dieciocho

164 17 0
                                    

Narra Allie:

Han pasado cinco días, cinco días desde el incidente de Michael, cinco días desde que escuchamos a las voces, cinco días desde que las vimos.

Hoy es el primer día que dejaremos ésta planta del hospital. Antes, cuando seguía usando la silla de ruedas, Michael y yo sólo podíamos deambular en ésta planta. Nos decían que no estábamos lo suficientemente sanos mental o físicamente para interactuar con otras personas.

Pero hoy no estoy en una silla de ruedas. Hoy, me puedo mover sin querer llorar por el dolor. Hoy, somos casi normales y nos dejarán ir a nuevas habitaciones.

Claro, no es muy emocionante, creo. Nos van a cambiar al verdadero hospital mental. Vamos a estar en la misma habitación ya que no podemos ser separados. Siguen intentando encontrar una explicación lógica al porqué no pueden ponernos en habitaciones diferentes sin que nuestra tensión disminuya.

Siguen pensando que estamos dementes. Pero sabemos que no lo estamos.

Ahora mismo, Michael y yo estamos frente al ascensor, cogidos de la mano. Una enfermera y la señora Clifford están a nuestro lado, cada una sostiene los bolsos que la señora Clifford fué lo suficientemente amable para darnos.

"¿Estás nerviosa?" Michael susurra.

"Extremadamente." Dejo escapar una suave y nerviosa carcajada.

"Estaré aquí para cada paso que des, ¿bien?" Me aprieta la mano.

"Te quiero." Susurro.

"Te quiero." Me responde él, y las puertas del ascensor se abren.

Nos metemos dentro, presionando el botón que marca la planta número dos, nosotros estábamos en la sexta. Tomó una bocanada de aire y cierro mis ojos mientras siente que el elevador nos hace bajar.

En el momento en que salimos fuera del ascensor, siento que quiero llorar. Hay un pequeño salón lleno de niños pequeños, luego muchos corredores llenos de habitaciones. Las personas nos miran mientras dos enfermeras llegan a escoltarnos a nuestra habitación. Probablemente parezcamos estar muy bien ahora mismo, ambos tenemos bolsas bajo nuestros ojos, nuestros rostros pálidos y nuestros cuerpos seguían cubiertos con vendas.

Llegamos a nuestra habitación que se parece mucho a la anterior, excepto que ésta no tenía máquinas. Hay una alfombra en el suelo, más plantas y las ventanas siguen teniendo protección.

"Ésta será su habitación. Está bajo vigilancia veinticuatro horas al día, todos los días de la semana, así que si intentan hacer algo indebido se meterán en problemas. Normalmente chicos y chicas no se quedan en las mismas habitaciones pero ustedes dos son la excepción. Pueden vagar por ésta planta tanto como quieran. Hay una habitación para comer, otra para ocio y un salón. Mañana comienzan sus clases ya que hoy es domingo. Deben estar en su habitación a las 22:00, las luces se apagan a las 23:00. ¿Me entienden?" Una de las enfermeras nos pregunta y asentimos en respuesta. "Bien." Sonríe y ambas se van.

La señora Clifford corre hacia nosotros y nos envuelve en un gran abrazo. "Manteneos fuertes, ¿bien? Sois grandiosos y sé que podéis superar esto. Sigo trabajando en convencer al doctor que no pertenecéis aquí."

"Está bien, mamá." La voz de Michael se rompe un poco.

"Manteneos a salvo, me tengo que ir. Os quiero, a los dos." Ella nos da un beso en la frente, un último abrazo y se va.

"¿Qué demonios vamos a hacer?" Me siento en mi cama y dejo salir un suspiro.

"Bien, no podemos hacer nada más que tratar con esto." Michael se sienta junto a mí en la cama y toma mi mano. "Vamos a estar juntos en esto. No podemos estar aquí para siempre."

hospital of souls | m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora