017: Jaula.

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Esa mañana me levanto más fresca y en forma que nunca. Muevo las caderas con mucho entusiasmo hasta llegar a los grandes ventanales y echo a un lado las cortinas para ver el precioso sol. ¡Hace un buen día!

Mi querido hombre sigue en el quinto sueño y yo me siento orgullosa de ello. Jamás había escuchado a Negan ser tan escandaloso a la hora del sexo, pero en cuanto me puse en modo dominante saqué una etapa de él que no conocía. Me hizo sentir tan poderosa que me moría por volver a repetir aquella experiencia.

No tardo en salir al pasillo y me encuentro con una amable mujer que suele pasearse por los pasillos sobre esta hora de la mañana por si Negan desea algo. Le pido el desayuno para nosotros y ella no se piensa dos veces en captar mi petición.

Aprovecho para ir al baño y asearme como todo ser humano. A la vuelta y con ropa cómoda vuelvo a mi habitación, donde me sorprende ver a Negan dormir como un bebé. El desayuno está junto a la entrada de la puerta y lo cojo sin ningún problema. Dejo todo sobre la mesa y como si fuera algún tipo de felino, me tiro sobre la cama hasta rodar sobre el cuerpo de mi hombre.

Negan abre los ojos con parsimonia en cuanto siente mis labios sobre su rostro. No me aparta ni se queja, solo me muestra una pequeña sonrisa y se deja querer. El corazón se me apretuja y me siento cálida entre sus brazos.

—Buenos días, preciosa—susurra sobre mis labios, después deja un suave beso en el mismo lugar.

—Buenos días, precioso.

Es de esas perfectas mañanas, las cuales he comenzado a catalogar desde que estoy a su lado. Y con perfecta me refiero a cuando estamos los dos juntos, dandonos amor y disfrutando la compañía del uno y el otro. Después de tanto sufrimiento creo que las cosas pueden mejorar. Merezco un final digno y bonito, ¿verdad? No uno caótico, donde él y yo nos separamos. Pueden pasar tantas cosas que no me quiero parar a pensar si el amor que ha comenzado a florecer entre nosotros, llegue a marchitarse.

—¿Qué tienes planeado hacer hoy?—pregunta tras dejarme prisionera bajo su cuerpo.

Recorro mis manos sobre su cabello despeinado y observo su rostro con adoración.

—Quiero estar contigo.

—¿Todos los días? Si tú quieres, sí.

Asiento frenética y capturo sus labios con los míos.

—Entonces quiero que estés a mi lado hasta mi último aliento.

—Que cursi te has puesto, mi amor.

Él se ríe como un crío y asiente repetidas veces. Aparta un mechón mojado de mi frente y descansa sus cálidos labios ahí. Mi corazón sigue bailando a ritmos inimaginables y yo disfruto de la hermosa sensación que es tenerlo sobre mi, dándome cariño.

—Eres todo lo que buscaba desde que esta mierda comenzó—dice en tono sincero y puedo ver aquel brillo de ilusión en sus bonitos ojos—siento que a tu lado nada puede faltarme. ¿Qué me has hecho, Leila? Dios, te quiero tanto.

Su confesión hace que un cierto cúmulo de lágrimas se instalen sobre mis ojos.

—No querrás verme llorar tan temprano, ¿verdad?

—Hasta llorando eres hermosa.

Mis mejillas muestran mi timidez al escuchar sus palabras y no tardan en encenderse como si fueran un tomate.

—Te has levantado muy cariñoso.

—¿Te molesta?

Niego.

—Me encanta.

—Anoche me dejaste tan sorprendido y complacido, nena. Pese a lo bien que me sentí bajo tus ordenes, pude presenciar la otra Leila que desconocía. Una Leila que no tiene miedo a mostrarse tal y como es, a gritar como una loca con tal de que se la escuche. No voy a mentirte, no es la primera vez que te observo. Has cambiado.

Me perteneces. [Negan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora