quince

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Narra Allie:

Me despierto con un gruñido, intentando sentarme pero un dolor agudo atraviesa mi cuerpo por lo que me quedo acostada. Bostezo y mis ojos escanean mi entorno. Estoy en una habitación de hospital. Miro hacia mi derecha y veo a Michael que está descansando en una cama también. Mientras más observo la habitación, más me doy cuenta de que no es una habitación de hospital normal.

Claro, tengo una vía intravenosa en mi mano y a mi lado hay un monitor que ve los latidos de mi corazón. Pero también hay otras máquinas que no reconozco. Hay algún tipo de cubierta sobre la ventana y ésta misma tiene rejas. Escucho voces de fuera pero no puedo entender qué están diciendo.

Suspiro, cerrando mis ojos. Vagamente recuerdo un dolor agudo e insoportable y la cara frenética de Michael tratando de alcanzarme pero alguna fuerza desconocida lo mantenía alejado de mi.

Recuerdo sollozar mientras el cuerpo inconsciente de Michael descansaba a mi lado, figuras rodeándome. Dolor extremo con cada movimiento que hacía.

Entonces la policía entró en casa, rápidamente preguntado cosas y llevandonos a mí y a Michael hacia la ambulancia esperando fuera de casa.

Doctores y policías me bombardearon con una pregunta tras otra. Michael eventualmente se despertó y ellos le preguntaron cosas también. Después de pensarlo un buen momento decidí contarles lo que pasó y Michael apoyó mi respuesta.

Luego no sé que pasó pero ellos nos dieron una mirada de desaprobación y nos inyectaron medicina que nos hizo caer dormidos al instante.

Y ahora estoy aquí.

La puerta se abre y mi madre, la madre de Michael, una enfermera y dos doctores entran en la habitación.

"¿Allie, estás bien?" Mi madre corre hacia mi pero no me toca, como si estuviera asustada de romperme en pedacitos.

"Me duele todo." Respondí siendo honesta.

Uno de los doctores miró a la enfermera y ella hizo algo a mi vía intravenosa. "Te daremos medicación para el dolor."

"¿Dónde estoy?" Pregunto silenciosamente.

"En un hospital, dulzura." Mi madre sonríe tristemente.

"Pero, ¿qué es eso en las ventanas?, ¿y todas esas máquinas?"

"Te lo diremos cuando Michael despierte."

"¡Decidmelo ahora!" Digo duramente.

"Cálmate, cariño." Mi madre pone su mano en mi hombro.

"¡Dime dónde estoy!" Digo e intento sentarme, quejándome por el dolor.

"No recomiendo que te muevas." La enfermera me dice.

Escucho un gruñido a mi lado cuando Michael se despierta, probablemente con mis gritos.

"¿Dónde demonios estoy?" Observo a todos en la habitación.

Mi madre suspira y agita su cabeza. Uno de los doctores camina hacia mi y sonríe tristemente. "Estás hospitalizada en el Hospital Mental Rymond."

"¿Qué demonios? ¡No estoy loca!" Le grito al doctor.

"Por favor, cálmate." Me dice.

"¡No, no estoy loca!, ¿por qué estoy aquí?" Le vuelvo a gritar.

"Voy a salir." Mi madre dice.

"¿Por qué dejaste que tu hija fuera hospitalizada en un hospital mental?, ¡sabes que no estoy loca!" Le grito y ella me vuelve a mirar tristemente.

hospital of souls | m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora