018: Dulce.

4.8K 296 59
                                    

Voy caminando sobre mis flamantes tacones por el largo pasillo que da acceso hacia el lugar donde Negan suele hacer sus castigos frente a los demás. Esa tarde iba a ser intensa y me veía preparada para cobrar hasta el último sorbo de venganza.

Había dejado que los días pasasen mientra me iba mentalizando sobre lo que les iba a hacer a ese par. Sin darme cuenta las había convertido en mis dos perras falderas, las cuales tenían que hacer todo lo que yo quisiera. Realmente fue satisfactorio darles una paliza alrededor de toda la gente del santuario. Después de ese día la gente comenzó a tenerme más respeto y miedo.

Pero esas dos zorritas eran difíciles de manejar por lo que decidí que era hora de acabar con ellas. No quería tenerlas cerca de mí, eran una escoria que tenía que eliminar.

Aquel vestido de terciopelo se añade a cada centímetro de mi piel y luzco terriblemente sensual. Había agarrado tanta confianza en mi misma que nadie era capaz de arrebatarmela. Por lo que doy acto de presencia en el gran salón, dejando a todo el mundo en silencio. Mi sonrisa se hizo más grande en cuanto vi a la gente ponerse de rodillas nada mas verme. Mi influencia en ese lugar cada vez llegaba al nivel de Negan, y no voy a mentir, me fascinaba.

Negan está en el fondo del lugar, sonriendo en mi dirección. A su lado están las dos mujeres que me hicieron la vida de rositas desde que llegué. Saben cual es su destino.

Con mi dedo indice indique a todo el mundo que podían volver a ponerse de pie. Mis tacones hicieron eco y pare frente a Negan con una sonrisa ladeada. Cada vez que le veía me era imposible mantenerme seria, ambos nos habíamos sumergido en una burbuja de recién casados.

—Este va a ser un pequeño castigo—comencé a recitar alto y claro, mirando a cada uno de los presentes—para que nunca más me toméis como alguien con el que se puede jugar. Vamos a comenzar con estas dos mujeres, las cuales como ya sabéis intentaron matarme un par de veces. Pero... no podemos matarlas y ya, ¿verdad?—pregunto en un tono inocente, escucho la afirmación de algunos y eso me hace sonreír.

—Ya está listo—habla Simon, señalando a su derecha lo que he estado esperando hacer.

Cuando vi que Negan lo hizo me parecía terrorífico e inhumano. Pero ahora era diferente, ellas lo merecían. O tal vez una parte de mi había desaparecido, la cual no se pensaba mucho sobre lo que estaba bien o mal. Solo sabia que ellas merecían los mas doloroso y horrible del mundo.

—Me quedaron algunas cicatrices en mi piel—continúo con mi parloteo, enseñando mi muñeca derecha donde porto una marca de cigarrillo que una de ellas se encargó de apagar allí—así que pienso que Hannah y Chloe también merecen tener algunas marcas.

Negan me ayuda a poner un guante para no quemarme, después Simon me pasa con cuidado la plancha. Las dos están sentadas sobre sillas y me miran con terror al ver mis intenciones. Suspiro con fuerza al sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo, es agradable ver esas muecas en sus rostros.

—Creo que a veces la venganza se puede servir dulce—mi mano derecha se pone en alto y la acerco hasta la mejilla de Hannah, donde la dejo unos segundos para escucharla gritar de dolor, y cuando se desmaya termino de recitar—y caliente.

—El médico—ordena Negan tras colocarse a mi lado y retirar la plancha de mis manos—lo merecían, no te preocupes.

Bueno, puede que en ocasiones necesite el consuelo de Negan sobre las cosas malas que hago. Y cuando él se sentía mal allí estaba yo para decirle que todo iba a salir bien. Aunque los castigo habían disminuido para todos y ya no eran tan macabros. Hasta esa tarde donde daba por finalizada mis instintos asesinos contra dos malas mujeres.

Me perteneces. [Negan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora