Leyendo "Los mellizos Potter y la piedra filosofal"

Los mellizos Potter.

Dos encapuchados pasaron al frente y se dejaron ver las caras.

El chico tenía los ojos verdes brillantes, el cabello azabache desordenado en todas direcciones, tenía los músculos bien marcados y era algo alto, usaba gafas y tenía una cicatriz en la frente, en forma de rayo.
La chica por otra parte tenía el cabello hasta los hombros, los ojos verdes brillantes, ella no tenía gafas y era un poco más baja que su hermano.

-Bueno, nosotros somos los mellizos Potter-Dijeron.

Todos dirigieron sus miradas a James, quien era una copia exacta de los chicos, este tenía los ojos iluminados, y una gran sonrisa en la cara.

-Canuto, tengo hijos ¿oíste eso? Yo seré padre, Wow canuto!-Gritaba James feliz en su mente.

-Si, ya escuché ahora escucha a tus hijos que te pierdes de su presentación.

-Bueno, yo soy Harry James Potter

-Y yo soy, Emily Lilian Potter.

-Y nuestros padres son James y Lily Potter, de soltera Evans.

PUM!!!

Cierta pelirroja se había desmayado, sus padres se acercaron y la intentaron despertar pero no dio resultado, un chico que estaba cerca con un simple aguamenti pudo despertar a la pelirroja.

James por otra parte estaba inmóvil, miraba a la nada, se mantenía estático y tenía la mente en blanco

Canuto y Remus se veían ambos asombrados.

-Jamás creí que lo lograría-Pensó Canuto

-Pulgoso aún te escucho-Le reclamo James y fue ahí cuando reaccionó.

Se levantó de su lugar y buscó a Lily, se acercó a ella la abrazo y acercó su cara a la suya, Lily no le había impedido nada, al contrario, su corazón brincaba en su pecho y su respiración se había vuelto entrecortada.
Estaban a unos centímetros de distancias, podían sentir su aliento en la cara, lo que ambos habían esperado por mucho tiempo estaba por ser realidad cuando James susurró.

-Te dije que de verdad te quería, no quiero obligarte, se que es mucho que pensar y no quiero apúrate.

-Qué tonterías dices, Potter-Exclamo la pelirroja.

Y entonces pasó, pasó lo que nadie del pasado en aquel lugar creyó que iba ver alguna vez, la pelirroja se acercó y estampó sus labios con el pelinegro. James inmediatamente la siguió, sus labios sabían increíble, frutas, dulces, ¿Tal vez era pie? No estaba seguro, pero ya lo había olido antes, amortenia, claro, como lo había olvidado. Sus labios eran suaves, inexpertos, en un mundo nuevo, un mundo que a ella le encantaba

Sus labios sabían deliciosos, Lily lo sabía, aquel sabor nunca lo había probado pero lo sentía familiar, aquel sabor la embargaba, la hacía querer más, la hacía darse cuenta de lo mucho que lo quería, de lo mucho que lo necesitaba. Muchos dicen que un beso no es la demostración más pura de amor, pero si lo era, porque probar esos labios, la hacían saber el porque peleaba, el porque estaba allí enfrente de todo el gran comedor incluidos sus padres besándolo. Ese sabor, dulce, era algo parecido a cerveza de mantequilla con un toque de café con algo de azúcar. La volvía loca, esos labios la hacían sentir de una manera que jamás se había sentido.

Pudieron ser horas, minutos, o incluso días, nunca supieron exactamente cuánto tiempo duraron, pero cuando se separaron y se miraron a los ojos con la respiración agitada ambos lo supieron, se amaban.