- ¡Ya he vuelto! - resuena la voz de Arthur en el piso de abajo. Estamos en el cuarto de los chicos, aprendiendo a jugar a algo que Jessy llama "ajodres" o algo así. Ahora está jugando contra Brad y, por la cantidad de figuritas que le ha quitado, creo que le está dando una paliza. Realmente no he entendido el juego, pero me da una excusa para mirar al chico. Espero que los demás no lo noten.
Nos levantamos todos a la vez y salimos corriendo para ver a quien ha traído hoy Arthur. James y yo llevamos aquí dos semanas, y en ese tiempo ha traído a una niña, Éter. Nos llevamos bien desde el primer momento, sobre todo porque las dos tenemos la misma edad. Éter tiene el pelo tan claro que parece blanco como su misma piel, y los ojos de un gris también muy clarito. Parece un ángel de los que salen en las películas envueltos de luz y nubes.
Cuando nos asomamos a la barandilla vemos a dos niños asiáticos con Arthur, un niño pequeño y una niña más o menos de mi edad. De nuevo el primero en bajar es Brad. Se presenta, nos presenta a los demás y pregunta por sus nombres; el chico se llama Lin y la niña Mei Ling. Siempre que Arthur trae a alguien nuevo hacemos lo mismo: Brad se encarga de la presentación y luego cenamos todos juntos.
No me extraña que Brad sea el primero en hablar con los nuevos, es muy simpático y, además, guapo. Dice que en el orfanato en el que él estaba, los cuidadores le llamaban Brad por un actor al que se parece, y como no sabían su verdadero nombre se quedó con ese. James y Trent le toman el pelo con esto, pero Éter está de acuerdo conmigo en que es muy guapo. También dice que Trent le parece más guapo y que me deja a Brad para mí; de hecho, no deja de picarme desde que hablamos de esto. Es molesto y a la vez divertido.
En la cena Éter y yo nos sentamos cerca de Mei Ling y los chicos se sientan con Lin. Arthur nos dice que lo hagamos así para que cada uno coja confianza con las personas con las que va a dormir, que ya nos haremos amigos todos de todos más adelante. Y tiene razón: Mei Ling enseguida habla con nosotras e incluso con Jessy, que al ser mayor da un poco mas de respeto. Nos cuenta que Lin, que tiene tres años menos que nosotras, y ella llegaron al país con sus padres, pero que se perdieron hace dos años y los encontró un policía. No encontraron a su familia porque eran inmigrantes ilegales, así que los dejaron en un orfanato. De repente me doy cuenta de que, excepto por Jessica y Lin, todos tenemos diez años. Y no sé de donde es Jessy, pero todos los demás hemos pasado por un orfanato.
Miro a Arthur, que se sienta en la cabecera de la mesa. Cuando me ve mirándole me sonríe y yo le imito. Por alguna razón ha decidido adoptar a un montón de niños que ya éramos demasiado mayores para tener oportunidades de que nos adoptaran, y eso es muy bonito. Arthur es un hombre muy bueno.
Días después de la llegada de Mei Ling y Lin estamos todos jugando a pillarnos en el jardín. Al principio pensé que el jardín estaba descuidado y que no era bonito así, pero ahora me encanta que la hierba esté tan alta, así podemos ponernos a cuatro patas y el que la paga ya no nos ve.
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El don débil
Science-FictionMuy pocos niños nacen con un don, y de estos casi ninguno posee el don débil, por lo que la probabilidad de tenerlo es casi imposible. Bien, pues Alexia es un caso casi imposible. Desarrolló su don a los diez años, cuando fue adoptada junto a su her...