15 | DROWNING ON NIGHTS PAINTED WITH COLORFUL CLOUDS

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15 | Ahogarse en noches pintadas con nubes de colores


Pasaron tres días, deje cada día flores en la habitación de Donny, ella no estaba mejorando, su corazón no estaba dando más, su cuerpo entero estaba cansado de luchar.

Me dedicaba a ir a la universidad, después mi pasantía, las noches en el castillo blanco, dentro de las salas blancas y los techos iluminados, el olor a cloro y oxido con mucho, demasiado desinfectante siempre fueron comunes, pero nunca tan tétricas como ahora, siempre subiendo a los mismos dos pisos soportando la música del elevador, los llantos de la sala roja en el primer nivel y los bebes en el segundo, el ultimo era en el que Donny estaba ahora.

Su cabellera castaña estaba opaca y sus ojos hundidos, su delineador negro había desaparecido y sus uñas siempre de colores vivos estaban rotas y sin esmalte, bese su frente mientras dormía, cada noche antes de irme, antes de recordarme el volver cada día como un amigo y nada más.

En cambio, YoonGi estaba notablemente mejor, aun no me dejaba fumar en paz, siempre lo hacía horas antes de ir o justo al salir camino a mi pequeño dormitorio de la universidad con la esperanza de que JungKook deje la puerta abierta para mí, o incluso la ventana en algunas ocasiones.

—Veo que estás pensativo—YoonGi se levantó con facilidad de su cama, sus dedos tenían siempre un color pálido, comprendí que es su color natural, su cabello estaba brillante y peinado hacia el frente cubriendo su frente y escondiéndose detrás de sus orejas para caer por su nuca y desaparecer entre la base de su cuello, su espalda recta y sus huesos fáciles de detectar con las venas resaltadas de sus manos, la largura de sus dedos llamativa a la vista y al tacto, sus labios delgados llenos de vida en colores bajos. Sus ojos levemente entrecerrados bajo la luz de la tarde noche.

— ¿Dónde están tus libros? —pregunté, ninguno de los viejos pergaminos se encontraba cerca de la cama de sábanas blancas, no estaban en los pequeños estantes, ni en la mesita de noche.

—Ya no los necesito, te dije que me iré pronto—contestó lenta y suavemente rompiendo el aire congelado y dejando las palabras correr hacia mi sin temor a lastimarme.

— ¿Cuándo será? —pregunté apacible, miré por la ventana como la luz se teñía de noche escurriendo sus últimos rayos de colores antes de desaparecer.

—Dos días—contestó tomándome de un brazo para alarme hasta la cama, se acostó con las piernas abiertas y me deje llevar por la palma de sus brazos que me sentó entre sus piernas y me inclinó sobre su pecho para dejarme caer sobre él, sobre nuestro pequeño espacio.

— ¿Qué harás al salir? —incline mis manos a cada uno de nuestros costados comenzando a palpar la tela de la camisa pijama desde los brazos, corrí mis dedos dentro de las mangas hasta tocar y repasar con ellos la costura interna de la prenda, toque su piel por mera casualidad y pensé tal vez, así sería tocar el agua condensada de una nube, corriéndose entre mis dedos para volverse lluvia y desaparecer sin dejar rastro, sin dejar constancia de haber surcado con majestuosidad los cielos coloreados que nunca podemos tocar, dejando un huella imperceptible en la existencia del mundo pero marcando diferencias en el transcurso de un individuo, yo como individuo.

—Tal vez ir por un helado—contestó sin moverse siquiera, me gire hacia la izquierda y voltee hacia atrás para ver su rostro rasurado y piel blanca cubierta por cabello rubio reflejar la luz artificial.

—Suena aburrido—subí desde la costura junto a mi costado donde los botones se unían para mantener la prenda cerrada hasta el cuello de la camisa, palpé la costura interna del cuello y descendí doblando los dedos de mis pies ante la anticipación, su mirada era curiosidad, tanto como la mía.

—Tal vez lo sea—contestó con voz de seda colándose entre las paredes para desaparecer sin salir de la habitación, el rastro de su voz me erizó el bello de los brazos, subí hasta su cuello de nuevo y me atreví a meter una de mis manos detrás de su cuello, quería desde hace horas tocar su cabello.

Se escurrió entre mis dedos cuando subí y bajé desde el nacimiento de su cabello en la base del cuello hasta donde los cabellos que se colaban en su frente. Me abrazó desde la cintura concediéndome un permiso jamás pedido, rogado entre el silencio y desaparecido como la escasa luz que se colaba por las ventanas, sin dejar rastro.

Me deshice del primer botón de su camisa y luego el siguiente hasta llegar a la cumbre de su ombligo y perderme en el horizonte del sur de su cuerpo. Lo abrace dese la base de las costillas apretando mis manos contra la tela de la cama y su espalda, con el tiempo cada restante de tela entre ambos fue desapareciendo.

Cuando estaba por quitar su pantalón de pijama, sin haber tocado más que la piel de todo su torso me pregunté porque la anticipación era tan reconfortante y excitante, porque cada centímetro de su cuerpo es más interesante que todos aquellos que estuvieron antes.

—Tal vez debería irme antes de que oscurezca—dije con voz baja mientras él jugaba con la hebilla de mi cinturón desde la base de mi espalda. Incluso considere que solo la ventana del dormitorio estaría abierta cortesía de JungKook.

—O deberías quedarte esta noche, como lo hiciste antes—una oportunidad perdida gritaba desde hace tres días, cuando compartimos la cama, yo le di mis lágrimas y preocupaciones, desde que ha llegado el solo me dio espacio y un par de brazos para pasar el frío.

—Debería—dejé de abrazarme a él para recorrer la abertura entre sus pantalones y su piel al sur—No llevas ropa interior—me reí con el pensamiento en mente de que todo este tiempo quizás, solo ha estado usando su pijama. 

WHITE PALACE [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora