Atem y Yugi habían despertado muy temprano, aunque habían pasado la mayor parte de la noche en vela, al parecer dormir en los brazos del otro les había dado descanso suficiente para seguir adelante. Sabían que el resto se molestaría dado que ellos habían decidido salir sin protección, pero no podían esperar que el día iniciara tarde, Odion y Marik seguramente les reclamarían por salir de la casa si ellos o sin alguna protección extra; Yami y Hikari estaban seguros de que podían cuidarse el uno al otro como habían hecho toda la vida. Caminaban muy cerca el uno del otro, luchando internamente con la necesidad de entablar contacto físico, ya hacía tiempo que Atem quería pasar su brazo por los hombros de Yugi para atraerlo hacia sí y sentir su calor como la noche anterior, y el pequeño se preguntaba cómo sería caminar de la mano de su Yami, poder acariciar su piel con el pulgar o sentir a través de ese gesto inocente, todo lo posesivo que podía ser el faraón, pero ambos habían acordado mantener al margen lo que había surgido entre ellos la noche anterior, el mundo podía saber que eran unidos, pero entre menos supiera el resto, mejor para todos, así no se pondrían en riesgo el uno al otro. Era, para ellos, otra forma de protegerse mutuamente mientras duraba el encuentro contra Aknadin.
Caminaban por el parque, aunque iban tranquilos, había algo en el lugar, en el aire o en la mirada de la gente no los dejaba en paz. Soltaron una risa compartiendo el pensamiento de que estaban histéricos o que tenían delirio de persecución, vieron a mucha gente reunida en torno a una cancha de básquet, cuando ambos vislumbraron los drones de los discos de duelo, se dirigieron ahí apretando el paso, preguntándose a qué se debería tanto alboroto. Yugi sonrió cuando se percató de que Rebeca sonreía déspota, mostrando las cartas de su mano a su oponente. Ni más ni menos que Mako Tsunami. Mako miraba incrédulo las cartas de Rebeca, como si mirarlas fuera a hacer la diferencia.
—No puedo creer que le mostrara toda su mano. —Murmuró una chica cercana a Yugi y Atem.
—Sí, lo ha hecho tres turnos seguidos.
—De todos modos, ya no hay nada que Mako pueda hacer.
—¡Princesa de fuego! —Gritó Rebeca recuperando la atención de la gente. —Ataca directamente sus life points.
—¡No! —Gritó Tsunami llevándose las manos al cabello, percatándose de que su marcador llegaba a cero. El muchacho suspiró resignado y sonrió de oreja a oreja cuando Rebeca le ofreció una sonrisa poco menos agresiva.
—Era obvio, la campeona intercontinental no iba a perder frente a un finalista. —Murmuró alguien en el público.
Rebeca sonrió repartiendo miradas y besos entre el público, hasta percatarse de que Yugi y Atem figuraban entre la gente. La chica sonrió confiada y avanzó unos pasos hasta quedar de pie a dos metros de ellos.
—Yugi. —Espetó señalándolo con su mano de cartas, se puso una mano en la cintura y compuso una expresión desafiante. —Tú serás mi siguiente oponente.
.
9 Duelos
.
Yugi miraba a Rebeca con el ceño fruncido, sus puntos de vida se habían reducido a quinientos puntos y la chica sonreía déspota de saber que sólo había perdido cien puntos de los cuatro mil disponibles con el ataque del pequeño. Sonrió al sacar su siguiente carta y se la mostró a Yugi.
—Parece que mi fantasma está a punto de ser convocado, Yugi. Aunque, mi experiencia de ti jugando es que estás a punto de sacar algún truco de la manga. ¿Qué te parece si doblamos la apuesta?
—Te escucho. —Murmuró el joven cruzándose de brazos, en una pose que su cuerpo estaba muy acostumbrado a tomar en los duelos de monstruos.
Atem observaba desde la distancia, manteniendo la calma y la promesa de no intervenir y permitir al pequeño jugar su propio duelo. Yusei y Judai habían dado con los muchachos justo cuando el duelo había iniciado, así que el azabache se había dedicado a analizar la estrategia de ambos combatientes mientras que el castaño había puesto su voz a todo pulmón en apoyar al menor de los tricolores, gritando porras y ovaciones en las jugadas más rebuscadas.
ESTÁS LEYENDO
El regreso de las sombras.
FanfictionTras volver de su viaje a Egipto, Atem solo debería preocuparse por iniciar una vida normal en Dominó, pero un nuevo torneo de duelos traerá de regreso un antiguo mal contra el que creían, ya habían acabado. Nuevos amigos se unirán a la causa para d...