EXIMIA DONUM - YOONMIN/VKOOK

ESPECIAL I

Park Jimin siempre fue alguien bastante amable y enérgico, jamás tuvo un carácter explosivo, una de las pocas cosas que recuerda le inculcó su abuelo, el cual no recuerda mucho gracias a que murió cuando él apenas entendía el significado de consciencia.

Algo también lo cual influyó con su carácter sumiso, fue la ausencia de amistades en su niñez. Su familia era bastante conocida por tener tan sólo una persona la cual continuaría su descendencia.

Cuando él cumplió los 3 años, su madre le dio la noticia de que tendría un hermanito. Estaba más que feliz, ahora tendría un compañero de juegos, pero eso implicaba que tendría que ser más responsable para ser un buen hyung. Fue en ese tiempo cuando conoció a Min Sihyukh, era una persona bastante divertida y a la vez intimidante. Él siempre estaba a su lado, desde que su padre ya no tuvo tiempo de cuidarlo, y su mami estaba muy ocupada con "cosas del bebé", el pequeño se quedaba solo en el gran castillo y Sihyukh sumbae era su única compañía de día y noche.

Un día, de esos que no suceden a menudo, su padre estaba totalmente desocupado así que decidió pasar tiempo con su primogénito, lo que no contaba era que Jimin se había convertido en un imperativo niño, bastante enérgico y muy sonriente gracias a la presencia de su guardia el cual lo trataba con bastante cariño y le contaba las hazañas de aquella heroína, aumentando la imaginación del pequeño.

-¡Papá!- el niño se acercó corriendo hacia su padre, lanzándose a sus brazos.

-¡Hola campeón!- recibió con cariño al cuerpecito de su hijo y le dio un beso en la frente, el niño sonrió con más ganas y escondió su cara en el pecho de su padre.

-¿Hoy tamben tendas que ite?- preguntó aún escondido entre los brazos de su progenitor.

El corazón de Haejin se rompió al escuchar la lastimera vocecita de su pequeño.

-No campeón, hoy sólo seremos tú y yo.- sonrió al ver la reacción de su hijo.

-¡¿Ensedio?!- se removió entre sus brazos al ver el asentimiento por parte de su padre.

La mañana pasó rápidamente entre juegos y parloteos entre padre e hijo. Lo estaban pasando de maravilla y nunca en su corta vida el pequeño Jimin lo había pasado tan bien.

Pero había algo que siempre quiso preguntarle a su padre. El veía a Sihyukh sumbae saludar a sus hermanos cuando estos llegaban de visita sorpresivamente; aveces este lo llevaba a la casa de estos, cerca del castillo, para que conviva con los niños que habitaban en aquella casa, por eso se le había instalado aquella duda del por qué su familia no se parecía en nada a la de los Min.

-Papá...- llamó Jimin, cuando noto que había llamado la atención del adulto decidió preguntar aquello.- ¿Por qué no tienes hermanos como yo lo tendré o como Sihyukh sumbae?- el rey no se noto sorprendido por aquello ya que cuando él estaba pequeño se había hecho la misma pregunta.

- Veras campeón, la abuela tuvo muchos problemas para poder plantar una senil Kira en su vientre y así yo pueda crecer.- intentó explicar de la mejor manera, sin corromper a su pequeño hijo.- Cuando yo nací ella quiso volver a plantar otra semillita para poder darme un hermanito, pero se le fue imposible ya que su vientre no podía volver a albergar otra.- dijo con melancolía al recordar a su madre sufrir por la pérdida de lo que pudo haber sido su hermano menor.- Ella estuvo muy triste por ello, pero el abuelo y yo con nuestro cariño la ayudamos a que no lo esté más.

- ¿Entonces tú si pudiste pone la semillita en mamá?- el rey sonrió ante la lógica de su pequeño hijo y asintió.

- Su majestad.- la voz de Sihyukh los saco de su momento padre e hijo.- Lamentó interrumpirlos pero lo necesitan en la sala de conferencias, el alto mando demanda una reunión de emergencia.- el nombrado asintió y soltó un suspiro, miró a su hijo y pudo ver la tristeza en sus ojos.