Capítulo 2

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CAPITULO 2

Arte

El fin de semana paso rápido mamá nos llevó a visitar nuestras nuevas escuelas y nos dio indicaciones, yo tendría que llevar y recoger a Sebastián en la escuela.

Después de visitar mi escuela me quede emocionada era bastante colorida, yo odiaba los colores pero verlos en una escuela de arte me gustaba. La tarde del domingo pasamos el día en la playa con mamá, después nos llevó de compras escolares, sentía que mamá estaba haciendo todo por sobornarme con cosas, sabía que aunque yo intentara jamás volveríamos a ser como antes.

Cuando llegamos a casa Sebastián llego completamente dormido, ayude a mamá a dejarlo en su habitación con cuidado de no despertarlo, después de cambiarlo, arroparlo y besar su frente mamá lo observo desde la puerta con una mirada nostálgica, esa era mi señal para salir corriendo de ahí, me gire sobre mis talones y camine por el pasillo hacia mi habitación, sentí la mano de mamá sobre mi muñeca.

— ¿Beth?...—espero mi respuesta— ¿Estas emocionada por mañana?

—Sí, algo... debería irme a dormir ya.

Jale mi mano y la deslice de su agarre lentamente, ella me contemplo en silencio. Minutos después mi madre hablo con ojos acuosos.

—Dios... tus ojos me recuerdan tanto a tu padre.

Sentí el dolor familiar en mi pecho extenderse por mi garganta, el nudo comenzó a formarse lento y doloroso, me abrace automáticamente a mi cintura. No tenía que mencionarlo incluso a mí me atormentaban mis ojos, no podía verme en un espejo sin soltarme a llorar, había heredado los hermosos ojos grises de mi padre pero en mi lucían terroríficos, parpadee un par de veces para alejar las lágrimas que querían formarse.

—Mamá... yo... tengo que dormir.

Forcé mi voz para articular cada patética palabra pero apenas salieron de mi boca. Mamá se veía tan frágil frente a mí, más pálida de lo normal y sus ojos eran vacíos, incluso había perdido varios kilos en los últimos meses.

—Beth... el que tengas 18 años no quiere decir que ya no necesites a tu madre. —Sus palabras eran tranquilas pero dolorosas.

—Lo sé...— Fue todo lo que pude decir, mamá tiro de mi rodeándome en un fuerte abrazo, la sentí vibrar contra mí, supe enseguida que estaba llorando.

—Te amo hija, más de lo que piensas.

El nudo en mi garganta creció y creció con sus palabras, mis brazos estaban colgando a mis lados sin responder, me tome mi tiempo para asegurarme de que mi voz no me traicionaría.

—Lo sé mamá... también te amo—Mi voz me fallo haciendo mis palabras tan débiles que no estaba segura si mi madre las había escuchado, ella sorbió su nariz y deposito un beso en mi mejilla antes de soltarme.

—Descansa Beth, mañana es tu día.

—Buenas noches mamá.

Con una débil sonrisa y ojos hinchados mi madre camino por el pasillo lentamente hasta que entro en su habitación, yo me había quedado ahí mirándola sin moverme, aun cuando ella ya no estaba me quede ahí. El nudo en mi garganta seguía ahí negándose a marcharse pronto, mis ojos se volvieron cristalinos y una tibia lagrima corrió veloz por mi mejilla, la seque rápido con el dorso de mi mano como si alguien pudiera descubrirme y corrí a mi habitación, como era de esperar llore toda la noche y parte de la madrugada.

La mañana del lunes llego y sufrí para levantarme, tenía un nudo en el estómago que se movía como loco, tome una ducha fría y me prepare para mi primer día de escuela, me puse unos pantalones desgastados, una camisa negra de tirantes de mi banda favorita y mis converse, me observe en el espejo tenía unas obscuras ojeras delatoras, suspire agotada.

Diabólica Tentación (¡Hell, Yes!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora