El bosque prohibido

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Las cosas no podían haber salido peor.

–Siempre pueden salir peor–susurró Emily.

Filch los llevó al despacho de la profesora McGonagall, en el primer piso, donde se sentaron a esperar; sin decir una palabra. Harry temblaba. Excusas, disculpas y locas historias cruzaban la mente de Emily, cada una más débil que la otra. No podían imaginar cómo se iban a librar del problema aquella vez. Estaban atrapados. ¿Cómo podían haber sido tan estúpidos para olvidar la capa?

–Lo mismo me pregunto–Murmuró James de mal humor.

–¿No deberías molestarte más porque salieron en la noche?–Le dijo Lily esperando la respuesta correcta, la cual, no llegó.

–No, eso no importa. La clave es nunca olvidar la capa.

Lily lo golpeó.

–No se preocupen–Dijo Harry para tranquilizarlos–Nunca más la olvidamos.

–Además–Agregó su melliza–El castigo era necesario.

No había razón en el mundo para que la profesora McGonagall aceptara que habían estado vagando durante la noche, para no mencionar la torre más alta de Astronomía, que estaba prohibida, salvo para las clases. Si añadía a todo eso Norberto y la capa invisible, ya podían empezar a hacer las maletas.

¿Emily y Harry pensaban que las cosas no podían estar peor? Estaban equivocados. Cuando la profesora McGonagall apareció, llevaba a Neville.

Neville sonrió con cierto toque de inocencia.

—¡Harry! ¡Emily!–estalló Neville en cuanto los vio—. Estaba tratando de encontrarlos para prevenirles, oí que Malfoy decía que iba a atraparlos, dijo que tenían un drag...

Harry negó violentamente con la cabeza, para que Neville no hablara más, pero la profesora McGonagall lo vio. Lo miró como si echara fuego igual que Norberto y se irguió, amenazadora, sobre los tres.

–Encontramos a mami Norberto–Le dijo Emily intentando alivianar sus nervios.

Harry no le respondió.

–¿Mal chiste? Bueno, mal momento. Tienes razón.

–Como todos tus chistes–Le dijo Luke–En un muy mal momento.

Emily bufó.

–Cada uno sobrepasa las cosas a su manera, la mía es hacer chistes, me gusta llamarle el arte de reír para no llorar.

Sonrió orgullosa.

Harry hizo mala cara, definitivamente no le gustaba aquel "arte", en especial porque ella lo usaba para no lastimarlo.

—Nunca lo habría creído de ninguno de ustedes. El señor Filch dice que estaban en la torre de Astronomía. Es la una de la mañana. Quiero una explicación.

–Son hijos de James y yo los crié, ¿que esperaba, Minnie?–Preguntó Sirius confundido.

La profesora se encogió de hombros.

–Tenía esperanzas, supongo.

Harry y Emily se miraron sin saber que decir.

—Creo que tengo idea de lo que sucedió —dijo la profesora McGonagall—. No hace falta ser un genio para descubrirlo. Se inventaron una historia sobre un dragón para que Draco Malfoy saliera de la cama y se metiera en líos. Los he atrapado. Supongo que les habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿no?

Leyendo "Los mellizos Potter y la piedra filosofal"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora