Capítulo 3

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Jimin

¿Alguien se puede enamorar a primera vista y de dos personas a la vez? Porque creo que acaba de pasarme.

Mi mirada se concentró en el chico de la izquierda. Cabello castaño, ojos oscuros, sonrisa cuadrada... Precioso.

Unos instantes después mi atención cambió hacia su acompañante. Musculoso, de cabello oscuro, hermosos labios y esos ojos... Me perdí en ellos y para cuando volví a recuperar la conciencia ambos se dirigían hacia mí.

- Dos capuchinos medianos, sin azúcar, y que sea rápido. -ordenó el pelinegro sin despegar la mirada de su celular. Ese tono arrogante fue suficiente para romper mi burbuja de enamoramiento.

- Cariño, tú no tienes porqué tomarlo sin azúcar, el que tiene el problema estomacal soy yo. -dijo el otro el chico con una mirada compasiva.

- No dejaré que mi bebé sufra solo. -contestó este antes de estamparle un casto beso en los labios. -¿Y tú qué haces parado ahí aún? No tenemos todo el día. –este desgraciado egocéntrico ya está acabando con mi paciencia. Justo antes de que le respondiera de una manera no precisamente agradable el castaño volvió a hablar.

- No tienes por qué tratarlo mal. –¿Me está defendiendo o solo lo imaginé?

- Amor, mi padre es el dueño de este lugar, yo puedo tratarlo como quiera. -así que es el hijo del dueño... Eso explica esa ropa que parece costar más que mi apartamento.

Guardé silencio y me acerqué a la cafetera para preparar lo que ordenaron y que se largaran de una vez. No soporto a la gente arrogante que cree que puede pasar encima de los demás solo por su posición socioeconómica.

Cuando tuve listo todo lo puse sobre el mesón, pero ellos no lo notaron al estar muy ocupados comiéndose la boca.

Agshh, si se van a poner a hacer eso que se vayan a un motel.

- Son 8 dólares. –me limité a decir. Se despegaron claramente disgustados por mi interrupción y el pelinegro molesto soltó una risa sarcástica.

- ¿En serio me estás cobrando? ¿Qué parte de mi padre es el dueño no entendiste? Se nota de lejos que eres un mugriento sin educación, pero no pensé que podías llegar a ser tan imbécil. Le informaré a mi padre sobre esta falta de respeto, anda despidiéndote de tu empleo. Vamos Taehyung. -mi boca se abrió de la sorpresa y sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas. Si pierdo este trabajo ni idea de cómo seguiré sobreviviendo.

- Jungkook espera. -habló el que ahora sé se llama Taehyung, justo antes de que el pelinegro saliera por la puerta de la cafetería furioso. - Deja de ser tan dramático por todo, el chico no ha hecho nada malo, es su deber cobrarle a los clientes sin importar quienes sean. No puedes hacer que lo despidan por eso, seguramente necesita el trabajo. -el pelinegro lo miró sorprendido.

- ¿Por qué lo defiendes?

- No lo defiendo, solo... Bien si lo defiendo, no se merece que lo despidan por tus pataletas de niño de 13 años. -yo solo podía observar la escena con los ojos muy abiertos, cubiertos de lágrimas aun.

- No tendré esta conversación en público Taehyung.

- Bien, vámonos entonces. -respondió este antes de que Jungkook saliera al fin de la tienda.

- Oye descuida, puedes estar tranquilo que tu empleo no está en riesgo, yo me encargaré de eso. -me guiñó un ojo y entonces salió de la tienda tras su, aparentemente, novio.

Y bueno... ¿Qué acaba de pasar?

Dúo de tres  {Vkookmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora