Capítulo 12

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Capítulo 12

Café.

A la mañana siguiente Evan ya no se encontraba en mi habitación, el sol entraba por las cortinas del balcón tan brillante y molesto como era costumbre. Rodee en la cama para lograr ver el reloj sobre la mesa de noche. 10:42am. Me senté y frote mis ojos.

Por fin sábado.

Camine arrastrando mis piernas hasta el cuarto de baño, esta vez la ducha fue corta, me coloque una falda gris ajustada y una blusa negra de tirantes. Baje las escaleras hacia la cocina y me dedique a preparar el desayuno, mi trabajo me había costado lograr hacer hot cakes sin quemarlos y ahora eran bastante aceptables para ser comestibles, encendí la cafetera y subí a despertar a Sebastián, lo sacudí hasta que note que me escuchaba.
Salí de su habitación rumbo a la cocina de nuevo y puse la mesa, mamá no debería tardar en despertar ahora que el aroma a café inundaba la casa. Apague la cafetera y me serví, apenas había dado mi primer sorbo a mi taza de café cuando alguien llamo a la puerta, deje mi taza de café y camine hacia la puerta.
Evan se encontraba del otro lado sonriendo, llevaba una camiseta blanca y unos pantalones desgastados de mezclilla, lo observe descaradamente y sus hoyuelos se profundizaron.

— ¿Qué sucede? —Pregunte cruzándome de brazos y recargándome en el marco de la puerta.

Evan sonrió de lado y observo hacia su casa como si esperara algo, regreso su mirada hacia mí y despues se inclinó besándome de forma rápida en los labios, me quede ahí observándolo reír mientras metía sus manos en sus bolsillos y hacia un flip con su cabello. ¿Qué rayos fue eso? ¿Por qué me beso? ¿Y por qué sonríe de esa forma?

—Buenos días campanita—dijo y extendió una de sus manos hacia mí para alborotar mi cabello húmedo.

Yo seguía ahí de brazos cruzados observándolo, seguramente con una cara para morir de risa pero no podía evitarlo, no es que él no me hubiera besado antes pero las veces anteriores había existido un juego previo al beso y esta vez él lo había hecho en modo de saludo y eso era extrañamente lindo pero incorrecto y malditamente confuso.

—Sabes a café. Me gusta. —Dijo sonriéndome— ¿Hay una taza para mí?

—Evan... que... yo—Dije como estúpida sin lograr conectar una oración.

—Tomare eso como un si—Sonrió y despues entro en la casa rosándome con su pecho.

Lo observe caminar hacia la cocina y perderse tras la puerta, mi corazón comenzó a alterarse cuando vi a mi madre bajar las escaleras mientras peinaba en un moño su cabello, ella me sonrió, cerré la puerta de inmediato.

—Buenos días cariño—dijo sonriendo.

—Bue... Buenos días mamá—ella se detuvo en el último escalón y me lanzo una mirada extraña. —Mamá Ev...

—Sé que Evan está aquí. Lo vi entrar, está bien que lo invitaras a desayunar el me agrada—Dijo sonriendo

¿Invitarlo? Él se invitó por su cuenta. Me quede en silencio, algo me decía que mi madre había visto algo más que Evan entrando, su sonrisa era demasiado exagerada, decidí ignorarla y camine hacia las escaleras.

—Iré por Sebastián—Dije intentando huir.

—Bien yo iré por una taza de café—Dijo sonriendo y casi corrió hacia la cocina.

Rodee mis ojos y subí las escaleras de mala gana, moleste a Sebastián hasta que logre que saliera de la cama. Regrese a la cocina con un Sebastián adormilado que arrastraba sus pies cual zombi, al entrar mamá reía animada con fuertes carcajadas y Evan se le unía mostrando sus encantadores hoyuelos. Los observe de manera extraña, mamá de inmediato llamo a Sebastián y lo sentó junto a ella para dejar libre el lugar junto a Evan, enrojecí con la expresión poco discreta de mi madre. Me senté junto a Evan sin dirigirle una sola mirada. Estaba demasiado avergonzada como para hacerlo pero podía sentir su sonrisa burlona sobre mí.

Diabólica Tentación (¡Hell, Yes!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora