12- Nuestra historia

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Los ojos de Janie se abrieron en grande al escuchar al gran dragón. ¡Acababa de decir Isla Mema!

Janie:

- Eh… acabas de decir… ¿Isla Mema…?

Zirus:

- “¡Sí…!, jamás me olvidaré de esa asquerosa isla, ¡De ese lugar dónde perdí a mi familia…!, ¡¡DE LA MALDITA ISLA MEMA!!”

Rugió con ira. Una lágrima recorrió su mejilla derecha. Janie sentía una gran pena hacia el dragón. Eclipse también podía sentirlo. A ambos les dolía ver a Zirus así. El dragón miró hacia la luna un momento. Luego cerró sus ojos, recordando el último momento donde estuvo con su querida familia. Luego los abrió secándose las lágrimas. Miró de nuevo a Janie.

Zirus:

- “Bueno… Aunque de eso hace ya mucho tiempo. No puedo seguir culpando a una isla… que ya quizá ni exista.”

Janie:

- Sí… eso creo.

Zirus mira hacia el cielo, luego vuelve la vista hacia ellos.

Zirus:

- “Es tarde. Será mejor que vayáis a dormir ya. Mañana nos veremos.”

Janie:

- Sí… Hasta mañana, Zirus, que duerma bien.

Dice con respeto.

Eclipse:

- Ruag ruag. (Que descanses)

Janie y Eclipse se despiden de Zirus y vuelan hacia el bosque. Allí encuentran un rincón confortable bajo una bonita palmera. Como hacía calor, se estaba bien. Janie se recuesta sobre la palmera, con Eclipse rodeándola con su cola.

Eclipse:

- Rrr rr…

Janie:

- Que descanses colega…

Y ambos se acomodaron para dormir. A la mañana siguiente, Janie despertó con los rayos del sol cálido. Eclipse se estaba levantando.

Janie:

- Mm… Hola amigo…

Eclipse:

- Ruag ruagh. (Saludando)

Janie se despereza y se levanta una vez que está completamente despierta.

Janie:

- Bueno, vamos a dar una vuelta; ¡El último que llegue a los campos es un huevo de dragón!

Janie echó a correr perseguida juguetonamente por Eclipse. La chica no era más rápida que el dragón, por eso escaló un árbol y se tiró por las lianas, balanceándose por ellas para llegar antes.

Eclipse:

- ¡¡Ruaggh!! (Enfadado: ¡Heyy!)

Janie:

- ¡Ja, ja, ja!, ¡Nadie dijo que no se permitiera ir por los árboles!

Dice divertida. Entonces, Eclipse estira sus alas y despega con rapidez llegando a donde estaba ella esquivando los árboles.

Janie:

- ¡Ehh!

Eclipse:

(Saca la lengua burlón) ¡Ruag, ruaghh!

Janie:

- ¡Tramposo…!

Janie siguió balanceándose, miro una rama larga y flexible, luego a su dragón. Se le ocurrió una idea.

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