Claumilia & Lechu ~ One Shots.

El plan parte 2 ~ Claumilia/Lechu

La fiesta ya había comenzado y Claudio tocó el hombro de su amigo.

–Che, ¿Podés bajarle a la música?– preguntó gritando, el ruido de la gente y el alto volumen de la música impedían si quiera el poder hablar.

–¿Qué dijiste?– preguntó Silverio también a los gritos.

–¡Que le bajes a la música!

Entonces el moreno obedeció.

–Eres un aguafiestas.

–Y vos sos un oportunista. Se supone que la fiesta era una excusa para que Emilia viniera a mi casa, ¡Pero vos invitaste a toda la ciudad!– reclamó el argentino al darse cuenta que llegaba y llegaba gente que simplemente jamás había visto en toda su vida.

–Tranqui, bro. Todo va a salir bien. Además, hay que hacer que Emilia se crea esto de la fiesta de verdad.

–¡Es una fiesta de verdad, boludo!

–Shh– lo calló Silverio– Deja de reclamar y mejor ve a recibir a tu invitada especial; Emilia ya llegó.

Acto seguido, le indicó a Claudio la puerta y comprobó que, efectivamente, ella había llegado. Usaba un vestido negro hasta un poco más arriba de la rodilla, tacones y cabello suelto. A Claudio le pareció que se veía hermosa y, sin perder más tiempo, corrió para ir a recibirla. La fase dos del plan acababa de comenzar.

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León y Machu estaban escondidos tras un arbusto.

–No veo nada, wey– se quejó el chico mientras forzaba la vista para lograr divisar cualquier cosa que pudiese.

–Esperame tantito– Machu sacó unos binoculares y los sostuvo sobre sus ojos para ver– ¡Ahí están!

–¿De donde los...?

–¡Qué horribles son los tacones de Isadora!– interrumpió la chica– ¡Parecen sacados de la selva!

–¿Está sentada?

–Se está sentando– explicó la chica, luego volteó hacia León– Ya hablaste con Abel ¿No?

–Sí, sí. Está todo listo.

–Genial, entonces solo falta que...– y cuando volvió a voltear hacia el frente, Machu vio a un desconocido sentado con Isadora– Alto, ¿Y ese quién es?

–¿Quién?– preguntó León confundido. Su novia le pasó los binoculares y pudo ver la escena con sus propios ojos– Esto está mal, se supone que su cita no llegaría.

–Se supone que ni siquiera tenía una cita.

–Maldición– dijo León cuando vio que su hermano acababa de entrar al restaurante y que, por lo tanto, vería a Isadora pasándolo de lo mejor con un tipo– Ya valimos.

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–Hola– dijo Claudio cuando estuvo frente a ella.

–Hola– contestó Emilia sonriendo, a pesar de todo no podía ocultar que amaba que la hubiese invitado– No recordaba que tu casa fuese tan grande.

–Y bueno, odio que sea tan grande. Ahora que somos solo tres en casa casi se hace exagerado– confesó refiriendose a la ida de su padre de la casa.

Emilia iba a contestar cuando fue interrumpida por una chica.

–Tú eres el anfitrión ¿Verdad?– preguntó a Claudio.

–Sí, bueno no, es decir, es mi casa, pero la fiesta la organizó mi amigo.

–Ay, bueno, de todas formas quería decirte que tu casa es increíble– la chica tocó el hombro del argentino y Emilia sintió cómo se le revolvía el estómago– Nos vemos luego– dijo antes de guiñarle un ojo e irse.

Lo único que Emilia quería hacer en ese momento era decirle a esa niña rica que Claudio era suyo, solo de ella. Pero... no podía, por el simple hecho de que no era así.

–Yo... tengo que ir al baño. ¿Me dices dónde está?– preguntó seca.

–Eh, sí. Al fondo a la derecha, como todos los baños del mundo– bromeó el chico sin lograr que Emilia riese ni un poco.

Y cuando ella se fue, sin siquiera mirarlo, supo que quizá su plan no daría mucho resultado.

Continuará...