Capítulo 1

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CAPITULO 1

 

 

Cambios

Todos tenemos cambios a lo largo de nuestra vida, unos buenos y otros no tanto, en mi caso aún no sé de qué tipo será mi cambio y eso me tiene nerviosa. Estoy dentro de la camioneta de mi madre en el lugar del copiloto viendo por la ventana, golpes insistentes en el respaldo de mi asiento me informan que mi hermano Sebastián, (de 8 diabólicos años) está despierto, me duele la cabeza y no he dormido nada, llevamos en carretera horas y aún nos faltan más, no puedo sentir mi trasero y mi hermano insiste en patear mi asiento como un demente. Veo los labios de mi madre moverse mientras mira por el retrovisor, supongo que regaña a mi molesto hermano, la ignoro y subo el volumen de mi IPod, cierro mis ojos y finjo dormir, no quiero tener que hablar con ella. Si no fuera por ella yo estaría en mi antigua cama descansando, pero no, ella tenía que desear mudarnos a Long Beach. Ya lo sé, no es tan malo incluso es un lugar genial en donde vivir, pero por lo menos pudo elegir viajar en avión, en lugar de pasar horas manejando en carretera, la fuerte patada de Sebastián termina con mi paciencia. Me arranco los auriculares y me giro en mi asiento para enfrentar a Sebastián.

— ¡Vuelve a patear mi asiento y tu pie terminara en tu trasero!—Tome su pierna y le di un tirón tumbándolo del asiento trasero.

— ¡Mamá! ¿Escuchaste lo que me dijo?—Sebastián se quejó y volvió a patear mi asiento desde el reducido espacio en el suelo.

— ¡Bethany Eve Blake! Cuida tus palabras jovencita.

Mi madre me dedico una mirada molesta con sus enormes ojos color café que en ese momento eran negros y llenos de cansancio. La risita victoriosa de mi hermano me hizo lanzarle un puñetazo en la pierna y comenzó a llorar.

— ¡MAMÁ! ¡BETHANY ME GOLPEO!

— ¡Cállate Sebastián, pareces una niña!

— ¡BETHANY, BASTA YA!—Mamá golpeo el volante molesta.

—Como sea. —Murmure apretando mis dientes.

Me senté derecha en mi asiento y busque mi reproductor.

— ¿Dónde está mi IPod?—Busque bajo mi asiento a tientas.

—Te lo devolveré cuando lleguemos. —Respondió mamá sin mirarme realmente.

Me cruce de brazos molesta mientras trataba de darle la espalda a mi madre en mi pequeño asiento. Después de un par de horas más mi hermano volvió a dormirse y mi madre rompió el silencio.

—Beth. Sé que aun estas triste por lo de tu padre... Yo... yo también lo estoy,  es por eso que necesitábamos este cambio, lo sabes... ¿Verdad?

Trague saliva con fuerza intentando deshacer el gran nudo en mi garganta, el solo escuchar de mi padre me hacía sentir un enorme vació en mi pecho era tan grande y frio que me hacía abrazarme a mí misma para intentar sentir algo, pero jamás tenía un resultado al hacerlo.

Mi padre había sido asesinado 8 meses atrás, la policía había dicho que había sido asaltado ya que no encontraron su cartera y pertenencias. Papá era el mundo para mí, no solo era mi padre, él era mi mejor amigo, siempre estaba conmigo y me apoyaba incluso cuando yo estaba equivocada, y ahora él estaba muerto, me dolía tanto recordarlo y aún más que mi madre lo mencionara.

—Beth, sé que no te gusta hablar sobre él, pero eso te haría bien hija.

— ¿Bien? ¿En qué puede hacerme bien? Hablar sobre él no va a hacer que regrese... Nada lo regresara mamá—las palabras salieron de mi boca más fuerte de lo que esperaba. Los ojos de mamá se volvieron cristalinos, con un delicado movimiento de su mano tomo un mechón negro de su lacio cabello y lo acomodo detrás de su oreja.

Diabólica Tentación (¡Hell, Yes!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora