WHITE PALACE [YOONMIN]

19 | TAKE A MINUTE TO BE A CHILD AGAIN

19 | Toma un minuto para ser un niño de nuevo

— ¿Quieres que me vaya? —pregunté sin poder ocultar el tono de incredulidad en mi voz.

—Sí—contestó seco, odiaba esa parte de él que se limitaba a contestar las preguntas sin dar explicaciones—Ve con ella JiMin—YoonGi tenía sostenido entre sus manos uno de esos viejos libros, la pasta negra gastada y las orillas redondeadas por la pérdida de material parecía débil entre sus manos, como yo parecía débil parado frente a su puerta.

—Tú me dijiste que lo mejor era alejarme de ella y quieres que vuelva—me exalte al decirlo, mis cejas juntas y mi mano sosteniendo con fuerza mi mochila no me dejaban moverme hacia adelante.

—Te hice entender que su relación no era sana, no te dije que quejaras de visitarla—eso no era lo que me molestaba.

Lo que me molestaba era que pidiera que fuera con ella en su último día aquí, el ultimo día que lo veré con uno de sus pijamas en las salas blancas, en su habitación blanca o en el palacio blanco en general.

La última vez que una mujer de blanco nos vera extraña, pero al mismo tiempo con lastima o comprensión. La última vez que me sentare sobre su camilla blanca para verlo confundirse con el entorno, ya no abra nada de eso ¿y me pide que me vaya ahora?

—Bien me voy—me gire para irme.

—JiMin, sonríe un poco—fue lo último que escuche antes de cruzar.

Lo desgarrador fue que tuve que hacer lo que me pidió, delante de Donny que cada vez estaba más triste, tuve que sonreír para hacerla sonreír también.

—Lamento lo de la última vez—ella habló sobre el pecho de mi camisa, intentando no mover sus manos que estaban conectadas al catéter.

—Todo bien—contesté con ardor en la garganta.

—¿Recuerdas cuando éramos niños y decíamos que estas salas eran nuestra casa?

—Sí, la sala de espera era la sala, la cocina era el baño de tu habitación y uno de estos dormitorios era nuestra alcoba—sonreí un poco pasando mi mano libre por sobre su cabeza para dar leves caricias en su hombro, hacía tiempo que no acariciaba su cabello.

—Éramos tan inocentes, hicimos de un hospital nuestro hogar.

—Creo que es mejor así, en mi mente sigo llamando a todo esto como lo hacía en aquel entonces—hablé más para mí mismo que para ella.