituto?

—Algo así... —mueve su cabeza de un lado a otro, no muy convencida—. Digo, ¿a quién le emociona un lugar donde te ponen deberes aburridos todos los días? Pero estaré con Maddie de nuevo —sonríe abiertamente—, y con ustedes, por supuesto.

Enamorado de un fantasma [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora