El hombre con dos caras

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Remus no se tomó la molestia de avisar que se había acabado el capítulo o de pedirle a otra persona que leyera, la curiosidad le carcomía, dió vuelta a la pagina y continuó leyendo.

Era Quirrell.

–¡Lo sabía!–Grito Lily con entusiasmo.

–¿Quirrel?–Preguntó James con una mueca–¿Lo sabias? Al parecer este matrimonio no se basa en la confianza, ¿por qué no me dijiste nada?

Lily rió y rodó los ojos.

–Aún no estamos casados, Potter. No te apures.

–Por ti puedo esperar toda la vida.

–Empalagoso.

—¡Usted! —exclamó Harry.

–Esto no me lo esperaba–Dijo Emily con sorpresa.

–Ni yo–Dijo Canuto con sorpresa.

–Era muy obvio, pulgoso.

–¡Las pulgas son de gatos!

Quirrell sonrió. Su rostro no tenía ni sombra del tic.

—Yo —dijo con calma— me preguntaba si me iba a encontrar con ustedes aquí, Potter.

—Pero yo pensé... Snape...

—¿Severus? —Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda—. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?

–Fuimos timados–Dijo Alice haciendo una mueca–Timados por los estereotipos.

–Una verdadera pena–Aceptó Hermione.

Harry y Emily no podían aceptarlo. Aquello no podía ser verdad, no podía ser.

—¡Pero Snape trató de matarme!

—No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, la señorita Granger, y tu hermana accidentalmente me atropellaron cuando corrían a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompieron el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba. Y ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contramaleficio, tratando de salvarte.

Alastor asintió con la cabeza entendiendo todo. Si, tenía sospechas de Quirrel. Pero sabía que descubrirían algo mucho más importante en aquel capítulo y él se moría por saberlo.

–¿Snape trató de salvarlos?–Preguntó James.

Harry y Emily se miraron, asintieron levemente con la cabeza.

James miró a Snape e hizo una mueca, sonrió un poco segundos después, ordenó su cabello e hizo algo que su orgullo no le hubiera permitido hacer jamás.

–Gracias.–Murmuró.

Snape lo miró inexpresivo.

–Ni idea de porque lo hice.

Emily abrió la boca sorprendida.

–Las vueltas que da la vida–Cantó mentalmente.

La miraron con incredibilidad.

–Es una buena canción.–Se defendió.

Eso no ayudó.

–Estaba nerviosa, ¿vale?

Leyendo "Los mellizos Potter y la piedra filosofal"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora