3- ¡Huyamos de aquí!

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Hipo:

- ¿A qué te refieres…?

Astrid:

- Enséñala a forjar una buena amistad con Eclipse, y luego, cuando esté lista, entrénala para volar.

Hipo:

- No sé…

Astrid:

- Janie no se quedará quieta. Y eso lo sabes, es mejor que la enseñes, así por lo menos te ahorrarás la bronca.

Dijo con simpleza y sensatez:

Hipo:

- Ja, ja… muy graciosa.

Astrid:

- Sólo digo la verdad. Hipo piensa un momento, luego suelta:

Hipo:

- ¿Sabes qué?, tienes razón.

Astrid le dedicó una sonrisa tierna. Janie y Valka estaban bajando a la puerta de la casa de los jefes. Ya era por la tarde casi anocheciendo, Janie se bajó feliz de AsaltaNubes. Eclipse se puso a jugar con su padre, Desdentao.

Janie:

- ¡Gracias abuela, me ha encantado!

Val:

- Sabes que siempre me gustará llevar a mi nietecita a dar una vuelta.

La dice cariñosa.

Janie:

- Ojalá que yo pudiera también…

Val:

- Dales tiempo… Ya verás como algún día lo harás.

Janie:

- Eso espero…

Janie se despidió de su abuela y entró en casa.

Astrid:

- ¡Janie!, ¿Qué tal cariño?

Janie:

- Bien… Bueno, me he ido con la abuela a volar.

Astrid:

- Lo sabemos amor.

Hipo:

- Janie, tenía que decirte una cosa…

Janie:

- Ya, ya lo sé, que no vuele en dragones, que no salga de casa sin avisar, ni vuelva a casa tarde, etc, etc, etc… En fin, ¿Y de paso quieres que coja una cadena para que me encadenes?, ¿O prefieres encerrarme en una jaula?

Janie no le dio tiempo a Hipo a contestar.

Hipo:

- Janie no-

Janie:

- Tranquilo, sólo voy a subir a mi cuarto. Estoy cansada… Hoy no me apetece cenar, bueno, mañana me regañas otro poco.

Y sin decir nada más, sube a su cuarto, se encierra y se tumba en su cama boca arriba pensando, aburrida.

Hipo:

- ¿Crees que la regaño mucho?

Le pregunta a Astrid, ella lo mira sensatamente.

Hipo:

- Está bien, no me respondas.

Astrid:

- No te preocupes cari… Mañana estará mejor, te escuchará seguro.

Le asegura ella. Mientras tanto, en los pensamientos de Janie, se imaginaba que ella y Eclipse volaban por el cielo, subiendo muy alto; Y que al fin, Eclipse volaba aerodinámicamente y sin esfuerzo. Pensando en ello, se durmió.

Sueño de Janie:

Janie:

- ¡Más alto, colega!

Janie y Eclipse estaban sobrevolando el mar a gran velocidad y a mucha altura.

Janie:

- ¡¡Sí!!, ¡Y ahora, el giro invertido!

Ella se puso de pie en Eclipse y él, giró sobre si mismo rápido, Janie esperó que se estabilizara para dar un salto con voltereta y caer en picado. Su dragón caía junto a ella. Ya acercándose al mar, Janie reaccionó.

Janie:

- ¡Ahora, amigo!

Eclipse:

- ¡Raughh!

Eclipse fue elevando sus alas y se colocó bajo ella. Janie volvió a subir sobre él, y ambos, dejaron un fuerte rastro de agua en el mar. Volvieron a elevarse rápidamente. A lo lejos, se veía la montaña que intentaron pasar la última vez.

Janie:

- ¿Listo para volver a intentarlo?

El dragón rugió asintiendo.

Janie:

- Bien…

Dirigió hacia allí a su dragón con mucha velocidad. Sus alas iban torciéndose suavemente.

Janie:

- ¡¡Ahora!!

El dragón comenzó a torcerse tanto que algo les falló. Perdieron estabilidad y Eclipse cayó al vacío con Janie.

Janie:

- ¡¡Ahh!!

Fin del sueño.

Janie:

- ¡Ah!

La intensidad del sueño logró despertar a Janie. Quien tenía el ritmo del corazón a mil por hora. Se había sentado de la impresión.

Janie:

- ¡Oh! Estúpida montaña…

Janie se levantó de la cama. Todo estaba oscuro, no se oía ni se veía nada. La chica sacó de su armario unas prendas de ropa y algunas sábanas. Luego, las unió a todas en un nudo. Era muy largo, ató el primer extremo en la pata de su cama, el otro, lo lanzó por la ventana. Luego se encaramó al borde de la ventana, agarrándose a la prenda y bajando poco a poco ayudándose de sus manos.

Janie:

- Bien…

Siguió bajando hasta llegar al suelo. Caminó silenciosamente hacia dónde dormía su dragón, Eclipse. Normalmente dormía en su cuarto, pero esa noche hacía calor. La chica lo despertó moviéndole suavemente la cabeza. El dragón gruñó molesto.

Janie:

- Sshh… tranquilo chico… soy yo, Janie.

El dragón se levantó mirándola, sorprendido.

Janie:

- Nos vamos de aquí. ¿Te apuntas?

El dragón rugió de emoción.

Janie:

- ¡Sshh!, pero tranquilo… despacio, y en silencio…

Janie entró en el cobertizo dónde guardaban las sillas de monta de los dragones, cogió la de Eclipse, salió del cobertizo sigilosamente, pero para su sorpresa, en la entrada de la puerta se encontró con unos ojos verde lima bastante enfadados.

Janie:

- Oh, oh…

HTTYD IIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora