—Eso fue lo que pasó, bueno, al menos el inicio— explicó León.
El inspector Soto sostuvo la mirada del acusado, dudando.
—¿Estás diciéndome que ese anillo que ustedes hurtaron en realidad no era de la anciana?— preguntó.—Ya se lo dije, ese anillo pertenece a mi amigo. Y, okay, sé que entrar en una propiedad privada sin permiso es un delito, pero no pasó nada malo.
—No entiendes, chico. La anciana denunció este episodio como un robo, y yo no puedo dejarlos libres así como así.
—Podemos llegar a un acuerdo con Doña Mildred— propuso León—, cuando nos hicimos pasar por entrevistadores le caímos muy bien, bueno... eso antes de que se diera cuenta de que le habíamos quitado el anillo.
—Mira, yo no tendría ningún problema con eso. Es más, de hecho me ahorrarían trabajo. Sin embargo, no sé si Doña Mildred acep-
—Perdón— interrumpió un hombre desde la puerta de la habitación—. Inspector Soto, la señora Mildred Aedo a decidido no levantar cargos, así que el interrogatorio ya no es necesario.
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León salió de la sala y divisó a sus amigos en una de las esquinas de la oficina policial.
—¿Es verdad lo de Doña Mildred?— preguntó.
—Sí, Claudio movió sus contactos y la anciana no se negó a la gran cantidad de dinero que le ofreció— explicó Machu.
—Yo sigo sin entender cómo es que llegamos aquí— confesó Emilia—. Y ustedes van a explicarme ahora mismo esta situación, porque yo no me creo eso de que la abuela de León sea tan avara y paranoica como para demandarnos y luego arrepentirse por dinero.
—Te vamos a explicar todo, pero no ahora— dijo el mexicano.
—¡¿Por qué no ahora?! Dios, creo que al menos merezco una explicación, antes de que me vaya a buscar Martina necesito una respuesta.
—Chicos, ¿Me dejarían hablar con Emilia a solas?— preguntó Claudio.
—Claro, nosotros ya nos vamos y... este... pase lo que pase, recuerden que cuentan con nosotros.
—Excepto durante nuestro viaje a Italia. Ay, ¿No te hablamos de eso, Claudio?— dijo María Asunción con la intención de recordarle a su amigo el trato que habían cerrado.
—Sí, recuerdo que algo me dijeron. Espero que les vaya bien...
Y dicho eso, la pareja se despidió.
—¿Entonces...?— preguntó Emilia.
—Necesito preguntarte algo, amor. Muy importante, demasiado importante, nunca había preguntado algo tan importante en mi vida y yo-
—Okay, Claudio, calma. Dime de una vez, ¿Qué pasó?
El joven argentino respiró profundo.
—Bueno, quiero que sepas que desde que te conocí, mi vida cambió totalmente— comenzó diciendo—. Sin vos, nada de lo que he logrado en mi vida existiría. Yo estoy enamorado de vos y estoy seguro de que nadie podrá cambiar eso. Emi, estoy seguro de que quiero pasar el resto de mi vida con vos...—Claudio, ¿P-por qué...?
—Pará. Y... quiero que sepas que esta no era la primera opción para pedirte lo que te pediré, tenía un plan fantástico, lo juro, pero al fin y al cabo, eso no es lo importante. Y después de todo lo que pasó en las últimas horas, solo me queda aceptar que este, el día de nuestro aniversario, es único e irremplazable.
—Amor...
Claudio se arrodilló y, de su bolsillo, sacó ese anillo que tantos problemas les había traído.
—Emilia Ruiz— dijo—, ¿Me harías el increíble honor de convertirte en mi esposa?Emilia no sabía cómo reaccionar, porque la felicidad inundaba su alma a tal medida que le era imposible emitir algún sonido. Hasta que por fin, la palabra que había esperado decir toda su vida, salió de su boca.
—Sí. ¡Maldita sea, claro que sí!
Holaa, tengo sueño así que este será un saludo cortito jajaj.Espero que esta historia les haya gustado y ojalá nos leamos pronto (si el tiempo me lo permite).
Los quiero, Tamara.
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Claumilia & Lechu ~ One Shots.
FanfictionPorque siempre nos quedamos con ganas de más. Historias cortas de las parejas de Like la leyenda, que se han robado nuestros corazones.