veinte

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Narra Allie:

Otro día en el hospital, es mi segundo día aquí y ya lo odio, de verdad. Siempre hay cámaras de seguridad o guardias o algo observándote. Es un poco inquietante.

Cuando estas aquí, es casi como si no tuvieras voz. Puedes intentar convencer a las personas que no eres como ellos dicen que eres, pero no sirve de nada. Puedes intentar razonar con ellos, pero no te escucharán. Nadie te ve como algo más que tu diagnóstico.

Michael y yo estábamos en clase, al final de la habitación como ayer. Tenía una hoja de papel y estaba dibujando cosas sin sentido en ella.

"¿Entiendes algo de lo que está hablando?" Michael susurra.

"Ni siquiera estoy prestando atención." Le susurro de vuelta, sonriendo.

"Claro que no." Él se ríe y golpeo su brazo.

Después de una hora, que en verdad parecieron cinco, la clase termina. Mientras Michael y yo caminamos por el corredor hacia el salón nos detiene una enfermera.

"Al doctor Peters quiere veros." Nos sonríe.

"Bien, ¿dónde?" Michael pregunta.

"Por aquí." Ella se da la vuelta y nos guía hacia el ascensor.

Llegamos a la tercera planta y nos conduce por diferentes corredores hasta que llegamos a la oficina del doctor Peters.

"Ya llegamos." Ella abre la puerta y nos hace entrar. Dentro de la habitación está un policía, el doctor, mi madre y la señora Clifford.

"¿Mamá?" Pregunto sin creérmelo.

"Cariño, ¿estás bien?" Ella se levanta y abre sus brazos para darme un abrazo, el cual rechazo.

"¿Por qué estás aquí? ¿Finalmente decidiste que vale la pena visitar a tu única hija?" La enfrento.

"Dulzura, estaba asustada. No quería que estuvieras con este chico demente y sabía que tú no lo estabas." Ella sonríe.

"Michael no es demente." Aprieto mi mano que sostiene la de Michael como si lo fueran apartar de mí.

"Sí, si lo está, sólo trata de lavarte el cerebro." Mi madre intenta convencerme.

"Cállate." Ruedo mis ojos y luego miro al doctor Peters. "¿Por qué nos necesita?" Porque si era sólo para que viera a mi madre entonces creo que podemos irnos.

El doctor nos mira a los cuatro por un momento "Necesitamos discutir el diagnóstico de los chicos."

"¿Se refiere a el hecho de que cree que estamos dementes cuando no lo estamos?" Michael se burla.

Él ignora el comentario y continúa. "Todos parecen pensar cosas diferentes al mismo tiempo. Los doctores de aquí, que son profesionales, todos concuerdan con que hay algo extraño que pasa con vosotros dos pero sin embargo, tenéis una enfermedad, creemos que la demencia es indiscutible. Todas las pruebas que os hemos hecho apuntan a ellos. La señora Robins cree que Michael está demente pero Allie no. La señora Clifford cree que la única persona que podría estar demente en ésta habitación soy yo." Ríe.

Michael levanta una ceja hacia su madre y ella sólo se encoge de hombros con una sonrisa traviesa en su cara.

"¿Por qué no podeis simplemente creer nuestra historia?" Le pregunto al doctor.

"Porque no es racional. ¿Por qué habría demonios persiguiéndoos? No tenemos evidencia y además suena como cualquier película de miedo.

"Mi vida ha sido una horrorosa película de miedo." Michael lo observa. "Y no lo están haciendo mejor de ninguna manera."

"Bien, lo siento pero estoy intentando ayudar. Habeis estado a salvo de lo que sea que os ha estado molestando, sea verdadero como decís o solo esté en vuestra cabeza como nosotros creemos. Así que creo que lo mejor es manteneros aquí."

Pero es aburrido estar aquí.

No podemos hacer nada cuando todos nos miran desde tan cerca.

Abro mis ojos de sorpresa. "Mierda."

"¿Qué sucede?" La señora Clifford pregunta.

Miro al doctor. "¿Qué pasaría si le dijera que las cosas que usted cree que no son reales están aquí ahora mismo?"

"¿A qué te refieres?" Él mira al policía y éste pone una mano en su pistola.

Puedo oír a Michael tomar aire entrecortadamente. "Están aquí. Necesitan salir."

Muy tarde.

Las ventanas se rompen y las luces comienzan a parpadear.

"Rápido, ¡fuera!" Les grito a todos. "Por favor, ¡antes de que haya heridos!"

El policía tiene su pistola y apunta alrededor de la habitación, buscando algo que pueda ser una amenaza. El doctor está intentando abrir la puerta para salir pero no lo consigue.

Risas demoníacas inundan la habitación.

"¡Mierda!" Michael golpea la pared. "¡Os lo hemos dicho!"

Lágrimas caen por mis mejillas mientras intentamos abrir la puerta, las luces disminuyen hasta que ya no se puede ver nada, la única fuente de luz viene del sol que se está escondiendo fuera de la ventana.

Todos estamos quietos y podemos oír suspiros irregulares, luego se escucha un grito y un cañonazo, después escucho un cuerpo colapsar contra el suelo.

Siempre volvemos cuando menos esperais.

No podemos parar, bonita.

"¡No, por favor, ya basta!" Grito nuevamente, pasando mis manos por mi pelo.

"¡Parad!" Escucho a Michael gritar.

Se escuchan gruñidos tenues y gemidos de dolor en el suelo a mi lado y siento que me tropiezo con un cuerpo. Pongo mi mano sobre mi boca para no dejar escapar un grito mientras los rostros horribles aparecen en frente de mí.

Entonces, no entiendo cómo lo hacen, la poca luz que teníamos desaparece, dejando todo en completa oscuridad. Cierro los ojos aún más intentando no ver los rostros pero encuentran la forma de que los siga viendo.

Siento que manos frías cogen mis muñecas, apretándolas, mientras uñas recorren mi brazo. Otro par de manos forzadamente toman mi cintura y me arrastran por la habitación, tirándome contra la pared. Mi cabeza se estrella contra el suelo y dejo escapar un jadeo de dolor. Siento que voy a explotar de dolor puro.

Se escuchan ruidos y gritos fuera de la habitación como si alguien intentara entrar.

Bien, eso fue divertido.

Tenemos que hacer esto de nuevo.

Las luces parpadean para volver a encenderse y hay sangre y muebles rotos en todas partes alrededor de la habitación. Me logro sentar y toco mi cabeza para luego observar mi manos ahora repletas de cortes. Moretones comienzan a aparecer por mis brazos. La puerta se abre fuertemente y un grupo de gente jadea. Levanto la mirada para ver qué pasaba. Hay alguien, sobre un gran charco de sangre. Ojos abiertos y vidriosos, el rostro pálido.

Obviamente está muerto.

hospital of souls | m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora