18. "Hojas de archivador"

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Recojo lo poco que me quedaba encima del pupitre y lo meto todo en la mochila, cerrándola después.

—Vamos. —le digo a Amelia colgándome la mochila en el hombro.

Nos reunimos con las demás fuera y nos sentamos en el banco de siempre. Me vibra el móvil, lo saco del bolsillo y veo que me ha llegado un mensaje de Abel.

Abel: Te espero en el banco de en frente del instituto.

Me meto en el chat y contesto a su mensaje.

Nora: En cinco minutos voy para allá.

—¿Con quién hablas? —me pregunta Amelia mirándome.

—Estaba mirando unas notificaciones de Instagram. —miento y apago la pantalla del móvil.

Después de estar unos minutos con las chicas, me disculpo para irme antes de tiempo.

—Veréis tengo que ir a ver una cosa, luego vengo. —me levanto del banco.

—¿Qué cosa? —me pregunta Amelia.

—Tengo que ir a casa a ver si me he dejado unas hojas, que no las encuentro en el archivador. —miento.

—¿Necesitas ayuda? —me preguntan a lo que niego.

—No, gracias. —les agradezco —. Bueno me voy yendo que no me da tiempo. Hasta luego. —me alejo de allí y finjo irme a mi casa, pero me siento en un banco lejano.

Le mando un mensaje a Abel para informarle de las novedades.

Nora: Cambio de planes te espero en frente del bar del instituto.

Dejo la mochila en el banco y me levanto para andar mientras que espero a que llegue Abel. Alguien me abraza por la espalda.

—Hola. —me susurra en el oído.

—Hola. —me doy la vuelta y le doy un beso.

—Vaya, que todos los recibimientos sean así. —sonríe cuando nos separamos.

Nos tiramos todo el rato besándonos y hablando entre medias de ellos.

—Tengo que irme a clase de ampliación, no puedo llegar tarde. —me separo un poco de él.

—Yo tampoco puedo llegar tarde. —me vuelve a besar y después nos separamos.

—¿Vamos? —pronuncio levantándome.

—Tenemos que esperar un poco. —mira hacia abajo —. Tengo un problema. —dirige su mirada hacia mi con una sonrisa en la cara, por lo que por acto reflejo sonrío.

Me acerco para darle otro beso antes de irnos.

—Ni se te ocurra acercarte a mi. —estira ambas manos hacia mi.

—Está bien, está bien. —levanto las manos inocente —. Vamos, anda. —sonrío y nos dirigimos hacia el instituto.

Entramos en el edificio por separado para que nadie sospeche de nuestra relación.

—Hola. —saludo a Amelia y a Lisa entrando a clase, que antes estaban hablando de algo. Ambas me miran sorprendidas y a la vez extrañadas —. ¿Qué ocurre? —pregunto sin entender que pasa.

—Has tardado mucho en volver, ¿no? —me pregunta Amelia curiosa y divertida.

—Es que estaban muy bien guardadas. —me excuso.

—Claro lo que tú digas. —comenta la castaña con una sonrisa sin estar muy convencida del todo.

—Lo importante es que ya las tengo. —sonrío para zanjar el tema.

—Deberíamos salir de fiesta para que conozcas a alguien. —sonríe Lisa cambiando totalmente de tema. 

—No es necesario. No hace falta que me busques pretendientes. —le aseguro para quitarle la idea de la cabeza.

No podemos seguir hablando sobre el tema, ya que la profesora llega y empieza a dar la clase.

El día acaba lentamente y por fin nos podemos ir a casa. Me siento en mi escritorio y enciendo la tele para ver que echan. Me llega un mensaje al grupo de parte de Lisa.

Lisa: ¿Qué os parece si quedamos mañana por la tarde en mi casa? Ya sabéis es viernes y ahí que disfrutarlo.

Desbloqueo el móvil y escribo la contestación a la proposición de la rubia.

Nora: Allí estaré. ¿A qué hora?

A los pocos segundos me llega una repuesta a mi pregunta.

Lisa: A las siete en la puerta del instituto y de ahí a mi casa. 

Le mando un simple ok a su propuesta. Dejo el móvil y saco el cuaderno de lengua para hacer sintaxis. Así se me pasa una hora, haciendo cinco oraciones, luego empiezo los ejercicios de mates y los acabo después de comer en unos cuantos minutos.

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—Os he comprado palmeras. —nos sonríe Lisa y nos pone una bandeja encima de la mesa de la cocina. 

—Qué buena pinta tienen. —sonríe Eva cogiendo una. 

Nos las comemos mientras que charlamos sobre cosas del instituto y demás tonterías. En ese momento suena el teléfono de Lisa en la mesa de centro que hay al lado del sillón.

—Es Abel. —nos informa antes de contestar a la llamada —. Sí, claro. Mándanos la dirección y vamos. —oímos que le contesta a su interlocutor —. Ahora te paso con ella. —dice y se quita el móvil de la oreja —. Quiere hablar contigo. —me pasa el teléfono, la miro extrañada, pero aún así lo cojo. 

—Hola. —saludo poniéndomelo en la oreja —. ¿Qué ocurre? —pregunto. 

—¿Por qué no me contestas al teléfono? —pregunta directamente.

—No podemos. Estamos todas aquí reunidas, es un día de chicas. —contesto para no levantar sospechas. 

—Solo llamaba para invitaros a una fiesta. —me informa —. Lisa ya me ha dicho que vais a venir, por lo que aquí te espero. Hasta luego. —se despide y cuelga.

Le entrego el móvil de vuelta a su dueña.

—¿Qué quería? —me pregunta cogiéndolo. 

—Solo quería saber si iríamos a la fiesta. —miento. 

—Pero, si ya le había dicho que íbamos a ir. —habla confundida —. Bueno da igual. Vamos a prepararnos para la fiesta. —nos indica y empieza a prepararse para irse. 

—Pero hoy iba a ser un día de chicas. —digo sin ninguna gana de ir allí.

—Podemos estar un rato las cinco juntas en mi casa y luego irnos a la fiesta, se pueden hacer las dos cosas. —me propone sonriente. 

Estamos un rato más en casa de Lisa, pero cuando ya están todas listas salimos para irnos a la dichosa fiesta.

Tras estar como cuatro horas andando, llegamos a un pequeño local del que emana una música alta. Entramos por la puerta en donde se encuentran apoyados Abel y un amigo hablando. Cuando me ve me saluda con una sonrisa, la cual le correspondo discretamente.

Solo iba a ser una citaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora