A las seis

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Castiel se sonrojó, guardó  la servilleta en su bolsillo izquierdo y continuó atendiendo a los clientes, pensando en qué había pasado, en cualquier otro momento Novak hubiera rechazado la oferta, pero algo en él pensó ¿porqué no?, dieron las seis en punto, entonces apareció Dean.

-¿Listo?-Le preguntó tomando asiento en la barra. Castiel ya estaba cambiado y solo estaba guardando su uniforme en su mochila.

-Sip.-Contestó sin mirarlo, se sentía nervioso, pues no conocía mucho al rubio. Dean por otro lado estaba encantado con la situación, había logrado pasar tiempo con Castiel. Salieron de la cafetería de Ellen y entonces el pelinegro siguió a Dean hasta Baby.-¿Es tu auto?

-Es mi bebé.-Contestó Dean orgulloso. Los dos subieron al Impala y se pusieron en marcha.-¿Te gusta trabajar con Ellen?

-Si, me cuesta mucho tratar con la gente, pero me siento con confianza gracias a Ellen, Jo y Ash.-Dean sonrió, pues ya había notado que el chico azul era tímido y era algo que le parecía interesante, normalmente todos los chicos o chicas así  mareaban a Dean, pues creía que eran puritanos y aburridos.-Se ve que tú y Ellen se llevan muy bien.

-Es como una madre y una amiga para mí.-Desde que vivían con Bobby visitaban mucho a Ellen así que realmente era su única figura materna.

-Puedo imaginármelo, ella es genial.

Después de algunas indicaciones sobre las calles, llegaron a la casa de Castiel, Dean no sabía qué esperarse, pero encontró fue una casa que parecía una cabaña con un pequeño jardín y a lo lejos se notaba la playa.

-Gracias por traerme Dean.-Contestó Cas mirándolo. Sabía su nombre...

-No es nada.-Intentó sonar despreocupado.

-Supongo que nos vemos en la escuela.-Novak sonrió y Dean hizo lo mismo, asintió y entonces Cas salió del auto entrando a su casa, no sin antes mirar atrás una última vez. Cuando Cas entró a su casa, Dean suspiró y encendió el Impala para ir directo a su casa, sin dejar de pensar en sus extraordinarios ojos azules.
Mientras iba camino a casa recibió una llamada, era un número desconocido pero de todos modos decidió contestar.

-¿Hola?-Dijo Dean mientras sostenía el móvil con una mano y con la otra el volante.

-Dean.-Escucho una voz femenina del otro lado de la línea, sabía perfectamente quién era... Lisa Braeden.-Es Lisa Braeden, Bela me pasó tu número.

-Lisa, ¿qué hay?-Sabía que eso había sonado muy estúpido pero ya lo había dicho.

-Mañana haré una fiesta en mi casa y quería que fueras mi invitado de honor.-Rió coquetamente, el rubio sabía perfectamente a qué se estaba refiriendo.-¿Qué dices?

-Claro, ahí estaré.-Quería divertirse un rato y sabía que podía hacerlo con ella.

-Perfecto, nos vemos a las seis.-Se despidieron y Dean terminó la llamada. Por primera vez en su vida las cosas le estaban saliendo como quería, tenía a Lisa a sus pies sin ni siquiera mover un dedo.

Al llegar a casa recordó la canción que Castiel mencionó en el campo de fútbol, la buscó desde su móvil, Low Tide Love, comenzó a sonar la melodía en toda la casa, acabando con el silencio, no sabía si Sam estaba ahí pero no le importó mucho en ese momento. Cerró los ojos y se dejó llevar por la suave melodía. En su mente solo aparecía Castiel, su dulce y tímida sonrisa, sus ojos más azules que el cielo, su voz llamándolo y entonces la escuchó toda la tarde, porque esa canción tenía algo que lo hacía sentir bien. La escuchó tantas veces que ya sabía la letra, entonces a veces cantaba de vez en cuando.

𝙇𝙤𝙬 𝙏𝙞𝙙𝙚 𝙇𝙤𝙫𝙚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora