025.

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Estábamos jugando con fuego y no temíamos de salir quemados, estaba tentada por comer del fruto prohibido sin importar las consecuencias, de cometer el mayor pecado de mi vida. El camino a mi habitación fue entre besos, dejando algunas prendas por las escaleras. Su erección pedía a gritos atención y mi parte intima también, aquel cosquilleo que sentía era inexplicable y más cuando pasaba su lengua por el valle de mis senos. Con su pie empujó la puerta de mi habitación y la cerró a su paso volviendo a atacar nuevamente mis labios, tirando de ellos y jugando con mi lengua.

Dejando todo rastro de amabilidad a un lado me tiró con fuerza sobre la cama y al instante que lo hizo su cuerpo se encontraba encima de mí. Su cabello caía por su frente logrando tapar parte de su vista. Abrió mis piernas y comenzó a moverse. La tela de su pantalón era tan incomoda como para él y para mí, pero le gustaba aquella presión que ejercía sobre mi intimidad, la cual ya se encontraba bastante mojada. Sus movimientos eran lentos pero satisfactorios, gruñía sobre mis labios y con su mano derecha se atrevía a manosear mis pechos. El acto aun no empezaba pero podía jugar que Jeongguk me llevaba al cielo.

Entre desesperación se alejó un poco de mí y con fuerza quitó el cinturón que sostenía sus pantalones y lo tiró sin importar donde caía, seguido de eso, los pantalones salieron a volar, dejando a la vista un Jeongguk semidesnudo. Me puse de rodillas sobre el colchón, imitando la misma posición del pelinegro y, ataqué sus labios. Mis besos bajaban lentamente por su cuello dejando algunas marcas tras mi paso, disfrutando de su expresión y los jadeos que emitía cada vez que pasaba mi lengua por su clavícula. Con sus manos tomó mi cabello como si fuese a hacer una cola de caballo y me guió hasta su miembro, ahí, lo besé descaradamente sobre la tela de su bóxer. Alcé mi vista y observé como Jeongguk mordía sus labios, era tan excitante el simple verlo.

ㅡHazlo rápido ㅡsu voz salió casi en un susurro mezclado con un gemido. Lamí mis labios y, con algo de nervios bajé la tela negra, encontrándome de frente su pene erecto. Venas resaltaban un poco en aquella superficie, lo cual me pareció el detonante para no pensar debidamente. Lo tomé con una mano y lo acerqué a mi boca, dejé un beso y alcé nuevamente la mirada, mantenía la cabeza ligeramente hacia atrás y susurraba cosas para él mismo.

Sin pensarlo dos veces, lo llevé a mi boca. Se pudo escuchar claramente como dejó liberar un gemido, sujetó mejor mi cabello y me guiaba en cada cosa que hacía. El sonido que hacían mis labios era tan obsceno que, a ambos no nos importaba si alguien más escuchaba, nos encontrábamos sumergidos en nuestra propia burbuja de placer que así está bien. Las manos de Jeongguk presionaban con fuerza mi cabello, a un punto de querer arrancarlo. Después de unos minutos, lo saqué y empecé a acariciarlo de arriba a abajo, comprobando que para él era más satisfactorio mis manos que mi propia lengua.

ㅡNo quiero correrme en tu rostro ㅡhabló con voz severa. Y tal como lo dijo, me levantó de un brazo y atacó por milésima vez mis labios.

Sus largos dedos delineaban mi espalda, haciendo una pausa en mi sostén y, sin pedir permiso, se deshizo de aquella tela tan molesta y lo tiró a cualquier parte de la habitación. Su lengua delineó mis pezones, se detuvo un tiempo para obsérvalos y sonreír sobre ellos. Mordí mi labio inferior al sentir un leve tirón, había mordido, chupado y luego morder otra vez, mis senos. Acaricié su rostro y me dejé llevar por los besos que dejaba por el valle de mis senos y las marcas que hacía en la parte de mi estomago. Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, su lengua era tan malditamente perfecta y me estaba llevando a otro lugar con tan sólo trazos que hacía la misma.

Sus besos bajaban lentamente por mi abdomen, siendo su punto de interés mi feminidad que estaba cubierta por una tela blanca simple. Sentí mi cuerpo frío y volví a mis sentidos, de repente, la vergüenza me invadía y el miedo, temiendo de Jeongguk al instante. Me separé lo suficiente para cortar la distancia que teníamos y cubrí mis pechos, me analizó por completo y con fuerza bajó mis brazos y me acercó más a él.

papi, papi ©jeon jeongguk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora