Día 196

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Discúlpame, porque escribo como si estuvieses aquí, aunque creo que es mejor pedirle perdón al corazón porque a veces lo engaño y le hago sentir como si estuvieses aquí a mi lado.

Hago preguntas como si estuvieses escuchándome o por lo menos leyéndome instantáneamente, cuando escucho la respiración de la soledad sobre mi cuello, ¡bom! Despierto y caigo en esta realidad que me consume cada vez que recuerdo que no puedo llamarte y hablarte como antes.

A todas estas, no importa, estoy bien con esto, con escribir y encontrar por un micro segundo ese momento de inspiración que solía siempre surgir después de una conversación extensa.

Se que no voy a morir con este sentimiento de extrañarte, sé que no va a matarme. Pero a veces cuando nada me sale bien y quiero hablarte, se convierte también en algo que no me sale para nada bien.

Entonces, sólo me queda acostarme en mi lecho, recordar la primera vez que te vi, no quería salir de la cocina, no se porque motivo me diste tanto miedo y ahora es todo lo contrario a lo que siento justo ahora. Sólo me queda acostarme en mi lecho he imaginarme como será cuando te vuelva a ver, hasta quedarme dormida de una vez por todas y olvidar lo terrible que fue mi día.
En su defecto contar las ovejas, así no te traigo a memoria y acabe por empeorar mi día.

Y si alguien lee esto, y su corazón también se engaña con imaginaciones, por favor no la tortures. Por lo contrario, de eso estamos hechos, de sentimientos incontrolables, inolvidables, que nos ata un día más ha alguien.

A través de la Distancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora