WHITE PALACE [YOONMIN]

17 | AND SOME WILL COME TRUE

17 | Y algunas se volverán verdad

— ¿Tienes clases o algo que hacer? —preguntó desde la cama, su mejilla contra la tela blanca de las sabanas, la almohada en el suelo y mi alma vagando en algún lugar, cerca del cielo o el infierno quizás.

—Es domingo—di como explicación, frunció los labios y luego levanto a vista en busca de algo que no supe que era, un chico alto entró a la habitación, nos miró a ambos, principalmente a mí.

—Mañana—dijo el chico, YoonGi no dijo nada, yo menos.

—Correcto—la palabra salió fríamente cortando cualquier tipo de tensión y si era posible volviéndola más densa en consecuencia.

— ¿Lo conoces? —pregunté tras verlo salir.

Sus ojos color caramelo, su cabello castaño y porte alto me parecían conocidos, no lograba descifrar de dónde.

—Bastante bien—contestó levantándose de la cama, busco por el piso de baldosas blancas su camisa de pijama y se la puso encima de su piel de cerámica.

— ¿Qué harás hoy? —intenté abrirme camino entre las sabanas, pero parecían demasiado cómodas para ceder ante mis demandas, olía bien.

—Prepararme para mañana—saco una pijama nuevo cuando renuncio a la anterior, esta era blanca con líneas azules verticales que intercalaban entre el azul más claro al más oscuro.

— ¿Y mañana? —pregunté entonces.

—Prepararme para el día siguiente—la respuesta fue profunda, fue un mantra que no logre descifrar y del cual preferí burlarme al sonreír y pararme en busca de mis pantalones.

— ¿Tienes alguna nota para mí? —pregunté con nerviosismo, estaba por ir a la habitación de Donny, tal vez solo verla por la ventana, tal vez solo tomar su mano y besarla, tal vez solo acariciar su cabello, solo estar ahí.

—Sí, de hecho, la tengo—contestó moviéndose sin mirarme a los ojos, con la cabeza gacha y el cuerpo encorvado caminó a través de la habitación en busca de algo, entre las telas de sus pijamas en el estante de al lado estaba el viejo cuadernillo de antes, el gastado del cual parecía arrancar pedazos de papel y nunca la página completa.

Sin cuidado sacudió las hojas y un pedazo de papel calló casi por arte de magia entre sus dedos perdiéndose entre el color blanco de su piel, caminó a paso lento y se sentó sobre las sabanas desarregladas como si esperase algo.

—Ven a sentarte—me pidió, me sentí obligado a obedecer sin equivocación ni vacilación alguna, no recordaba que me hubiese pedido algo con esa clase de fuerza, como si al mismo tiempo me pidiese que no lo hiciera.

— ¿Debería leerla ahora? —pregunté al sentarme a su lado, no vi sus ojos volverse más oscuros, no vi la reacción de su rostro al ver el mío, debí haber levantado la mirada, pero no lo hice.

Le deje poner la nota en mis manos.

—Hazlo luego, esta noche quizás si no vienes a verme—entendí, de alguna manera que esa noche no debía ir al palacio blanco.

Lo que no entendía era la razón y, aun así, una vez más hice lo que me dijo que hiciera.