09.

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Tal y como lo había dicho mi madre, aquel hombre de traje esperaba por mí dentro de su auto, dándole un beso en la mejilla salí de la casa y me introduje dentro del auto sin siquiera saludarlo. Durante todo el camino permaneció en silencio y la verdad es que lo prefería así, ambos no queríamos hablar, podía notar como se encontraba algo inquieto debido a su respiración y al constante chasquido de su lengua, me hacía sentir insegura, yo misma podía caminar a la escuela.

Cuando el auto se detuvo, sentí su fría mirada sobre mí, pidiendo con ella alguna palabra mía o que al menos le dedicará una sonrisa. Bajé sin decir nada más, encontrándome a mi lado izquierdo a Tae quien agitaba su mano como de costumbre, cuando giré a verlo, el auto había desaparecido.

-Tuvo que pasar algo para que no estuvieras ayer en clase- agarró mi brazo y me introdujo dentro de los pasillos.

-Me quedé dormida- mentí dedicándole una sonrisa.

-Me hiciste falta- hizo una leve curva con su labio inferior y me observó, había algo nuevo en él.

-También me hiciste falta- comenté.

-Ayer tuve una pelea con Min- de repente toda la energía que tenía desapareció tras nombrar a su novia. -ella tiene la estúpida idea de que tú y yo somos novios- sonrió con dificultad.

Me sentía mal, porque sabía cuales eran las intenciones de ella. Ha intentado muchas veces que nos alejemos pero Tae es siempre quien me defiende. Lo quería, no mentiría, pero a mi mente llegó aquel recuerdo en donde recibí una carta de un niño, la cual decía que estaba profundamente enamorado de mí y, al saber que era mi mejor amigo el alma se me partió en dos. Tae es bastante apuesto, un hombre que sabe cómo tratar a una mujer, pero mis ojos ven a ese hombre con mente de niño a un simple amigo, un hermano.

-Pero eres mi mejor amigo- hablé después de varios segundos. -Ella no tiene que estar celosa.

-Min no entiende eso, sabes lo difícil que es tratar con ella- suspiró echando su cabeza hacia atrás. -Y, después de haber discutido con ella, se me ha ocurrido una idea- hizo una pausa y se puso frente a mí, en sus ojos veía súplica. -Ven a comer con nosotros esta tarde.

-No puedo- respondí al momento que terminó. -Tengo una cita con el novio de mamá- y nuevamente decía una estupidez. En el rostro de Tae brilló la lujuria y pensamientos indebidos.

-¡Lo sabía!- me señaló con el dedo índice. -Faltaste a clase por estar con él- río y pegó pequeños saltos sobre su puesto.

-¡Para nada!- elevé la voz y fruncí mi ceño.

Olvidando aquella conversación, seguimos caminando a nuestro respectivo salón. Como era de esperarse se encontraba vacío y, poco a poco entraban los demás hasta quedar totalmente lleno. El maestro de química hizo presencia en el salón, sacando de sus mochila unas hojas y por lo que pude ver sería un examen sorpresa del cual nadie esperaba. Sonreí y vi como Tae pedía ayuda para no reprobar; no tenía problema alguno con el examen debido a que química es mi materia favorita.

Sobre mi puesto cayó una hoja arrugada y vi como Tae en un susurro me decía que la abriera, así que eso hice.

"te vas a enamorar del novio de tu madre, mis predicciones nunca fallan" era todo lo que decía la hoja.
Rodé los ojos y guardé aquella nota dentro de mi mochila y me dispuse a responder el examen, esta vez, no ayudaría a Taehyung.

♡♥

Las clases habían terminado y agradecía aquello, estaba tan cansada que lo único que quería era llegar a casa, pero había olvidado por completo que tendría que salir con Jeongguk. Ajusté las correas de mi mochila y esperé a que su auto apareciera. Después de unos quince minutos llegó. Se había cambiado de ropa. Me acerqué al auto color negro y me subí sin siquiera saludar. Había tardado y demasiado.

-¿No piensas saludarme?- preguntó esbozando una sonrisa.

-¿A dónde iremos?- evitando el tema pregunté por otro que me interesaba más que el anterior.

-A mi casa- respondió dando reversa para emprender camino.

-Pensé que cuando mi mamá dijo que pasaríamos tiempo sería de una manera, no sé, más divertida- me encogí de hombros y aparté mi vista de la suya. -No quiero ir a tu casa.

-Sólo vamos a almorzar, después podemos hacer lo que tú quieras- comentó con la mirada puesta en el volante. -Tu madre me ha dicho que te gusta mucho el arte.

-¿Y qué con eso?- pregunté.

-Pensé que te gustaría ir a una galería- se detuvo al ver el semáforo en rojo y esta vez me observó. -¿No quieres que te lleve a una?

-No quiero pasar la tarde contigo- respondí girandome para verlo.

-Ni sé para qué te trato bien- apretó sus labios en una fina línea y sin quitar la mirada de la mía habló. -Vete, no te obligaré a que estés acá.

No sabía el porqué me hizo sentir mal en ese momento, pero había logrado enojarlo. Suspiré y cerré los ojos con fuerza para después hablar.

-Mamá se enojará si se entera que no pasé la tarde contigo- hablé.

-Otra vez el mismo tema- puso su cabeza sobre el volante y apretó la bocina con su frente. -¿Cuándo será el día en que tu madre no sea el tema de conversación?- golpeó el sillón con fuerza.

-Llévame a casa, por favor- pedí en un susurro.

Pero pareció no escucharme cuando aceleró el auto y siguió con su trayectoria, ignorando mi súplica. Su semblante era más serio de lo inusual y por primera vez podía ver el pequeño enojo en él, era el diablo en persona. Entonces a mi mente llegó su declaración la noche anterior, una fuerte declaración que me erizó cada vello de mi cuerpo, tras detenerse en otro semáforo supe que era mi momento para hablar.

-Es difícil para mí tratar con las personas que conoce mamá- pareció haberle llamado la atención mi habla debido al rostro que puso, entonces, continué. -No me agradas, de eso estoy segura, pero has sido el primero en que quiere llegar a tener una buena relación conmigo- sí, lo estaba comparando con las demás citas de mamá.

-Tampoco hay la necesidad de compararme- acarició mi mentón con su dedo pulgar. La distancia era algo corta. -¿Cómo puedo caerte bien?- preguntó.

-Siendo una buena persona conmigo- susurré teniendo miedo de que alguien más me escuchara.

Cerré los ojos y me dejé llevar por el cálido beso que me ofrecía Jeongguk. Sus manos se encontraban en mi mejillas y las acariciaba lentamente, con delicadeza. El beso era muy diferente a los demás, porque por primera vez deseaba los besos de él, y un sentimiento extraño me invadió cuando sus labios dejaron de besar a los míos.

-No me pidas que sea bueno cuando nunca lo he sido- me dedicó aquella maldita sonrisa que empezaba a adorar.

papi, papi ©jeon jeongguk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora