Para Aristóteles los días con Temo eran los mejores, cada vez que hablaban sentía la conexión entre ellos más fuerte y los colores ya no eran ráfagas que solo duraban unos segundos, ahora los colores se quedaban todo el tiempo que estaban juntos. Había pasado una semana desde que Temo había ido a su casa y había conocido a su madre, los dos se llevaron realmente bien. Esa noche cuando Temo se fue su madre lo felicito por tener a una persona tan linda como alma gemela.
Ese día había invitado a Temo a su casa ya que le pidió que le enseñara a tocar el piano, Aristóteles obviamente no iba a rechazar la petición y mucho menos sabiendo que de esa forma podría estar más cerca de Temo, además de poder tocar sus suaves manos. La clase había ido de maravilla, incluso hubo otra ocasión en la que pudo haber besado a su alma gemela pero en ese momento llego Eduardo el amigo y abogado de su mamá. Este le había ido a dejar a Arquímedes ya que Polita tenía que volver lo antes posible a su trabajo. Al poco rato Axel paso por Temo y se fueron.
Aristóteles se quedo con su tía Blanca ya que los había invitado a cenar. Todos extaban reunidos cenaban tranquilamente, su padre no les dirigía la mirada. Desde hace una semana que sus padres se habían divorciado, su papá se quedó en el apartamento de enfrente, pues este no era habitado por nadie. Después de cenar Aristóteles se sentó a hablar con Julieta y Robert porque ellos tenían curiosidad sobre Temo.
-Entonces Aris, ¿Quién es el chico? -Dijo Robert sonriendo curioso.
-Un amigo.
-Ajam, entonces porque estaban tomados de las manos. -dijo Julieta.
-Esta bien, el es Temo mi alma gemela. -dijo Aristóteles con una sonrisa enamorada.
-Ay que lindos. -Chillo la pareja con unas enormes sonrisas. -¿Ya le comentaste algo?
-Pues aun no. -Aristóteles empezó a jugar con sus dedos. -Pero no tienen idea de cuan enamorado estoy.
-¿Enamorado?- escucharon la voz de Audifaz e Imelda, lo cual los hizo quedarse helados. -Ay por fin otro de mis nietos ha encontrado a su pareja. Anda Aristóteles cuentanos como es ella.
Aristóteles no sabía que hacer, se quedo callado unos minutos fue cuando Audifaz entendió la situación. -¡No! ¡No es posible! -gritó enfurecido. -Aristóteles dime que es mentira que has salido como uno de esos desviados inmorales que llaman a eso amor.
-Aristóteles, desde que eras pequeño te lo dije nuy bien. -intervino Imelda. -Eso no es amor.
-Tío, abuela. Aristóteles tiene derecho a ser feliz con quien el quiera. -decía Daniela cargando a su hija Lucia junto a su esposo (notita: en todas mis historias Gabriel seguira vivo porque amo mucho a este personaje). -Después de todo es vida suya no de ustedes.
-Tu no te metas en lo que no te incumple Daniela. -dijo Audifaz sin siquiera mirarla. -Y tu Aristóteles ya te lo había dicho, si vas a ser mi vergüenza a ver que haces de tu vida, primero eres el peor de tu clase y ahora sales con estas cosas.
-Audifaz ya basta. -dijo Polita. -Dejalo que sea feliz con quien él quiera, no esta aqui para complacer tus caprichos.
-Ves Amapola, todas nuestras peleas siempre eran por culpa suya, por su culpa nos divorciamos. -Aristóteles sentía como le faltaba el aire con cada palabra de su padre, no se había dado cuenta que había empezado a llorar.
-Tío/Audifaz. -gritaron los presentes. Julieta tomo la mano de Aristóteles apretandola mientras linda se paraba junto a su primo.
-Que, si solo estoy diciendo la verdad, no entiendo en que momento dejaste de ser hombre.
-Ah, entonces es muy de hombres dejar que su hijo y esposa trabajen para mantener la casa. -Aristóteles no pudo mas y descargo su rabia sin pensar, soltandose del agarre de Julieta, poniéndose frente a su padre. -Tu hace mucho que no trabajas o aportabas algo, simplemente te ibas a leer la Biblia y casi no estabas en casa, desde entonces te has vuelto aún mas insportable. Siempre has pensado que tienes la razón pero no es así Audifaz. -hubiera seguido hablando pero entonces sintió un fuerte dolor en su mejilla izquierda. -¡Te odio!
Aristóteles salió ignorando el llamado de su familia. Estaba muy herido, quería a Temo, él lo hacia sentir mejor. Camino hasta el parque sentándose en la banca donde había conocido a Temo, pronto comenzó a llover, sabía que si se quedaba probablemente se enfermería pero no quería regresar. Habían pasado unos minutos entonces alguien se paro frente a el, cubriendo lo con un paraguas. Al levantar la vista se encontró con la persona que quería ver, Temo lo abrazó aun sabiendo que se mojaria pero eso no importaba ahora, queria sentir a Temo, a su Temo cerca.
Momentos antes Temo había tenido un mal presentimiento al ver la enorme nube de tormenta, entonces tomo su mochila llevando algo de ropa, metió su cartera y celular, se puso un suéter por el frío. Bajo las escaleras asegurándose que nadie lo veía agarro un paraguas y salió de su casa. Se dirigió al parque, camino un momento entonces pudo distinguir una figura sentada bajo la lluvia, cuando el mundo se volvió de colores supo de quien se trataba, fue directo hacia él y lo abrazó.
Aristóteles se hundió en el calor que Temo emanaba y lloro hasta que no pudo más. Fue cuando Temo trato de alejarse para mirarlo-Ven tenemos que irnos.
-No quiero volver a mi casa. -murmuró Aristóteles sin dejar de abrazar a Temo.
-Bueno. -Aristóteles se puso de pie y Temo lo guió a un pequeño hotel que estaba cerca. Puso una habitación a su nombre y le entregaron las llaves. Subieron en silencio, al llegar a la habitación Temo dejo sus cosas en la cama y miro a Aristóteles. -Sera mejor que tomemos un baño, ve primero.
Aristóteles no renego se metió al baño y se dio una ducha, al salir observó que su ropa ya no estaba en cambio se encontró con un pantalón holgado y una camisa encima del inodoro. Se los puso suponiendo que eran de Temo pues le quedaban un poco apretados. Salió entonces Temo entro a bañarse. Aristóteles se dejó caer en la cama sin fuerzas, la lluvia caía fuertemente afuera.
A los pocos minutos Temo salió con ropa parecida a la que Aristóteles llevaba puesta, llamó al personal y les pidió que lavaran su ropa. Al entregarla, se acostó junto a él. Enseguida Aristóteles paso sus brazos por su cintura, enterro su rostro en el cuello de Temo inalando su aroma y enredo sus piernas. -¿Quieres decirme que pasó?- pregunto Temo con suavidad abrazando a su acompañante.El chico negó con la cabeza apretandose mas a Temo. -Te necesitaba tanto, te necesito tanto. -Dijo con la voz quebrada.
-Siempre voy a estar aqui Ari. Lo prometo.
Se metieron bajo las mantas y durmieron abrazados, disfrutando la compañía del otro. Ninguno de los dos se había molestado en revisar sus celulares, que recibían llamadas de sus familiares preocupados. Nadie los interrumpiria en ese momento de paz que tenían.
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Si, ya se que Imelda y odiofaz ya cambiaron pero es para darle drama XD.
Espero les haya gustado este capítulo, cualquier comentario o sugerencia sera tomado en cuenta.
Hasta la proxima byebye.
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Un mundo de Colores
FanfictionCuando se nace los colores se ven a escala a grises, todo blanco y negro. A lo largo de tu vida las personas que conoces y significan mucho para ti, te dan sus colores segun tu interpretación de ellos. Cuando conoces a tu alma gemela, tu mundo se ll...