1- Surcando el cielo, y cayendo...

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MUCHOS AÑOS DESPUÉS…

Hacía una mañana y soleada en Isla Mema. Hipo estaba cumpliendo con sus tareas de jefe, y Astrid, encargándose del cuidado de su nueva casa. Ahora que eran un matrimonio, estaban más unidos que nunca. Hipo regresaba de su patrulla mañanera.

Astrid:

- Cariño, ya has venido.

Astrid le da un beso como saludo en la boca. Hipo parece nervioso, y algo preocupado.

- Amor… ¿Dónde está Janie?

Astrid:

- Ah… Creo que dijo que iba a volar con Eclipse.

Hipo:

- ¿¡Qué…!?

Hipo estaba que se le salían los ojos de las órbitas. Astrid trató de tranquilizarle.

Astrid:

- ¡Cálmate cariño, está bien!

Hipo:

- ¿¡Bien!? ¡Eclipse aún no está entrenado!

Astrid:

- ¿¡Cómo…!?

Ella también adoptó el mismo rostro.

Astrid:

- ¡¡Hipo, estará en peligro!!

Hipo:

- ¡Vamos!

Hipo y Astrid corrieron hacia sus dragones. Mientras tanto, en la cima de una montaña del bosque, en lo alto de una colina. Estaba una joven niña de tez blanca con algo de pecas en sus carrillos, ojos azul cielo, nariz menudita, pelo castaño claro, trenzado con dos trenzas. Alta y delgada. Vestida con una camiseta de seda marrón, falda negra de piel de yak, mayas negras, y botas de piel de yak marrones. A su lado, había un joven Furia Nocturna de ojos ámbar, quizá adolescente. El cual tenía una silla de monta marrón colocada en su lomo, con unas anillas en la parte de delante.

Niña:

- Esta vez lo haremos…

Le dedicó una mirada decidida al Furia Nocturna. Quien la miraba intrépido.

Dragón:

- ¡¡Ruagh!!

Niña:

- ¡Eso es!

La niña subió al Furia Nocturna, agarrándose a las anillas fuertemente.

Niña:

- Bueno, ¡Vamos allá!

El dragón rugió corriendo hacia el precipicio, desplegó sus alas y saltó al vacío. El dragón ganó estabilidad rápidamente, pero parecía que no se sentía a gusto teniendo a la niña en sus lomos.

Niña:

- ¡¡Sí!!, ¡¡Sigamos así!!

Lo animaba. El dragón subió a lo más alto, ocultándose entre las nubes, allí comenzó a ponerse más nervioso, moviéndose de un lado a otro.

Niña:

- Oh, oh, ¡Ahh! ¡No, Eclipse, espera…!

El dragón comenzó a perder el control, su vuelo se estaba desestabilizando. El dragón cayó en picado, con la chica aún en sus lomos. Con todas sus fuerzas, tiró de las anillas hacia arriba antes de estrellarse contra un árbol del bosque. El dragón logró enderezarse de nuevo, ayudándose de su cola y alas.

Niña:

- Bien Eclipse, ¡Ahora tomaremos nuestra primera curva a la montaña!

El dragón le dedicó una mirada decisiva, y usó todo su potencial para volar más rápido. Se estaban acercando a una gran montaña. Entonces, la chica estiró de las anillas hacia el lado derecho para rodear la montaña. El dragón lo estaba haciendo bien; Pero algo falló, y provocó que el dragón perdiera de nuevo su estabilidad balanceándose de un lado a otro.

Niña:

- ¡¡Ahh!!

Ambos estaban cayendo en picado hacia la montaña. El dragón tuvo un aterrizaje forzoso, y la chica también. No se habían hecho mucho daño. La niña se levantó pesadamente.

Niña:

- Bueno… Creo que no fue buena idea, ¿Eh, amigo…?

Dragón:

- ¡Rrgh!

Le rugió molesto mientras se levantaba sacudiéndose el cuerpo.

Niña:

- Bueno… Supongo que algún día nos saldrá… Sólo tenemos que… seguir intentándolo.

A lo lejos se divisaban dos dragones con jinetes montados.

Niña:

- ¡Oh, oh…! Eclipse, vienen los papis…

Eran Hipo y Astrid, montados en sus dragones. Hipo bajó de su dragón junto con Astrid y corrió muy enfadado hacia ella.

Hipo:

- ¡Janie!

La niña puso una cara de aburrimiento.

Hipo:

- ¿¡Cuántas veces tengo que decirte que Eclipse no está entrenado!?

Janie:

- Ya lo sé, papá… La misma historia de siempre supongo…

Hipo:

- ¡Estoy harto de que desobedezcas, hija!, ¿No entiendes que puedes tener un accidente?

Janie:

- Tranquilo, papá… Lo tengo controlado.

Hipo:

- ¿Y por eso os habéis estrellado?

Janie:

- Am… ¿Nos has visto…?

Hipo:

- ¿¡Qué es lo que tengo que hacer contigo para que me obedezcas!? Los dragones necesitan estar compenetrados con los jinetes que los montan.

Janie:

- Papá, ya no soy una niña. ¡Sé cuidarme sola! Y Eclipse y yo estamos muy bien compenetrados.

Hipo:

- Eclipse aún es mitad cachorro.

Janie:

- ¡Pero es hijo de Desdentao!, el dragón más famoso de toda Mema. ¿¡Qué problema hay con que lo monte de vez en cuando!?

Hipo:

- En que te pase algo o tengas un accidente.

Janie:

- ¿Y qué voy a hacer? ¿¡Quedarme encerrada en mi cuarto todo el día!?

Hipo:

- Hay otras cosas que hacer a parte de montar dragones desentrenados.

Janie:

- ¿¡Y cómo quieres que practique si no me llevas nunca al campo de entrenamiento!?

Hipo:

- ¡Baja ese tono jovencita!

Janie:

- ¡No voy a bajarlo, estoy harta de lo mismo!

Astrid:

- ¡Janie, no le hables así a tu padre!

Janie obedeció a regañadientes.

Hipo:

- Vas a volver a Mema, ahora; Y se acabó el montar a Eclipse.

Janie sólo frunció el ceño y subió en Desdentao, detrás de su padre. Astrid subió también en Tormenta, y volaron hasta Mema. Eclipse los seguía, volando.

HTTYD IIIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora