-Hoy no voy a estar en casa. Subid al desván y entrenad como siempre, si no lo hacéis lo sabré. -anuncia Arthur en el desayuno, justo antes de levantarse y empezar a prepararse para salir. En cuanto sale por la puerta el ambiente de la casa se relaja.
- ¿De verdad lo sabrá? ¿cómo? -pregunta James antes de empezar a devorar su tostada. Jessica sonríe son desviar la mirada de la tostada que está untando.
-Sabrá si habéis entrenado o no, pero no cuanto rato. Solo se fija en si las cosas con las que entrenáis están movidas. -y le da la tostada a Lin.
- ¿Tu nunca entrenas, Jessy? -pregunta Elisabeth.
-Yo ya sé controlar mi don. No necesito entrenarlo, simplemente lo uso. -Trent entrecierra los ojos, seguro que se está imaginando algo asqueroso.
- ¿Cuándo lo usas? -pregunta. La chica ha empezado a untar otra tostada.
-Cuando necesito encontrar algo que he perdido, por ejemplo. O para saber en qué parte de la casa está la persona que busco. -levanta la mirada hacia Trent y sonríe de forma traviesa. -Para asegurarme de que usáis gel en la ducha y que os cambiáis de ropa interior... -Trent, Brad y James la miran a la vez y se ponen rojos.
- ¡Seréis cerdos! -exclama Éter sin pelos en la lengua. Todas las chicas nos echamos a reír mientras los chicos siguen avergonzados.
-Te prometo que a partir de ahora siempre usaremos gel. -dice Brad.
-Y nos cambiaremos. -sigue James.
-Pero no nos espíes más, por favor. -termina Trent.
-Más os vale. Y era broma, no he usado el don para eso, pero gracias por prometer delante de todos que seréis más limpios. -se ríe Jessy.
Ojalá yo pudiera hacerles creer que sé lo que hacen con tanta facilidad. O, ya que estamos, saber lo que piensan. Aunque...mi don es la mente. Tendría lógica que también pudiera influir en las mentes que me rodean además de las cosas. Miro a Brad y me imagino cómo será su mente, como un montón de hilos suaves en forma de madeja que voy apartando para entrar, pero no sé lo que busco. "A lo mejor sería más fácil si me mirara a los ojos..." pienso, y de repente el chico se gira.
-Dime. -los demás levantan la vista del desayuno y nos miran intermitentemente.
- ¿A quién le hablas? -pregunta James. Brad frunce el ceño.
-A Alex. Me acaba de llamar. -después me mira a mí. - ¿Qué querías?
-Alex no ha hablado, Brad. -comenta Éter, que está sentada a mi lado y me habría oído perfectamente si hubiera dicho algo. Pero si no lo he dicho y Brad se ha girado en cuanto lo he pensado... ¿Qué acaba de pasar?
-Pues claro que ha hablado, me ha llamado. ¿Es que no le habéis oído ninguno? -mira a todos buscando a alguien que le de la razón.
-Brad, de verdad que ella no... -empieza Mei Ling, pero dejo de oírla mientras me concentro en volver a la mente del chico. Aparto los hilos de su mente, tan suaves como la seda, hasta que me pregunto cómo he hecho antes para llamarle. En el resto de los ejercicios Arthur dice que es mejor que imagine algo concreto, así que pruebo a pensar una frase y meterla entre los hilos. "Brad, te estoy hablando con la mente. Solo me oyes tú." El chico se gira hacia mí, ignorando a todos los demás, que siguen intentando convencerle de que oye cosas que no existen. Entrecierra un poco los ojos y pruebo a volver a hablarle. "¿ves que no muevo los labios?" me mira inmediatamente la boca y yo sonrío. He descubierto otra utilidad más de mi don, quien sabe cuantas cosas más podré hacer.
- ¿Qué pasa? -pregunta de repente Trent y me doy cuenta de que todos se han quedado callados.
- ¿Cómo lo has hecho? -pregunta Brad, que me mira alucinado.
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El don débil
Science FictionMuy pocos niños nacen con un don, y de estos casi ninguno posee el don débil, por lo que la probabilidad de tenerlo es casi imposible. Bien, pues Alexia es un caso casi imposible. Desarrolló su don a los diez años, cuando fue adoptada junto a su her...